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Yukhei estaba nervioso. Muy, muy nervioso. Lo más nervioso que podría estar una persona en su vida. Sus manos sudaban, y la voz le temblaba al responder vagamente las preguntas de Yuqi sobre lo que iba a hacer. Le había contado sus planes a la chica hace un par de días, y la misma se mostró más que encantada, incluso ofreciendo su ayuda para hacerlo de una manera más adecuada, ya que, pese a haberse basado en la idea original, la ayuda de una chica no estaba de más, ¿cierto?

Y ustedes se preguntarán, ¿de qué demonios estoy hablando?

Ese mismo día, Lucas tenía pensado pedirle a Jungwoo que fuese su pareja. Sí. Apresurado, soñador, iluso, como quieran decirle, pero el bonito hyung que lo espiaba sin mucho disimulo había capturado su corazón por completo, haciéndose un espacio en él con una facilidad impresionante en el transcurso de esos meses.

No fue difícil para él percatarse de la forma en la que su corazón latía cuando estaba cerca del mayor, y sabía muy bien lo que eso significaba. Era fácil percibir tanto sus sentimientos como los de los demás, pues tenía esa habilidad innata de leer a las personas. Mas aún así no podía evitar sentirse nervioso. Después de todo, Jungwoo podría rechazarlo, tomando y pisoteando su corazón al ser el dueño de este.

Y aunque Yuqi insistió en que eso no ocurriría, los nervios y el temor seguían ahí. Eran inevitables. Decidió ignorarlos, manteniendo la actitud positiva que tanto le caracterizaba y contrastaba considerablemente con el resto de su apariencia física.

Aunque no lo pareciera, pese a usar ropa de tonos mayormente oscuros luciendo como todo un chico malo —cosa que claramente no era; y cualquiera que lo conociera verdaderamente podía dar fe de ello—, le gustaban mucho las cosas lindas. Así que su no tan repentino gusto por el bonito chico no era una sorpresa, llegando a aceptar sus propios sentimientos con facilidad.

Se había convencido de ello con anterioridad, quizás poco más de dos semanas tras haber conocido a Jungwoo. No había dicho nada porque le parecía apresurado, y no estaba ni un pelín seguro de que el mayor sintiera algo más que cariño fraternal por la relación amistosa que habían entablado. Luego de un tiempo (muy poco, en realidad; no más que un par de días), decidió arriesgarse e ir con todo. No sabría sí tenía la mínima oportunidad con el mayor si no lo intentaba.

Es ahora o nunca.

Una sonrisa apareció en su rostro apenas divisó la silueta del mayor aproximándose, la burbujeante sensación que los nervios provocaban iban en aumento. Yuqi rió ligeramente al notar la sonrisa boba —y enamorada, si le preguntaban a ella— en el rostro del más alto.

—Sí que te trae en sus manos, ¿eh?— dijo, burlándose, golpeando suavemente el hombro del chino, quien se encontraba ido observando al mayor entrando al establecimiento—. Iré por las cosas. Consigue distraerlo el tiempo suficiente, ¿de acuerdo? Ya sabes qué hacer cuando veas la señal— y sin esperar respuesta, dejó su lugar tras la barra para desaparecer tras la puerta, emocionada y ansiosa por ver la respuesta del sujeto en cuestión.

Yukhei asintió distraídamente, levantándose y acercándose a pasos torpes hacia la mesa en la que Jungwoo solía sentarse, tomando su lugar frente al mayor.

Todo iba de maravilla. Charlaban de temas triviales, como siempre que se encontraban, mientras Yukhei esperaba impaciente a la señal que Yuqi le daría para hacerle saber que todo estaba listo. Y una vez llegó, la emoción se mezcló con los nervios en su sistema.

Llevó al mayor hacia la parte trasera de la cafetería, y las chicas que ahí se encontraban soltaron en una exclamación la pregunta que llevaba queriendo hacer hacía un buen tiempo. Se sintió emocionado al ver que el mayor estaba sin palabras, pero su sonrisa decayó cuando notó lo brillantes que sus orbes estaban. ¿Quizá se había apresurado demasiado?

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora