🍉; O45.

735 113 19
                                    

Cuando despertó, lo primero que vio fue nada. Literalmente. Estaba todo a oscuras y, a pesar de poder ver bien durante la noche, verdaderamente no había nada ahí. Era una habitación completamente vacía, y lo único que podía escuchar era su respiración. Perturbador, si le preguntaban a él. Tanto, que empezó a sentir miedo. Miedo de verdad.

No han sido muchas veces en las que se ha sentido así. En realidad, ni siquiera puede recordar porqué lo sintió la última vez. Lo único que tenía era memorias borrosas de algo parecido a un consultorio, pero su cabeza dolía si se esforzaba en recordar. Suponía que eran memorias que su mente bloqueó por no sabe qué razón. Ciertamente, también prefería quedarse de esa manera.

Espera, espera. ¿Me quedé dormido?

Intentó moverse. Fue cuando se percató de que, como en toda buena película, su captor le había atado.

Debí suponerlo, no me dejarían andar por ahí libremente. Donghyuck idiota, regañó mentalmente.

Suspiró. Entonces no me queda más opción que esperar a que alguien se digne en venir, ¿cierto?

No, no la había. Desgraciadamente, su captor parecía ser bueno haciendo nudos.

Pasó un tiempo. No sabía si habían sido segundos, minutos, o quizás horas, pero ya ni sentía el trasero por estar tanto tiempo sentado. Bueno, al menos es una silla y no el estúpido suelo. Aunque si hubiera sido el suelo ya habría escapado... Es listo, ¿eh?

La luz de la habitación se encendió, provocando que soltara un quejido y cerrara los ojos por la intensidad de la misma. Cuando pudo acostumbrarse, divisó a un chico que era muchísimo más alto que él, tenía cara de matón y orejas parecidas a las de Chanyeol.

¿No serán familia?

No, no lo creo. Chanyeol no mata ni a una abejita. En cambio, este parece matar al enjambre completo.

El chico se acercó, agachándose a su altura una vez estuvo cerca de él. Analizó su rostro minuciosamente, con esa mirada que le causó escalofríos. ¿Me va a golpear?

¿Voy a morir?

Se sobresaltó al escucharle suspirar. El miedo fue reemplazado por la confusión cuando lo único que dijo fue: —¿Quién eres y por qué mierda me estabas siguiendo?

¿Ah?

—¿Qué?

—¿Por qué me estabas siguiendo?— repitió, sin apartar la mirada.

¿Y este idiota qué?

—A ver, a ver, déjame ver si entiendo— masculló, dejando de mover sus manos al percatarse de que era inútil. Era un nudo bien hecho, cielos—. Me tienes aquí apresado, atado, en una silla que es incómoda como el infierno, ¿y lo único que me preguntas es "por qué me estabas siguiendo"?— exclamó, incrédulo.

El gigante asintió, con una sonrisa inocente. Ahora sí que era casi igualito a Chanyeol. —Lo siento por eso. Pensé que le daría más emoción al asunto. ¿Funcionó?

Donghyuck abrió su boca, indignado. ¡En serio había pensado que iba a morir! Hasta pensó en pedirle al chico ese que le permitiera escribirle una última carta a Mark, por todos los cielos.

—Si no me sueltas juro que el que cometerá homicidio aquí seré yo— amenazó, dándole una mirada para nada amigable.

—Uy, tranquilo— respondió, enderezándose y acercándose a su espalda para liberar sus manos del apretado amarre—. Ahora responde.

El híbrido le dio una mala mirada, acariciando sus muñecas lastimadas. —Tu olor se me hizo familiar, nada más— se encogió de hombros, antes de olfatear una vez más el aire. El aroma estaba, pero podía darse cuenta de que no era el propio. Era muy leve—. ¿Dejarás que me vaya?

El gigante iba a responder, pero el sonido de la puerta abriéndose hizo que ambos desviaran su atención hacia ahí.

—¿Lucas? ¿Qué haces?

El aroma volvió a golpearlo, y ahora entendía porqué el gigante olía como su hermano.

Hyung.

El castaño cálido que recordaba había sido reemplazado por un color anaranjado. Si no fuera por el olor, y que sus facciones, a pesar de lucir más maduras, en sí no habían cambiado, pensaría que se equivocó de persona.

Pero no, era él. Su hermano estaba ahí.

—Hyung...— soltó en un aliento. El pelinaranja, que al parecer no había reparado en su presencia sino hasta ese momento, se giró hacia él, emitiendo un jadeo de clara sorpresa.

—¿Donghyuck?— se acercó a él con cautela, como si realmente no creyera que él estuviese ahí. ¿En verdad era su hermano? ¿Le había encontrado después de tanto tiempo?

—¡Hyung!

De repente, sintió como un par de brazos delgados le rodeaban, acercándolo al cuerpo contrario en un apretado abrazo, el cual no sabía que necesitaba tanto hasta ese preciso momento. Sus propios miembros se apresuraron a corresponder, enterrando su nariz en el cuello y aspirando su aroma.

El pelinaranja se alejó, acunando su rostro entre sus delicadas manos. —¿En verdad eres tú?— preguntó en un susurro—. Dios. Creí que nunca te volvería a ver, Hyuckie.

—Hyung— bueno, parece que eso era lo único que podía decir. ¿Podían juzgarlo?

Y luego estaba Lucas, que no entendía nadita de lo que pasaba ante sus ojos.

—Wong— su vista se desvió hacia el mayor cuando este le llamó. Por su expresión y tono de voz, sabía que se había metido en problemas—. ¿Puedo saber por qué demonios tenías a mi hermano atado a una silla?— preguntó con voz tranquila (lo que ciertamente le alteraba más a él), apretando el rostro del híbrido más pequeño contra su pecho, mismo que le miró con reproche.

¿Hermanos? Lucas estaba muy confundido. ¡Si es que no se parecen en nada! Pero bueno, debía darle una explicación a su bonito novio si no quería dormir en el patio (no literalmente, pero igual sí tenía miedo).

—Pues, verás...— comenzó, rascando la parte trasera de su cuello con una mueca—. Es una larga historia.

—Tengo todo el tiempo del mundo, Yukhei.

Mierda.

—Me estaba siguiendo— fue lo único que dijo. El pelinaranja alzó una ceja.

—¿Me estás diciendo que lo tenías prácticamente secuestrado sólo porque te estaba siguiendo?

El alto negó. —En realidad, alguien había querido llevárselo por un callejón. Menos mal lo vi a tiempo— suspiró, sentándose en el suelo.

Donghyuck murmuró un pequeño "ah". Eso explicaba el porqué siquiera se había quedado dormido.

—¿Y las cuerdas?

Yukhei se encogió de hombros, sin responder.

—Déjalo, hyung— el felino menor le restó importancia—. ¿Qué hora es?

Lucas revisó el reloj de su muñeca. —Las diez de la mañana, ¿por qué?

—¿Las...? ¡¿Qué?!— chilló, preocupado por el estado de su dueño. Oh Dios, ya debe de haber inundado el departamento. ¿Por qué dormí tanto?—. Hyung, llévame a casa— pidió, aferrándose a la chaqueta del contrario y haciéndole su mejor cara de súplica.

—¿Casa?— el pelinaranja le miró sin entender. Donghyuck asintió repetidas veces.

Yukhei sonrió, tomando las llaves del departamento. —Tú nos guías y nosotros te llevaremos.

Donghyuck lo miró sin confiar mucho en él. —¿Por qué debería creerte?

El mayor de los tres rió ante el inminente desánimo del gigante. —Vamos.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora