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La primera vez que Jeongin despertó en la madrugada debido a las pesadillas que le atacaban, Hyunjin realmente no supo qué hacer. Apenas habían pasado un par de días desde que lo llevó al departamento cuando sucedió, alarmándose y convirtiéndose en un manojo de nervios al ver al pequeño sollozar y temblar bajo las sábanas, repitiendo lo que pudo percibir como dos nombres. Mina y Yonghee.

No tenía ni la más mínima idea de quiénes eran, pero suponía que debió suceder algo malo que los involucraba como para que el cánido tuviese pesadillas. Luego de un par de minutos pensó en algo, sintiéndose aliviado al ver que había logrado tranquilizarlo, e incluso se había quedado dormido entre sus brazos.

Jeongin no entendía porqué las pesadillas habían vuelto, si dejó de tenerlas desde que conoció a Donghyuck. Una parte de él suponía que era porque con el felino se sentía seguro, y ahora no estaba más junto a él. Nunca lo sabría. Lo único que quería era que se fueran, que se detuvieran y finalmente le dejaran dormir en paz. Sumado a eso, también estaba el vacío que sentía al no tener al minino a su lado, mismo que le dio tanto cariño desde que se conocieron.

Cuando Hyunjin le pidió que le explicara, no se lo pensó mucho antes de hacerlo. El alto se sorprendió al saber porqué no quería dejar al gatito atrás, pareciéndole noble y sintiéndose algo triste por haber provocado su separación. Con eso en mente, le prometió a su pequeño que algún día encontrarían a esas personas, costase lo que costase, con lo que Jeongin se quedó un poco más tranquilo. Por algún extraño motivo, confiaba plenamente en el humano.

Luego de un tiempo las pesadillas desaparecieron, y, aunque Jeongin siempre pensaba en su querido hyung, confiaba en las palabras de su dueño y sabía que algún día le encontrarían.

Y su deseo se cumplió. No habían encontrado a Donghyuck aún, pero se sintió feliz en demasía cuando Hyunjin le dijo que tenía una sorpresa para él. Jeongin al principio se sintió confundido cuando le llevó a lo que parecía ser una cafetería algo alejada del edificio en el que vivían, M.I.A, pero comprendió todo una vez le explicó que ahí híbridos y humanos convivían por igual, incluso llegando a emplear a algunos. Aún más luego de que lo llevara con Jinyoung, el dueño de la cafetería, y también quien había rescatado a Mina y a Yonghee.

Hyunjin supo que había hecho lo correcto al ver la forma en la que la expresión ansiosa de su pequeño se iluminó, lanzándose directamente a los brazos de aquellos dos, hecho un mar de lágrimas, pero esta vez de felicidad. Le alegraba en demasía que ellos dos estuvieran bien. Ambos chicos rieron cuando el pequeño zorro los analizó detenidamente, en busca de alguna herida.

—Estamos bien, Innie— tranquilizó Mina entre risas. No podía evitar estar igual o más feliz que el cánido, pues el pequeño tampoco había podido abandonar sus pensamientos desde aquel fatídico día. Afortunadamente, la bala que le había impactado no pasó más allá, y ahora no tenía más que prácticamente imperceptible cicatriz, a diferencia de Yonghee, quien tenía una cicatriz en una de sus cejas, que no le quitaba su encanto natural y hasta lo hacía ver más atractivo de lo que ya era. Maldito suertudo, fue lo que dijo Mina al percatarse de ello.

El resto de la tarde se la pasó ahí, en M.I.A, dejando que su pequeño recuperara el tiempo perdido con aquellos dos. No puedo evitar sonreír al dejarlos a solas, escuchando la felicidad que teñía la bonita voz de su pequeño. Aprovecharía para molestar a Chan durante su turno, ya más tranquilo, y sabiendo que las cosas irían para mejor.

O quizás no.

—Está aquí. ¿Qué hago ahora? ... Entendido.

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Las pesadillas se habían ido, para completo alivio de Hyunjin y Jeongin. El alto todavía podía recordar la bolita de felicidad y energía en la que el cánido se había convertido después de la pequeña visita, agradeciéndole una y otra y otra vez cuando salieron, y ahora iban a la cafetería cada que podían. Hyunjin sintió un cambio en la actitud de su pequeño desde ese día, quedando solamente el recuerdo de lo tímido que estuvo durante los primeros días de estadía en su hogar. Nada quedaba del Jeongin que despertaba por las noches, asustado hasta de dejarle acercarse cuando quería tranquilizarlo, y eso ponía a Hwang más que feliz.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora