Minho estaba aburrido.
O bueno, no sabía si en verdad era aburrimiento o cansancio. Atender las actividades de la universidad en conjunto con los asuntos de la agencia no era algo sencillo. Mucho menos cuando eras padre de tres bolitas de pelo.
—Ah, parece que alguien me extrañó— exhaló con una sonrisa apenas los tres felinos corrieron hacia él en cuanto escucharon la puerta cerrarse. Se agachó, encargándose de mimar a cada uno a como era debido bajo la atenta mirada del rubio.
Chan sonrió viendo la escena. —Ellos te quieren mucho.
Minho no dijo nada, totalmente concentrado en sus tres adoraciones. No importaba cuán cansado se sintiera, ver a Soonie, Doongie y Dori definitivamente era lo único que realmente disfrutaba de su rutina diaria. Es decir, no es como si hacer misiones no fuera divertido, pero tampoco podía comparar.
Había decidido dejarlos en el apartamento de Chan porque en el edificio en el que vivía actualmente no permitían mascotas. Por eso, y porque era la única persona en la que confiaría para cuidarlos si es que él no estaba. Aunque tenía planeado mudarse hacia uno que le habían recomendado y en el que sus bebitos sí estaban permitidos apenas pudiera.
Tras haber jugado un rato con ellos y haberse despedido del mayor, salió del departamento, donde un muy impaciente Hyunjin le esperaba.
—Vaya, podrías haber tardado menos— se quejó el menor, ambos dirigiéndose hacia el elevador. No les apetecía bajar tres pisos por las escaleras ese día. Hyunjin podía notar que Lee estaba un poco más cansado de lo usual. Ese día los profesores se habían coordinado para ser unos completos hijos de sus mamis, y sumado al empleo de medio tiempo que ambos tenían en la cafetería... No entendía cómo es que Hwang se veía tan fresco al día siguiente.
—Claro, como tú tienes a Jeongin en tu departamento— replicó el mayor con ironía.
Hyunjin chasqueó la lengua. —No debí mencionarlo ¿cierto?— Minho asintió, bostezando, sus párpados luchando por no cerrarse. El pelinegro hizo una mueca, preocupado—. Hyung, ¿por qué simplemente no lo dejas? Nosotros podríamos-
—Ya hemos hablado de esto— lo cortó con expresión dura—. No necesito su ayuda. Esto es asunto meramente mío.
—Pero hyung...— el alto se detuvo, provocando que Minho también se detuviera—. Esto te hace mal. Mi padre dijo que-
—Necesito que ustedes me entiendan— volvió a interrumpir—. No puedo dejar que ustedes me ayuden.
Hyunjin suspiró, decidiendo dejarle por ese día. No se veía con ánimos ni para discutir. Aunque él se aseguraría de convencerlo. En cambio, se puso de espaldas, haciendo un gesto para que Lee subiera. —Anda, puedes dormir desde ahora.
Minho medio sonrió, sin ganas de discutirle a alguien tan terco como Hyunjin era. —Si me dejas caer, considérate hombre muerto, Hyunjin.
El otro rió sin ganas. —No te preocupes por eso. Nunca te dejaremos caer.
Y aunque sabía que Minho no fue capaz de escuchar eso último por haberse quedado dormido, se prometió a sí mismo que cumpliría con sus palabras.
Porque una persona tan maravillosa como lo era Minho, quien estaba haciendo todo lo posible por ayudar a los que le dieron la espalda, merecía todo lo bueno en el mundo.
Porque ellos ahora eran su familia. Su verdadera familia. Y no lo dejarían caer otra vez.
꒰◦◦───🐈───꒱
Cuando despertó, tardó relativamente poco en percatarse de que no estaba en su habitación. Ya era de mañana, y salió de inmediato de la cama luego de haber visto la hora en el reloj que había sobre la mesita de noche.
—Buenos días, hyu- Eh, ¿qué haces?— regañó Hyunjin entrando a la habitación con las manos ocupadas por llevar una mesita portátil con el desayuno.
Minho lo ignoró, terminando de ponerse los zapatos. —Es bastante tarde y-
—Ah, no. De eso nada, hyung— el pelinegro frunció el ceño, dejando la mesita sobre el escritorio que había en la habitación y obligándolo a regresar a la cama, incluso procediendo a quitarle los zapatos—. Hoy vas a descansar.
Minho bufó. —No tengo tiempo para-
—¿Para qué?— interrumpió Hyunjin, severo, suavizando su mirada al ver la confusión en los orbes de Minho—. Ya he llamado al trabajo. Accedieron a darte el resto de la semana libre— explicó, terminando de sacar el calzado y dejándolo a un lado—. Mereces un buen descanso, hyung. Y no hay discusiones. Pronto vendrán Chan y el resto para que salgamos un rato, ¿está bien? Luego pasamos por M.I.A y, si quieres, al arcade que está cerca del parque. ¿Qué te parece, hyung?
Minho tragó, la oferta pareciéndole de lo más tentadora, mas la constante presencia de su hermana en sus pensamientos impidiéndole aceptar. —Pero tengo que...
—Está bien, hyung— Hyunjin sonrió, acunando el rostro del mayor entre sus manos, tranquilizándolo—. Está bien. Vas a estar bien.
Y eso fue suficiente para que aceptara, tomando gustoso el desayuno que Hyunjin le ofrecía. No recordaba cuando fue la última vez que había comido algo decente, sin contar la comida de la cafetería, claro. Y aunque no comprendía del todo lo que significaban las palabras del más alto, su cuerpo exigía desestresarse un poco. Un poquito, nada más.
Estaba bien si se olvidaba de sus responsabilidades por un día, ¿no?
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cat || markhyuck
Fiksi PenggemarMark no sabía que realmente necesitaba compañía, hasta que conoció a Donghyuck.
