Capítulo 55

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Jesús Oviedo.

Martes 28 de Marzo. 8.00

Escucho a mi hermano cantar en la ducha, suspiro abriendo los ojos y me pongo en pie de camino a la cocina pues debo desayunar para poder ir a terapia. Mi hermano baja, sonrío al verlo tan activo y meneo la cabeza.

-¿Por qué tan feliz? -pregunto.
-La tregua de Elisabeth, esa prueba de dejar mimarla y cuidarla como quiera pero sin sexo me está saliendo genial. -dice emocionado.
-En nada volvéis, seguro, me alegro muchísimo. -susurro.
-¿Qué tal con...? -pregunta más cortado.
-Nada, simplemente es mi terapéutica. -comento.
-Intenta hablar con ella, pídele cenar o algo, me dijiste que fue muy dulce. -comenta.
-Lo fue pero sigue siendo solamente mi doctora. -digo.
-Doctora la cual amas, te has follado más de dos veces y, para colmo, extrabajadora tuya. -advierte.
-¡Déjame! Ya veré qué hago, mucho me cuesta pensar sin alcohol. -protesto.

Me ducho, arreglo y peino en menos de media hora y pillo un taxi para llegar a tiempo.

Jessica Jackson.

Preparo la terapia de hoy hasta que llaman a la puerta, veo a mi jefe, el cual se sorprende por mi atuendo.

-¿Por qué tanto arreglo? -pregunta.
-Simplemente me he dejado el pelo suelto y cambiado a una camisa, no más señor, eso no influye en mi trabajo. -comento con respeto.
-Una cuestión sobre este paciente.... Jesús Oviedo. -dice.
-Usted dirá. -alzo una ceja.
-Como ya me dijo que se conocían, sé que usted es una mujer muy trabajadora, inteligente y centrada, pero es necesario que le diga un par de condiciones que jamás deben pasar. -comenta.
-Dígame, señor. -me pongo nerviosa.
-No podéis mantener relaciones sexuales, nada sentimental, evitar las relaciones externas. -comenta.
-No verlo más allá de estas paredes. -concreto.
-Sí, señorita, esto es con todas sus compañeras pero recalco en este caso. -comenta.

Llaman a la puerta viéndose a Jesús abriéndola.

-Les dejo solos. -comenta ese hombre.

Sale del despacho, Jesús toma asiento frente a mi y sonrío dulce.

-¿Cómo te sientes? -pregunto.
-Contigo delante, genial. -murmura con voz ronca.

Va a ser mucho más complicado de lo que imaginaba.

La oscuridad de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora