Capitulo 102

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Elisabeth Gómez.
Sábado 11 de enero. 19.00
°
Suspira nervioso, baja sus húmedos besos a mi cuello y niega con la cabeza.
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-No, no me da razón para hablarte así. -responde en un murmuro.
-Daniel... -mi voz ronca juega una mala pasada.
-Perdón. -suplica.
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Encojo mis hombros algo desinteresada, el curva sus labios sonriendo y agarra el botellín de cerveza.
Los pasa suavemente sobre la zona de mis pechos activando mis pezones, ellos reaccionan al momento ante el frío cristal y me hace beber. La deja sobre la encimera y besa mis labios.
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-Se que no debo tratarte así y debo ganarme tu perdón. -se agacha suavemente..
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Me apoyo contra la encimera cuando escucho sus rodillas impactar suavemente con el suelo, muerdo mi labio y acarició su nuca.
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-Hemos follado hace nada. -digo riendo.
-No vamos a follar. -dice con voz ronca bajando mi pantalón.
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Relame sus labios mientras desliza mis bragas hasta los tobillos, no llega a desvestirme completamente, tan solo me baja los pantalones y bragas.
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-¿Entonces? ¿Qué vamos a hacer? -susurro.
-Voy a ganarme tu perdón. -besa mi cadera.
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Siento su lengua dentro de mi elevandome levemente del suelo, me aferro a la encimera y gimo.
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-Daniel. -gimoteo.
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Sus manos toman mi trasero pegandome mucho más a él, cierro los ojos mordiendome el labio y masajeo mis senos una vez siento sus ojos sobre mi cuerpo desde ahí abajo.
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-Cariño. -murmuro.
-No hables, solo quiero que gimas y grites. -asegura.
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Mete su cabeza por mi camiseta introduciendo dos dedos dentro de mi y muerde mis senos.
Me acabo sentando sobre la encimera, me quito la camiseta y me besa suavemente.
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-Daniel.... -gimo frustrada por ese suave beso.
-Estás a punto mi muñeca. -asegura.
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Gimo su nombre, clavo las uñas en su espalda y vuelve a agacharse hasta mi sexo:quiere que me corra en sus labios.
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-Correte para mi bebe, ambos sabemos que estas a punto. -murmura.
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Grito su nombre en cuanto su lengua me roza y sonrie satisfecho.
Me toma las piernas acercandome a él y me besa tan potente como antes deseaba.
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-Los vecinos deben de estar asombrados de tus gritos tan preciosos. -murmura acomodandome el cabello.
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Sus ojos brillan y su sonrisa me deslumbra; este es mi hombre enamorado.
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-Que vergüenza, cariño. -digo riendo.
-Que me tengan envidia, yo tengo a la mujer mas hermosa del mundo. -asegura.

La oscuridad de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora