🍉; O46.

833 121 3
                                        

Jeno se apresuró a abrir la puerta cuando escuchó que alguien llamaba. Mark solamente le miró desde su posición en el sofá, sin siquiera mover un músculo. Y comprendía sus razones. No había dormido en toda la noche debido a la preocupación, y a duras penas había comido, gracias a él, porque prácticamente le obligó a hacerlo.

—¿Averiguaron algo?— preguntó en cuanto abrió, sabiendo muy bien que se trataría de las personitas que les estaban ayudando en la búsqueda.

Minho negó con pesar, soltando un suspiro y entrando al departamento, seguido de los demás. Mark, al verles entrar, se reincorporó de inmediato, expectante.

—Buscamos por todo los alrededores, nadie ha visto nada— murmuró Felix haciendo una mueca—. Les hemos mostrado la foto y todo, pero...

Mark se desanimó notablemente ante esto, volviendo a recostarse en el sofá y cubriéndose el rostro con las manos, frotándolo en un intento de calmarse.

—¿Y si le hicieron algo?— preguntó en voz baja, captando la mirada de los demás. Los demás se alarmaron al ver los ojos acuosos del canadiense, mismo que intentaba no romper en llanto frente a tantas personas—. ¿Y si se lo llevaron lejos? No sabría que hacer si le perdiera, Jeno, no podría soportarlo, no otra vez... Yo-

Se vio interrumpido por los brazos de Lee rodeándolo en un apretado abrazo. —No fue tu culpa, ¿cuántas veces tengo que decírtelo?— susurró para que sólo él le escuchara.

Mark tragó, siéndole difícil por el inminente nudo que le impedía incluso hablar con normalidad. —No sabría que hacer si pierdo a Donghyuck, Jen...

—Ya, ya— arrulló, apartando las pocas lágrimas que habían descendido por sus mejillas con sus pulgares—. Estará bien, ¿sí? Vamos a encontrarlo, cueste lo que cueste.

Los demás miraban la escena sin decir nada. De todas maneras, ¿qué se supone que podrían decir? El único que había pasado por algo similar era Hyunjin, pero Jeno le se le había adelantado.

—Uh, no me creerán quién está aquí— habló Felix, apareciendo desde la entrada con una brillante sonrisa, sus brazos sospechosamente tras su espalda.

—Felix, no estamos para bromas— advirtió Changbin, señalándole con un dedo.

—No lo es. Al menos no esta vez— se quejó haciendo un puchero—. Bueno, al punto. Adivinen quién está aquí— todos le miraron, espectantes. Mark sintió como el alma le volvía al cuerpo cuando vio a la bolita de pelos castaña sobre los brazos del australiano.

—¡Haechan!— exclamó, incorporándose con clara emoción. El minino maulló, bajando de los brazos del pecoso y corriendo hacia él. Donghyuck de inmediato cambió, y el canadiense no esperó para rodearlo con sus brazos.

—Makku...— murmuró el moreno, apartando el rostro de su dueño para poder ver cómo estaba. Una mueca de preocupación se instaló en sus labios al verle, para luego echar un vistazo a su alrededor—. Al menos no inundaste el departamento. Me gusta vivir aquí— Mark rió. Al escuchar el característico sonido, Donghyuck lo miró a los ojos, notando lo brillantes que estos estaban—. Ay no, ¿vas a llorar?— se lamentó, acercándose más al rostro del canadiense—. No llores, porque me harás llorar a mí y... Ya estás llorando. Eres una nena.

Mark sorbió, todavía sonriendo. No podía apartar su vista del rostro del moreno. Apenas había pasado menos de un día, pero él lo sintió como una eternidad. Un completo martirio, pese a que el felino a veces podía ser un poco —demasiado— molesto. —Creí que jamás te volvería a ver.

El minino chasqueó la lengua, negando, igualmente con una sonrisa. Sus ojitos también estaban brillantes. —Desde ya te advierto que va a costarte mucho si quieres deshacerte de mí, Makku.

Mark negó, frotando sus narices con cariño. —No es como si fuera a hacerlo de todos modos— repitió el gesto, provocando el ronroneo gustoso de parte del minino.

—Tan cursi, ugh— se quejó Jaemin, haciendo una fingida mueca de asco. La realidad era que por dentro estaba saltando de la felicidad. Ya no tendrían que cuidar de un Mark depresivo, al menos—. Busquen una habitación. O mejor, aprovechemos ahora que estamos todos— los demás le miraron sin entender—. ¿Chan o Woojin?

Donghyuck se giró, dándole una mirada molesta. —¿Alguna vez cierras el pico?

Jaemin estuvo a nada de responder, pero se vio interrumpido por la alegre voz del menor de todos ellos. —¡Sunnie!

Luego de eso, todo fue felicidad y sonrisas. Los chicos estaban aliviados al ver a Mark finalmente sonriendo como antes, no en el deplorable estado en el que estuvo durante este período de tiempo. Ahí fue donde Jeno se dio cuenta de lo importante que era el felino para su amigo, y se felicitó mentalmente por haberle convencido de adoptar una mascota.

Realmente le había hecho bien.

—Por cierto, ¿quiénes son ellos?— habló Woojin, señalando a los dos desconocidos que miraban la escena desde la entrada. Mark frunció el ceño, dándoles un vistazo antes de mirar a su gatito, esperando una respuesta.

Donghyuck sonrió, devolviéndole el gesto a su hermano, quien le saludó desde donde estaba. —Es una larga historia.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora