La oscuridad de tus brazos

Capitulo 86

Daniel Oviedo
Viernes 6 de junio. 23.00
°
Froto mi cabeza frustrado, miro a mi hermano, el cual está sentando en el sofá del despacho y asiento.
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-Me la follé. -confieso.
-¿Qué? -pregunta alucinando.
-Que si hermano, se que soy un cabron que ahora Elisabeth lo pasará fatal si se entera y... -me calla.
-¿Con Ruth? -pregunta aún flipando.
-Sí. -murmuro.
-No tienes putas aquí, tienes que acostarte con la más hija de puta ¿sabes que ella irá a decírselo a Elisabeth? -dice obvio.
-No digas eso. -digo serio.
-¿Por qué hermano? Ella te ama aún sin recordarte y te da lo mejor de ella. -reprocha.
-Tengo depresión, estoy desesperado, la mujer que amo no me recuerda, soy un monstruo desde que te hice eso, ella esta amnesica por mi culpa y ahora encima de todo no puedo mantener relaciones con ella. -rompo en llanto.
-¿Cómo llegaste a ella? -pregunta.
-Se me cruzo saliendo de aquí y... Ya está. -sollozo.
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Me abraza muy fuerte, seca mis ojos y baja la mirada la suelo.
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-Habla con ella, cuéntaselo tu antes que se entere por otros labios. -aconseja.
-No quiero que me pase como os sucedió a vosotros. -murmura.
-Has fallado y debes saber como afrontar el error. -dice serio.
-No puedo afrontarlo, no puedo perderla. -me mira.
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Un guardia llama a la puerta acompañado de Ruth, ella rie y frunzo el ceño secando mis ojos.
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-Dejala pasar pero quédese en la puerta, fuera, le avisaremos si es necesario. -le ordeno al guardia.
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Ella rie cuando cierra la puerta, Jesús cruza sus piernas y ella me mira.
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-¿Qué gracia le haría a Elisabeth enterarse que hemos follado? -amenaza.
-Callate la boca. -digo frío.
-Pues no me denuncies. -advierte.
-¿Qué? -comenta Jesús confundido.
-Tú sólo averiguaras el por qué digo esto. -dice seria.
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En solo cuestión de segundos la agarro de la camiseta furioso.
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-Fuiste tú la que le dió el botellazo a Elisabeth. -acuso.