Capítulo 52

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Jesús Oviedo.

Martes 21 de Marzo. 9.00

Mi hermano sonríe mirándome cuando salgo del baño del hotel y suspiro.

-Hoy por ti. -advierto.
-La terapia te vendrá bien. -asegura.
-¿Nada de alcohol? -pregunto.
-Nada de alcohol, hermano, sabes que te hace mal. -dice dulce.

Miro mi fondo de pantalla pues es una foto suya y sonríe anhelando su aroma, su voz... Anhelándola a ella.

-Esto me hace más daño. -susurro.
-Tú no quieres borrar las fotos. -advierte.
-¡Tu tampoco! -reprocho.
-No me hables de ella. -murmura.

Se me borra la sonrisa, me siento en la cama y me mira con los ojos rojos.

-Ayer la vi, es una de mis trabajadoras y al parecer de las más buenas. -susurra.
-Están aquí. -murmuro.
-No sé dónde está Jess, sólo Eli trabaja en el prostíbulo. -comenta.
-¿Qué pasó entre vosotros ayer? -pregunto.
-Nada, me gritó que la usé y que... Bueno, que me odia. -dice triste.
-Hermano... No sé qué decirte. -susurro.
-Reconquistarla, eso voy a hacer. -asegura.
-¿Cómo? -pregunto.
-Follándomela, tratándola bien, dándole regalos... -dice serio.
-Debo marcharme. -susurro.
-Que te vaya bien, hoy voy a firmar los papeles del apartamento, luego nos vemos aquí y nos marchamos a la nueva casa. -asegura.

Asiento, pillo un taxi para ir al centro de desintoxicación y, una vez frente la puerta, suspiro abriéndola.

-Usted será el señor Oviedo. -pregunta un señor.
-Sí. -digo serio.
-Le presentaré a su terapeuta. -comenta.

Le sigo hasta llegar a una puerta, llama y una voz hace que mi corazón se ponga a mil. Tanto como su rostro como el mío se palidece al vernos, sus ojos recorren mi cuerpo y los míos siguen a los suyos por todo su cuerpo.

-Les dejo a solas. -dice el hombre.

Cierra la puerta, estoy parado, aquí frente a ella sin saber qué hacer y decir ¿qué hago?

La oscuridad de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora