Capitulo 112

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Jessica Jackson.
Lunes 17 de enero. 9.00
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Abro los ojos viendo a Jesús con la bebé en brazos, muerdo mi labio sonriendo y me pongo en pie.
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-Buenos días, bonito. -le beso.
-Buenos días. -dice algo seco.
-¿Cariño? -pregunto confundida.
-Tenemos que hablar. -deja a la bebé en la cuna.
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Suspira agitando su cabeza y se sienta en la cama mientras yo me quedo en pie espectante.
~
-¿Cuanto tiempo se va a quedar? -pregunta.
-¿Elisabeth? -pregunto seria.
-Sí. -responde.
-El que necesite. -aseguro.
-Jessica, ahora somos una familia y ella... Joder, entiendo su situación pero nosotros también tenemos una relación recién arreglada que debemos llevar, una bebe... -explica.
-Pareces un egoísta. -reprocho.
-Egoísta no, realista. -dice serio.
-Ella es mi amiga, le han echado a la calle y necesita un lugar donde vivir hasta que se recupere, tiene amnesia y no recuerda ni como trabajar ¿como quieres que la deje en la calle? -digo enfadada.
-Jessica... Pero nosotros. -murmura.
-Piensalo mejor. -salgo de la habitación.
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Veo a Elisabeth en la cocina, bebe agua, se le nota muy débil, cosa que me preocupa.
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-Ahora hay que levantar cabeza amiga. -agarro su brazo.
-No quiero molestar. -susurra.
-No molestas. -confirmo.
-Jesus tiene razón. -dice triste.
-Tia pero... -me frena.
-Voy a buscar trabajo, me pagaré un alquiler y me marcharé, de verdad tia, dame unos meses. -suplica.
-El tiempo que necesites. -susurro.
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Jesus sale de la habitación con la bebé en brazos, llaman a la puerta y no le dejo pasar pues es Daniel.
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Elisabeth Gómez
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-Solo quería saber como ha pasado la noche. -su voz rota me mata.
-Bien Daniel, largate. -dice seria.
-Nena... Toma, lo compré para ti. -muestra una caja.
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Aparto la mirada, le suplica a Jess que me de la cajita y la agarra.
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-Cualquier cosa, allí está toda tu ropa, tus cosas de aseo... no pienso moverlas de su sitio. -dice con las lágrimas en los ojos.
-Marchate Dani, es mejor que olvides que Elisabeth existe. -dice Jess.
~
Jesus se levanta del sofá dejando a la bebé en la cuna que tienen ahí, lo abraza y Daniel rompe en llanto haciendo que corra a la habitación.
Tras cinco minutos Jess me abre la puerta y me da la cajita.
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-Tal vez la quieres. -dice dulce.
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La abro viendo unos zapatitos de bebe, seco mis ojos sonriendo y mi corazón se encoje al leer la nota: "no le hables jamás del monstruo que tiene por padre, tu eres maravillosa y puedes con esto. Siempre me tendrás y estoy dispuesto a todo por intentar crear esa familia a tu lado, ojalá conmigo pronto bebé, te amo, Daniel Oviedo"

La oscuridad de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora