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Pasaron minutos en los que solamente se podía escuchar el tranquilo mover de las hojas debido al viento, acompañado de las respiraciones de ambos. Donghyuck esperaba pacientemente a que Mark hablase (si es que iba a hacerlo), observando como el humano colocaba las flores en su respectivo lugar sin decir palabra.

El mayor se levantó, sacudiendo las manos y mirando hacia el nombre en la lápida con nostalgia. La opresión en su pecho no se iba. —Conocí a Seulgi cuando tenía quince años. Fue el típico cliché de la chica nueva a la cual un tipo le tira todas sus pertenencias al chocar accidentalmente. Con la única diferencia de que yo fui quién cayó al suelo al chocar con ella— soltó una risita, la escena tan vívida en su memoria, como si hubiese pasado el día anterior—. Naturalmente, nos hicimos amigos y éramos prácticamente inseparables— suspiró. Donghyuck escuchaba atento, sin querer interrumpir el relato—. Y, como todos nuestros amigos más cercanos pensaron, el cariño fraternal pasó a ser algo más con el paso de los días. Incluso apostaron sobre ello— rió. Eso le recordaba bastante a las personas con las que convivía actualmente.

»—Las cosas iban de maravilla. Estábamos experimentando el primer amor, y eso obviamente nos emocionaba. Pese a que teníamos que mantenerlo oculto porque mi madre era muchísimo más complicada que ahora en ese entonces, éramos felices. Saliendo a escondidas, quedándonos en vela hablando de trivialidades, escondiéndome en su casa cuando Yeri se ponía de pesada... Realmente fui feliz— sonrió, sus ojos brillantes debido a las lágrimas que comenzaban a aparecer—. Pero lo bueno no dura para siempre.

»—Como cualquier pareja, obviamente teníamos nuestras diferencias, pero sabíamos arreglar las cosas. Ese día... no sé qué me ocurrió. Ni siquiera puedo recordar la razón por la que me enojé tanto...— masculló, mirando a Donghyuck de soslayo, quien lo miraba de vuelta, todavía atento—. Yo estaba en casa de Jeno cuando sus padres llamaron para avisarme. Al parecer venía demasiado distraída, hay conductores irresponsables y... Ya puedes imaginar lo que ocurrió.

Donghyuck asintió, aturdido, acercándose al canadiense para tomar su mano y dar un suave apretón, demostrándole su apoyo con ese simple y casi imperceptible gesto. No sabía qué decir, no se esperaba nada de eso. ¿Quizá Mark se sentía culpable?

—Estuve en estado de shock incluso mientras estábamos aquí— se mordió el labio, soltando un suspiro tembloroso mientras el gentil agarre de la mano de Donghyuck le animaba a continuar—. No podía creerlo. No quería creerlo. Quería que se tratara de un mal sueño, uno del que despertaría asustado, pero aún así con ella a mi lado. Sin embargo, viendo a sus padres llorar tan desconsoladamente mientras le enterraban... Fue lo que hizo que me diera cuenta de que no estaría más aquí. No más tardes de películas, no más excusas baratas para vernos a escondidas de mi madre, nada... Y aunque Jeno, Yuta e incluso su misma madre me dijeron lo contrario— se detuvo un momento, tragando y apoyando la cabeza en el hombro del híbrido, con voz gangosa—, creo fervientemente que es mi culpa. Si yo la hubiera escuchado, si no me hubiera molestado por una estupidez, ella estaría aquí, conmigo. Seríamos felices, seríamos nosotros dos contra el mundo. Porque sé que ella venía a disculparse por algo que no era su culpa, y eso es lo que más me molesta.

Donghyuck tragó, sin palabras. ¿Eso significaba que él era...? No, no. No debía pensar cosas negativas. Mark estaba diciéndole esto porque eran algo y confiaba en él, ¿cierto? Ya habían pasado muchas cosas... No podía.

—Pero, por otro lado, si esto no hubiese pasado, no te habría conocido— continuó, encarándolo con una sonrisa, acunando su rostro con sus manos—. Puede sonar horrible, pero también creo que las cosas pasan por algo. Y, por si llegaste a pensarlo, no eres un reemplazo ni nada parecido. Mi relación con Seulgi fue una de las mejores experiencias que un adolescente de dieciséis años pudo haber tenido, y la sigo extrañando, pero todo fue en su momento— acarició las sonrojadas mejillas con cariño, dejando un beso en la pequeña nariz antes de soltarlo y tomar en su lugar la mano libre del moreno—. Llegaste en el momento menos esperado, iluminando la oscuridad en la que estaba sumido, siendo el pequeño rayo de luz que estuve ansiando ver sin ser consciente de ello. Eras lo que necesitaba para poder seguir, y estoy muy agradecido por haberte encontrado. Te traje aquí por eso, quería presentarle a mi primer amor a quien definitivamente es el amor de mi vida— soltó una risita, apretando una de las mejillas sonrosadas.

»—Por esas mismas razones, tengo algo más que mostrarte— sonrió con nerviosismo, dándole una última mirada a la lápida, sabiendo que eso era lo que ella habría querido y que estaría orgullosa de él—. ¿Vamos?

Donghyuck le devolvió la sonrisa, asintiendo, la presión en su pecho finalmente aligerándose, cualquier duda acerca de su relación con Mark, por más pequeña que fuera, desapareciendo. —Vamos.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora