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Ante esas tres palabras, las pálidas mejillas del más alto enrojecieron. Una risita nerviosa escapó de sus labios, sus ojos evitando a toda costa los brillantes del híbrido.

Vaya que no se lo esperaba.

Es decir, Jeongin era muy obvio, sí. Pero aún así le tomó por sorpresa.

Además, no era correcto. Jeongin era muchísimo más pequeño que él, y era su mascota. No es correcto. Es enfermo, eran sus creencias. Hizo todo lo posible por reprimir e incluso mitigar cualquier sentimiento fuera del cariño que surgiera hacia Jeongin. Hasta que Mark le abrió los ojos. Le hizo ver que amar no estaba mal, que era bueno siempre y cuando fuera sincero.

Aunque eso no le quitaba que fuera vergonzoso. ¡Jeongin le había ganado! Él incluso había estado figurando varios escenarios en los que terminaban uniéndose en un furtivo beso, típico de los clichés que a ambos les gustaba ver. ¿Qué más daba? No por eso dejaba de ser bueno.

—¿Que yo qué?— logró decir luego de un rato, ahora siendo capaz de enfrentar la mirada de Jeongin. Esa profunda mirada con un brillo de inocencia que le había hechizado.

El pequeño volvió a inhalar, siendo él quien rompió el contacto visual. —Me gustas— repitió, queriendo golpearse por el temblor de su voz. Nunca había sentido tanto miedo en su vida. O bueno, sí. Pero este era mejor al que había experimentado antes, lo prefería mil veces—. Me gustas. No sé cómo ni cuando, y lo siento si-

El tacto de la mano de Hyunjin en una de sus mejillas detuvo su parloteo. La misma se deslizó hacia su mentón, alzándolo con delicadeza para que lo mirase a los ojos.

—Está bien, Innie— tranquilizó—. También me gustas.

Y Jeongin definitivamente no se esperaba que, luego de esa gran declaración, Hyunjin cerrara la brecha que separaba sus labios. Un beso suave, lento, siendo nada más la presión de los belfos del alto contra los del pequeño. Perfecto, siendo el primero de Jeongin y el único que Hyunjin encontró verdadero. Las orejitas del cánido se agitaron con nerviosismo, y su cola se agitó con emoción. Las manos pequeñas tomaron los hombros del alto al separarse, sus miradas seguían conectadas, sonriendo al unísono.

—Jisung dijo que una persona besaba a otra cuando se querían— el híbrido dijo de repente—. ¿Eso significa que me quieres, Jinnie?

Hyunjin rió, dejando otro pico en los delgados labios del cánido. —Por supuesto— otro beso—. Aunque eso de los besos es mentira, yo te quiero desde que te vi por primera vez.

La sonrisa que le regaló Jeongin fue lo más bonito que pudo ver ese día.

Deseaba poder apreciarlo siempre, siendo así de feliz.

Definitivamente se encargaría de que así sea.

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Donghyuck miraba con algo de preocupación el estado de su dueño. Estaban en la habitación, lugar al que el canadiense se había dirigido en cuanto puso un pie dentro del departamento. Su expresión estaba ida, y ni siquiera le hizo caso cuando dijo que rompería una de sus camisas favoritas.

¿Qué tanto hablaría con Hyunjin para haber terminado así?

Mark estaba perdido en sus pensamientos. Las palabras de Hyunjin repitiéndose una y otra y otra vez en su cabeza, luego de haber indagado más en el tema de machos concibiendo, siendo las más importante el qué podría hacer si llegaba a ser el caso de su minino.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora