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Unos desesperados toques en la puerta sacaron abruptamente al canadiense de los brazos de Morfeo. Soltó un gruñido molesto al volver a escucharlo, maldiciendo en todos los idiomas existentes a quien quiera que fuese el desesperado que estaba tras la puerta. Se sentó con cuidado sobre la cama, mirando de soslayo al moreno, quien se aferró más a él al sentir su movimiento, quedando de una u otra manera con la cabeza recostada en su regazo, sus brazos rodeándole la cintura.

La posición se veía un poco incómoda.

Sin poder evitarlo, una sonrisa se esbozó en sus labios. —Lindo— murmuró, dejando leves caricias en las orejitas castañas, rodando los ojos cuando volvió a escuchar los toques—. Hyuck, déjame ir— pidió en voz baja, evitando reír al ver que el felino se quejaba entre sueños, aplastando aún más su mejilla contra su muslo. Los toques eran cada vez más insistentes—. Vengo enseguida. Déjame, ¿sí?

El minino se quejó una última vez, antes de, más dormido que despierto, liberar de su agarre a su dueño, optando por abrazar la almohada que pertenecía al mismo, buscando seguir durmiendo. Estaba cansado después de lo que fue la tercera vez que su celo volvió, y dormir le parecía tan tentador como ir a la cocina para comer las galletas que le gustaban tanto. ¿Por qué nadie le dijo que sería así de agotador? Aunque no le quitaba lo bueno, por supuesto.

Mark sonrió, dejando un último beso en la mejilla del menor, antes de levantarse del colchón y estirar sus músculos, respirando tranquilamente. Se puso los pantalones deportivos que se encontró por ahí, cubriendo el cuerpo de un dormido Donghyuck con las cálidas mantas antes de salir de la habitación.

Revisó la hora en su celular mientras caminaba. Faltaba poco para que dieran las ocho de la noche. Habían dormido un poco más que la ocasión anterior, pues, tal y como Woojin había previsto, el celo de Donghyuck regresó unos instantes después de que Jeno desapareciera del departamento. Unas tres horas después, exactamente a las dos con treinta, lo hicieron otra vez; y se encontraba un poco cansado debido a ello. Y sí, esta vez sí pensó con la cabeza de arriba y usaron preservativos, si es lo que se preguntan.

Una mueca extrañada se adueñó de sus facciones cuando, al abrir la puerta, no se encontró con absolutamente nadie. Se encogió de hombros, decidiendo dejar el asunto así, ignorando sus ganas de ir y decirle unas cuantas cosas a la persona que tocó su puerta y huyó, interrumpiendo su preciado sueño y, aún más importante, el de su minino.

Se sobresaltó al escuchar un gritito, seguido de pasos apresurados acercándose. Cuando se dio cuenta, tenía a Hyunjin pasando por un costado hacia el interior de su hogar, empujándolo dentro en el proceso, y casi rompiendo la puerta por la fuerza con la que la había cerrado.

—Pagarás si lo rompes— advirtió el canadiense con el ceño fruncido. Hyunjin alzó una mano, pidiéndole con ese gesto que le diera un poco de tiempo para calmarse, jadeando ligeramente.

—No te preocupes por eso. Puedo pagarlo— fue lo que dijo una vez hubo recuperado el aliento, dándole una sonrisa mientras limpiaba con su mano el sudor que recorría su frente.

Mark, aunque estaba ansioso por obtener su merecida explicación y regresar a dormir con su minino, invitó a Hyunjin hacia la cocina, sacando una lata de Coca-Cola del refrigerador y lanzándosela a Hyunjin, quien la atrapó en el aire y la abrió, tomando de ella con calma. Tomó una para él y se sentó en una de las sillas de la barra, Hyunjin imitando su acción, y dándole una mirada que quería decir "habla de una puta vez".

—¿Puedo saber qué fue todo eso?— indagó al ver que el alto no hablaba, en su lugar dando otro trago mientras le mirada de soslayo.

—Minho quiere asesinarme por hacer trampa— puchereó el castaño, agitando ligeramente la lata entre sus dedos. Mark alzó una ceja, sin comprender del todo.

—¿Trampa?

—Pues sí— Hyunjin suspiró, dándole una mirada al canadiense, como si lo que pasara fuese lo más obvio de todo el mundo—. Apostamos— dijo, simple, y sonrió al ver que Mark finalmente comprendía—. Eh, eh. Antes de que reclames, yo fui el único que apostó a que no serías padre.

Mark lo miró con ambas cejas alzadas. —¿Y eso debería aliviarme?

Hyunjin se encogió de hombros. —Como te decía, Minho quería matarme por "hacer trampa"— hizo comillas con los dedos—. ¡Pero no fue trampa! Nadie quería apostar con él, debería agradecerme. Quiero decir, los demás creían que meterías la pata, pero aún así no quisieron apostar.

—¿Apostar luego de darle anticonceptivos a Hyuck sin que nadie más que tú estuviera enterado no es hacer trampa?— murmuró el canadiense, inocente, mirando hacia el techo.

Hyunjin bufó, dándole otro trago a la bebida. —El punto es, estuve a nada de morir. Mi condición física es buena, y la de él también, así que estuvimos jugando a la cacería por todo el edificio— soltó una risita. Aunque Minho estuviera amenazándole, todo fue divertido—. Entonces pensé en- oh, hola, gatito— se interrumpió al ver al híbrido entrando a la cocina. Donghyuck se acercó hacia donde ellos estaban, sentándose sobre el regazo de Mark, con ambas piernas a sus costados, y escondiendo el rostro en el cuello del canadiense. Hyunjin sonrió ante la escena, inclinándose para dejar una caricia en los cabellos desordenados—. ¿Cómo te sientes?

Donghyuck asintió. —Perdonado por haberme despertado— fue lo único que dijo, mirándole, antes de volver al espacio entre el cuello y el hombro de su dueño. Mark rodeó al pequeño en un abrazo, atrayéndolo a sí, murmurando un pequeño "duerme" para que solamente él le escuchara. Donghyuck soltó un sonido afirmativo, acomodándose mejor para poder dormir un rato más antes de que probablemente su calor volviera.

—Gracias, supongo— dijo Hyunjin, soltando una risita, evitando gritar por la escena—. Como te decía, el loco me estuvo persiguiendo con los cuchillos que cargábamos antes por todo el edificio. ¡Hasta se puso las botas especiales! Entonces, como quiero seguir viviendo y tengo a un Jeongin que alimentar, pensé en esconderme. Lo perdí y vine aquí, pero como tú no abrías tuve que dar un par de vueltas más, y aquí estamos— finalizó, dándole el último trago a la lata antes de lanzarla al tacho de la basura, soltando un sonidito victorioso al ver que cayó dentro—. ¿Cómo ha ido todo? ¿Ahora sí usaste condón?

Mark se ahogó con su bebida. —Qué cosas preguntas, dios mío— reprendió, dándole una mirada de advertencia al sentir a Donghyuck apegarse más a él, avergonzado.

Hyunjin alzó las manos, sonriéndole con inocencia. —Me preocupo por ti.

—Pero-

El sonido de la puerta interrumpió lo que estaba a punto de decir. Mark frunció el ceño, viendo a Donghyuck olisquear el aire tras haberse separado ligeramente de él, mientras Hyunjin pegaba un grito y se levantaba rápidamente.

—Si es Minho dile que no estoy aquí— pidió, corriendo hacia la habitación de huéspedes y encerrándose en ella.

—Claro...— dijo con ironía, siguiendo a Donghyuck hacia la puerta. El minino tomó las llaves de la encimera, jugando en ella entre sus dedos, caminando hacia la entrada con una sonrisa maliciosa.

Mark sonrió. No planeaba detener lo que sea que su minino fuese a hacer.

—Está en la habitación de huéspedes— dijo en cuanto abrió la puerta, entregándole el manojo de llaves al Lee mayor. Minho asintió, sonriendo, antes de entrar.

—Esto se pondrá bueno— dijo Donghyuck, acercándose a su dueño y abrazándolo. Cuando escuchó el grito de Hyunjin, Mark supo que sería realmente bueno—. Y le pasa por no dejarme dormir.

—¡Traidor!

•°• 🐈 °•°

esa tampoco se la esperaban vdd.

pd. nuevo fic 👁️👄👁️

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora