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—¡Mark!

El canadiense detuvo su andar, mirando a su alrededor para ver de dónde provenía la voz que le había llamado. Se quedó ahí al notar que era Kun acercándose, junto a un chico que desconocía, pero suponía que era el tan mencionado Yangyang.

Cuando estuvieron cerca de él, el mayor de los tres se tomó un tiempo para recuperar el aliento, antes de sonreírle al canadiense. —Qué bueno que te encuentro— jadeó, enderezándose. Le extendió una mano al chico castaño, quien buscó algo de su mochila antes de entregárselo—. ¿Puedes darle esto a Hyunjin?— pidió, extendiéndole lo que parecía ser un paquete con algo que desconocía dentro—. Sé que viven cerca, y tengo algo de prisa como para ir yo.

Mark asintió, tomando la caja mediana y regalándole una sonrisa al chino. —Por supuesto, hyung. Yo me encargo.

Kun sonrió agradecido, tomando la mano del otro chico, despidiéndose y comenzando a alejarse. El rubio pareció recordar algo, ya que se detuvo y se giró para volver a mirarle. —Por cierto, él es Yangyang, mi pareja.

Mark asintió, todavía sonriendo, viendo al chico golpear el hombro del mayor, notablemente avergonzado. Se dio vuelta y siguió con su camino hacia el departamento.

Fue detenido por otra voz llamándole a pocos metros. —¡Mark Lee!

Esta vez se giró algo extrañado. Nadie solía llamarle por su nombre completo, a excepción de su madre cuando se hallaba enfadada por algo que hizo y le daría una reprimenda de primera. Mas cobró sentido al encontrarse con Changbin, quien le saludaba con la mano amistosamente mientras se acercaba.

Espero a que le alcanzara para seguir caminando. —¿Vas hacia el edificio?— preguntó el más bajito. Asintió—. Genial. Me va de maravilla para no andar solo— Mark soltó una risita, comprendiendo a lo que se refería—. Por cierto, probablemente ni te importe, pero al final sí terminamos adoptando.

De inmediato, su atención se centró totalmente en el azabache. —¿De verdad?

Changbin asintió, sacando su teléfono del bolsillo de sus pantalones. —Se llama Seungmin— dijo, mostrándole la foto de un cachorro de pelaje castaño con manchas negras—. Es bastante mono, ¿no?

Cuando llegaron su respectivo piso, descubrió que ellos dos eran vecinos suyos, siendo que se detuvieron en la puerta que estaba antes de llegar a la de Chanyeol. ¿Cómo es que no se había dado cuenta?

Changbin le dio vuelta a la llave, ya que le había ofrecido mostrarle al tierno cachorro en persona. Mark estuvo a punto de olvidar la extrañeza de ese par. Casi. ¿Por qué?

Bueno, no todos los días te encontrabas con un chico escondiéndose tras el sofá, una coladera en su cabeza tal cual casco y un sartén en sus manos, listo para atacar.

—¿Qué se supone que haces?— preguntó Seo, arqueando una ceja hacia su novio, aunque no parecía sorprendido. Felix, al escuchar la voz del pelinegro, dejó su escondite tras el sofá más grande para acercarse rápidamente a ellos.

—¡Changbin! Qué bueno que llegas— saludó con una sonrisa, dejando un besito en la mejilla del más bajo—. Oh, hola, Mark.

—Sí, sí— interrumpió Changbin—. ¿Me puedes decir por qué tienes una jodida coladera en la cabeza?

—Ah, esto— murmuró el pecoso, quitando el utensilio—. No te vas a creer lo que pasó.

Changbin rodó los ojos. Comenzaba a impacientarse. —Si no me dices no lo sabré, idiota. Y deja ese sartén en su lugar— masculló, quitándole el objeto y amenazando con darle un buen golpe. Felix ni se inmutó—. ¿Dónde está Seungmin?

—Eh... Eso es precisamente lo que no me creerás— murmuró—. Seungmin.

Ciertamente, Changbin no se esperaba que en lugar de la bolita de pelos que habían llevado a casa, apareciera un chico aparentemente más alto que él, llevando orejas y cola parecidas a la de un perro.

—¿Quién es este?— susurró, inspeccionando al chico—. Felix, ¿por qué hay un cosplayer en nuestro departamento?

Mark soltó una risita, siendo simplemente un expectador. ¿De verdad Changbin no era consciente de lo que pasaba?

Felix rió, para después hacer una mueca. —Él es Seungmin.

Changbin parpadeó, incrédulo. —¿Qué?

—¿Por qué no me dijiste que iba a ser tan idiota?— masculló el cachorro, haciendo un gesto de disgusto—. De saberlo no habría dejado que me trajera, cielos.

—Sólo es algo lento, déjalo— respondió el pecoso, pasando un brazo por los hombros del más alto.

—Idiota— el híbrido asintió.

Mark decidió salir de ahí en silencio, dejando que el bajito saliera de su shock momentáneo.

De todas maneras, incluso él se lo esperaba.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora