La oscuridad de tus brazos

Capítulo 19

Elisabeth Gómez.
Viernes 3 de Marzo. 17.00
°
Camino encendiendo mi cigarro por una vacía calle para después llegar un parque lleno de niños a un lado y cafeterías al otro. Bajo la mirada sintiendo el vacío que llevo sintiendo desde que me marché de casa por culpa de mi madre y freno en seco concentrandome en no llorar.
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-Olvídate de ese bebé.
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Recuerdo cuando recibí la noticia, un capullo me dejó embaraza y yo, una cría que no sabía que hacer se lo cuenta a su madre con esperanza, que ilusa fui. Mi propia madre me tiró porblas escaleras de mi cas haciendo que perdiera a mi bebé, a la única cosa que estba decidida a tener y críar bajo mi pecho.
Continuo mi camino hasta que caigo al suelo al chocar con un hombre.
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-Disculpe señorita. -dice Oviedo.
-Señor Oviedo, soy yo, Eli. -rio poniendome en pie.
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El hombre me mira desconcertado, niega rotundamente y rie.
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-Me confundes con mi hermano, Jesús. -dice seguro.
-¿Hermano? ¿Se llama Jesús? -pregunto extrañada.
-Exacto. -dice dulce.
-Es un broma. -aseguro.
-No lo es. -dice sonriendo.
-Pues... Disculpe, no miraba por donde iba. -digo dulce.
-¿Eres una trabajadora de él o algo? -pregunta serio.
-Sí... -me avergüenzo.
-¿Eres arquitecta o prostituta? -pregunta directo.
-Dejeme en paz. -digo nerviosa.
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Se disculpa pues ha sido muy grosero y me sorprende su actitud tan dulce.
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-Es usted preciosa. -alaga.
-Gracias, y soy prostituta. -le hago reír por mi tono de voz.
-Daniel. -muerde su labio.
-Elisabeth. -digo dulce.
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Mira su teléfono y encoje sus hombros.
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-Necesito hablar contigo en otro momento sobre mi hermano, porfavor. -suplica.
-No creo que al señor eso no le gustará... -murmuro.
-Porfavor. -suplica.
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Me da su número de teléfono, sonrie satisfecho y mira la hora.
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-Me debo marchar, un placer conocerla Elisabeth. -agarra mi mano.
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La marca con esos gruesos y rosados labios para después de ponerse las gafas de sol, marcharse.