-¡Mark! ¡Mark!
Donghyuck ciertamente estaba alterado. Después de haberse encontrado con la chica el canadiense lo estaba llevando hacia quién sabe donde a rastras, el agarre que mantenía en su mano comenzaba a doler de verdad. Ya llevaba un buen rato llamándolo, pero no parecía escucharlo para nada, y no sabía qué hacer.
-¡Mark!- llamó una última vez, parándose con firmeza y provocando que el canadiense detuviera su apresurado andar-. Me lastimas.
El pelinegro pareció volver en sí, su vista posándose en la piel ligeramente enrojecida de la muñeca del híbrido, pudiendo notar también la marca que la presión ejercida con sus dedos había dejado. Tragó, sintiéndose culpable aún sabiendo que Donghyuck no le estaba reclamando nada, acariciando suavemente con su pulgar la zona afectada.
-Perdón- musitó, sin atreverse a mirarlo. Esa pequeñísima charla con Yeri le había hecho mal, y no solía usar la cabeza cuando estaba enojado. Ni siquiera se había percatado de cuánto habían caminado, y estaban a casi nada de llegar al lugar al que se dirigían originalmente.
¿Quién se creía ella para decir semejante cosa? Había regresado a Busan para formalizar su relación con Donghyuck, y una parte de él no quería hacerlo porque simplemente ella vivía allí, lo que significaba que podría encontrársela en cualquier momento. Sin embargo, estaba esa minúscula parte (pequeñísima, microscópica, básicamente inexistente; y la que probablemente desapareció después de lo sucedido) de él que ansiaba encontrar a la Yeri que una vez fue su amiga, mucho antes de dejarse influenciar por las malas compañías y tomarse demasiado en serio lo de su compromiso, incluso llegando a meterse con personas ajenas a la situación, incluida ella.
Quiso hacer las pases, sí. Pero la actitud de Yeri daba mucho que desear.
-No importa- Donghyuck sonrió, tranquilizador, posando una mano sobre su mejilla, acariciando con su pulgar la tersa piel cariñosamente-. ¿Qué fue todo eso, mm?
La verdad era que, aunque no quería parecer un entrometido, metiéndose y preguntando asuntos que su humano sea cual sea la razón todavía no le había contado, estaba preocupado. El sentimiento en su pecho, aunque era menos fuerte, aún era perceptible, y era muy parecido al que había sentido cuando se lo encontró hace unos días en el departamento con Hyunjin. Por todo eso (y confirmado por sus bigotes) podía apostar que era algo que afectó a Mark en el pasado. E incluso apostaba todo a que era la razón por la cual podía notar vestigios de lágrimas en sus ojos durante los primeros días de estancia en el que sería su nuevo hogar.
No le gustaba la sensación, siendo sinceros. Y aunque no sabía muy bien qué era exactamente, lo mínimo que podía hacer por su humano era estar ahí para él, por siempre y para siempre.
Mark hizo una mueca, aún sin mirarlo. Donghyuck, al notarlo, se apresuró a hablar. -No tienes que hacerlo si no quieres, puedo-
Fue interrumpido por los brazos del canadiense rodeándolo y acercándolo a su cuerpo, cerrando la brecha que los separaba en un cálido abrazo. Un abrazo que Donghyuck no le negaría, un abrazo que Mark necesitó hace mucho tiempo. El híbrido rodeó inmediatamente el cuerpo contrario, pasando sus dedos entre los cabellos azabaches en cuanto Mark enterró su rostro en su cuello, inhalando su aroma, tranquilizándose.
-Voy a decírtelo- murmuró contra la sensible piel del híbrido, acariciando el sitio con su nariz y provocándole escalofríos-. Pero primero déjame estar un rato así- pidió, cerrando sus ojos y apoyando completamente su cabeza sobre el hombro del menor.
En ese momento agradecía que la diferencia de estatura no fuese mucha, sintiendo la calidez extenderse por su sistema cuando Donghyuck lo apretó más contra sí, una de sus manos dando caricias en su cintura y la otra en su cabello, tarareando una canción que no conocía con esa melodiosa voz que tanto le encantaba. Cualquiera podría verlos de esa forma, ya iban un poco tarde, y probablemente Eunsang ya estaba desesperado, pero no podía importarle menos.
Se sentía protegido entre los brazos de su gatito, y se percató de que ese fue el tipo de compañía que anheló inconscientemente cuando pasó por momentos difíciles. En ese preciso instante, agradeció a todos los cielos por haber aceptado la propuesta del necio de su mejor amigo.
-Hyuck- llamó suavemente luego de un rato, abriendo los ojos. Recibió un murmullo de parte del híbrido, indicándole que estaba escuchando y podía continuar-. Te amo.
Y realmente lo sentía. Quizá era apresurado, o quizá se había tardado demasiado en darse cuenta, pero era lo que su corazón dictaba, y lo sintió más verdadero que nunca cuando alzó la vista, encontrándose con la espléndida sonrisa de Donghyuck, sus mejillas levemente sonrojadas al tomarlo desprevenido y sus ojitos brillando de emoción.
-También te amo, Makku- y se sintió aún mejor al escucharlo salir de los labios del menor. Su sonrisa inevitablemente le contagió, y terminó riendo bajito antes de besar castamente los carnosos labios del castaño.
Sin decir palabra, se alejó del moreno, volviendo a tomar su mano y siguiendo con el poco camino que les quedaba por recorrer, ignorando las curiosas miradas de las pocas personas que transitaban por ahí a esa hora. ¿Qué más daba si eran malas miradas? El mundo podía irse a la mismísima mierda. Mientras estuvieran juntos, podrían con todo.
Donghyuck se sintió terriblemente confundido cuando llegaron a lo que claramente era un cementerio, encontrándose con el chico raro en la entrada, mismo que llevaba un ramo de flores entre las manos.
-Sabes lo que voy a decirte, ¿cierto?- reclamó el de cabellos cenizos, mas con una sonrisa al ver las manos entrelazadas de ambos.
Mark asintió. -Mi hábito de llegar tarde y blablablá. Nos encontramos a Yeri.
La sonrisa de Eunsang desapareció, su expresión tornándose seria. -¿Le dijo algo?
-No. Lo mismo de la última vez.
El Lee menor suspiró cansino, negando con decepción. -Es difícil hacer que una persona cambie. No escuches lo que dice- aconsejó, entregándole el ramo y palmeando su hombro un par de veces-. Hangyul está terminando los últimos detalles. Asegúrate de no llegar tarde esta vez, ¿de acuerdo?
Y se fue sin más, dejando al canadiense con la palabra en la boca. Mark suspiró, sonriéndole al híbrido antes de tomar su mano y caminar los pocos metros que lo separaban de su pasado, ese que no era tan terrible y del que no se arrepentía, mas sí le afectaba de sobremanera.
Cuando se detuvieron frente a una lápida en específico, Donghyuck, confundido al leer el nombre, le dio una mirada interrogante al mayor.
Kim Seulgi.
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cat || markhyuck
Hayran KurguMark no sabía que realmente necesitaba compañía, hasta que conoció a Donghyuck.