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—Ay, qué lindo es. — chilló de ternura Jaemin, viendo al felino de pelaje castaño a sus pies y acariciándolo con parsimonia, mientras su colita se movía en señal de emoción.

—Yah, Jae, déjalo. — dijo su dueño, Jeno, intentando alejar al curioso cachorro del animal más pequeño. —Lo asustas.

Jaemin hizo un puchero. —Pero Nono~, quiero jugar con él~ — pidió intentando escaparse de los brazos del rubio, cosa que no logró ya que éste lo tenía apresado de la cintura. —Déjame~ porfis~

—No, míralo, está asustado. — indicó el mayor, apuntando al animalito.

El gatito de no más de siete meses se escondía detrás del sofá en el que Mark estaba viéndolos con aburrimiento. Esos dos hacían cosas así cada que podían, así que estaba más que acostumbrado.

—¡Jeno~! ¡D-déjame~!

—Nope. — dijo mientras seguía haciéndole cosquillas al otro. Aunque se detuvieron al escuchar la voz del canadiense.

—Ustedes dos, suficiente. — sentenció Mark cansado (bueno, no así, sólo estaba aburrido de ver la miel de esos dos), y se acercó a la pared cerca del sofá, intentando sacar al gato de su escondite. —Agh, jodida mierda. — dijo cuando recibió un arañazo, seguido de un bufido del animal.

—No maldigas, Nana está aquí. — Jeno lo miró con mala cara, tapando las orejitas de Jaemin con sus manos.

—¡Me rasguñó! — exclamó el canadiense indignado.

—Hyung, acabamos de traerlo, es normal que actúe así. — habló Jaemin, en lo que Jeno iba a buscar el botiquín para tratar el corte la mano del mayor de los tres. —Lo digo porque yo me comporté así el primer día en casa de Nono.

—Cierto. — secundó Jeno, acercándose con el botiquín. —No fue tan extremo como una mordida, pero si varios rasguños y una que otra cosa rota. — dijo viendo con burla a Jaemin, quién se sonrojó un poco ante el recuerdo, aún con un poco de culpa. Jeno pasó a su lado sacudiendo su cabello (en señal de que no se preocupara) y extendió su mano al canadiense cuando la estuvo frente al mismo. —Dame tu mano.

Mark se la tendió, viendo con recelo al minino, que lo miraba desde su escondite.

Cuando Jeno terminó de curar el pequeño corte, él y Jaemin salieron del departamento diciendo que volverían otro día, tal vez mañana, dejando solos a Mark y a su nueva mascota.

Fuera del departamento, Jaemin vio un poco preocupado a su rubio dueño.

—¿Mark lo sabe? — se dirigió al rubio, quién volvió a verlo con una sonrisa, negando.

—Dejemos que se dé cuenta por sí sólo. De todas maneras, si necesita ayuda con eso, le dije yo podría hacerlo.

Jaemin hizo un falso puchero. —Eres malo, Nono. — reclamó con voz infantil.

—Me amas. — sonrió el rubio, dejando un pico en los labios contrarios.

Por su parte, Mark se acercó al que parecía el hogar del animal (esta vez dejando cierta distancia, claro, no quería parecer coladera), y lo observó fijamente, tal cual el gatito lo hacía.

Intentó llamarlo varias veces, fracasando, obviamente. Así que se rindió (por el momento) y fue a la cocina-comedor para luego regresar a la sala y dejarle un plato con comida y otro con agua al gatito. Luego fue a cenar para después ir a dormir.

No sabía que tener una mascota iba a ser así...

O por lo menos, hasta ahora no era lo que esperaba.

Pero lo que Mark no sabía, era que ese minino le traería muchas sorpresas.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora