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—Pero bueno, ¿qué te trae por aquí?— cuestionó, recuperando la compostura, aún así sin dejar de abrazar a su hijo.

Mark estaba realmente confundido. ¿Dónde estaba la estricta mujer que lo educó durante sus años de adolescencia? No la recordaba así. Quizá ella realmente había cambiado desde la última vez...

—Yo...— tragó, otra vez nervioso—. Quería presentarles a alguien.

—¡Ah!— aplaudió la mujer, emocionada—. ¿Al fin tienes novia?

—Pero tía— intervino Yeri—. Mark está comprometido conmigo.

La mujer la ignoró completamente, demasiado emocionada por la respuesta que su hijo le daría. Luego de tanto, al fin había comprendido que no lograrían nada obligando a Mark a que amara a alguien.

—Já— se burló el peligris al notar que había sido ignorada, recibiendo una mala mirada de la chica y un leve manotazo por parte de Hangyul. Era un momento serio, por más que también quisiera reír por los intentos inútiles de la chica por hacer que el veneno saliera a flote.

—No...— dijo, bajito, cohibido—. No es una chica.

Silencio. La señora parpadeó varias veces, procesando la información adquirida. Yeri rió, incrédula, negándose a aceptar lo que vio aquella vez en el parque.

Mark era suyo desde que eran pequeños. Nada ni nadie iba a impedir que estuviesen juntos. Y sabía que su madre estaría de acuerdo con ella.

—¿Estás saliendo con un hombre?— cuestionó, incrédula—. ¿En verdad va a permitir está aberración, señora Lee? ¿Va a permitir que su hijo me haga esto a mí, su prometida?

Eunsang apretó los dientes, queriendo avanzar, dispuesto a decirle sus verdades a la estúpida chica que no paraba de decir mierda. Mas los brazos de Hangyul rodeando su cintura impidieron que diera un paso más. —Tranquilo.

—Pero ella está-

—Lo sé, lo sé— interrumpió, atrayendo al menor hacia su cuerpo en un abrazo, sabiendo que no intentaría escapar—. Pero no puedes intervenir. Nosotros sabemos lo que ella no. Deja que mamá la ponga en su lugar.

Sí, ellos también tenían la costumbre de decirle "mamá" a la progenitora de Mark. Le tenían mucho cariño.

—¿Va a dejar que su hijo sea una aberración? ¿Que sea un pecador? ¡Además, es un híbrido! ¡Es enfermo! ¡Está mal! ¡Él debe estar conmigo y no con esa cosa que se hace llamar persona!— terminó su parloteo, sonriendo al ver que la mujer le miraba antes de regresar su atención hacia su hijo—. Observa bien, Eunsang.

Eunsang estaba estático. ¿Cómo mierda Yerim sabía que Donghyuck era un híbrido? Mark le aseguró que el felino se había camuflado bien, y que la chica ni siquiera había reparado en su presencia en el parque. Y después de eso no se volvieron a ver. ¿O lo había dicho por decir? No.

Realmente no confiaba en ella. Y nunca lo haría.

—¿Eso es verdad?— preguntó en voz baja, sus manos se dirigieron a los cabellos de su niño, acariciando al notar lo nervioso que éste se encontraba. ¿A qué le temía tanto?—. ¿Tu novio es un híbrido?

—Eso es...— titubeó, tragando, las caricias de su madre relajándolo mínimamente—. Sí— aceptó finalmente, esperando por una reacción. La que fuera. Aunque si era mala, se marcharía de inmediato. Sin importar qué.

—¿Lo ve, unnie? Usted y yo sabemos que eso es el peor nivel de malo— sonrió, acercándose—. Mark debe estar conmigo. Eso habíamos acordado.

—¿Y qué si es un híbrido?— preguntó, confundida.

—¿Qué?— balbucearon la chica y el canadiense al unísono—. ¿Q-Qué quiere decir con eso, tía? Está mal.

—Y puede ser una jodida planta de plástico— dijo con una sonrisa, las caricias en el cabello azabache no cesaban—. Mientras mi Markkie sea feliz, está bien.

La expresión del canadiense se iluminó, mientras el grito de victoria de Eunsang se escuchó, molestando a la chica castaña. —Mamá...

—Sé que hice muchas cosas antes...— aceptó la pelinegra, avergonzada—. Y quiero que me disculpes por eso. He cambiado. ¿En verdad creías que iba a exigirte que le dejaras, viendo lo nervioso que estabas por decírmelo? Eso significa que en verdad te importa... No puedo cometer el mismo error dos veces— tragó, desviando la mirada—. Lo hice con Seulgi... No quiero quitarte el derecho de ser feliz... no otra vez— Mark sonrió, sintiendo la opresión en su pecho ante la mención de aquel nombre, mas irremediablemente feliz por las palabras de su progenitora.

—¡Tía!— refunfuñó Yeri, pataleando tal cual niña—. ¡Nuestras familias tenían un trato!

—Muy bien dicho, mi niña— respondió la mujer, indiferente. Ya se le hacía extraño que ella se la pasara ahí tan seguido—. Tenían. Ese trato acabó desde que mi hijo se vio demasiado afectado por ello y se alejó de nosotros por mi culpa. Lo que fue hace...— miró hacia el techo, intentando recordar cuanto tiempo había pasado—. ¿Cuatro o cinco años? No lo sé. No soy buena con la fechas— se encogió de hombros—. Pero bueno. ¿Te quedas a cenar?— preguntó hacia su hijo.

Mark sonrió, genuinamente aliviado. Todos los escenarios que había imaginado distaban mucho de lo que realmente estaba ocurriendo, y eso le tranquilizaba mucho considerando que ninguno de ellos terminaba bien.

—Papá está haciendo su favorito— avisó Hangyul. Eunsang ya se había liberado de su agarre, y ahora se encontraba sonriéndole con burla a la chica que parecía un tomate de tan roja que estaba.

—¿Qué hay de ti, Yeri?— habló la mujer, parpadeando con inocencia hacia la molesta chica.

—No— negó de inmediato, sacando su teléfono antes de dirigirse hacia la salida—. Haré una llamada antes de irme.

La señora se encogió de hombros. —¿Tendré el placer de conocer al desafortunado?

—¡Mamá!— se quejó el canadiense.

Mientras tanto, Eunsang se encargó de alcanzarla antes de que saliera. —Oye.

—¿Qué mierda quieres?— reclamó, enfadada, aún más al ver de quién se trataba.

—Uy, qué agresiva— alzó las manos, alejándose, riendo al ver la mirada molesta que le era dedicada—. ¿Puedo preguntar por qué no te quedas? A la gran Yerim le importaría una mierda y seguiría como la perra insistente que es.

—No tengo tiempo para tu mierda, Lee— espetó, girándose y comenzando a caminar.

Eunsang, teniendo sus sospechas, se acercó sin que ella se diera cuenta, sintiéndose curioso al ver como ella marcaba un número en su teléfono con la expresión enfadada que tenía desde que salió de la residencia. —¿Podemos empezar ya?— escuchó que decía, causándole más curiosidad—. Sí, es él. Deja que yo me encargue. Sí. Claro. Por algo Eunhyuk nos ha contactado, ¿no? Es por un bien común— una sonrisa curvó sus labios—. Pronto. Yo veré qué hacer. Sí. Claro. Hasta luego.

Eunsang se quedó ahí, viendo cómo la chica se marchaba con una sonrisa que le provocaba escalofríos. Tragó, decidiendo olvidar eso por el momento y regresar a tener una deliciosa comida preparada por el padre de Mark.

Tenía un mal presentimiento. Yeri nunca le había parecido confiable. Y ahora que escuchó ese nombre que se le hacía terriblemente conocido, mucho menos.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora