🍉; O74.

399 65 5
                                    

—Vaya, tres días son realmente... algo— silbó el castaño, dando un trago a su café—. ¿Lo hicieron durante todo ese tiempo?— preguntó, incrédulo, a lo que Mark asintió—. ¿No te has quedado seco ni nada?

Mark tosió al casi haberse atorado con su bebida. —¿Qué mierda?

—Sólo digo— se defendió, alzando las manos—. ¿No tomaste viagra?— preguntó como si nada, yendo a socorrer al pelinegro que, efectivamente, esta vez sí se atoró—. ¿Estás bien?

—No sé por qué preguntas esas cosas, cielos— dijo Mark una vez estuvo tranquilo, aclarándose la garganta al escucharse su voz ronca por el ataque de tos.

—Me preocupo por ti— replicó, indignado—. ¿Qué pasará si algún día decides tener hijos y tu pe-

—¡Ya, ya!— interrumpió el canadiense, el color carmín en sus mejillas delatando su vergüenza—. No te llamé para esto.

—Ah, sí— exclamó, como si repentinamente hubiese recordado algo—. ¿A qué hora te ibas?

Mark revisó el reloj en su muñeca. —Dentro de unas dos o tres horas. Hyuck dice que quiere despedirse.

—Entonces por eso estuvo tan temprano en casa...— murmuró, comprendiendo la repentina presencia del felino en su departamento—. Hasta Baekhyun iba con él.

Mark soltó una risita nasal. —Se lo está tomando muy en serio— su expresión decayó un poco. Hyunjin pudo notarlo.

El alto palmeó su hombro, dejando la taza sobre la mesita y acercándose más al mayor. —Todavía hay algo que te preocupa— dijo, sonando más como una afirmación que como una pregunta.

Mark hizo una mueca. —Mamá es algo... complicada.

Y sí. El asunto de la posible mala reacción de su madre estuvo rondando en su cabeza todo ese tiempo. Fueron dos días de hacer sus cosas para quedar libre, atender a Donghyuck cuando lo necesitara, y pensar precisamente en eso. Le aterraba la idea de que su madre reaccionara negativamente. No por él, sino por Donghyuck.

Donghyuck era sensible, pese a que el minino se esforzara en ocultarlo, siendo el rayito de sol que iluminaba su vida. Pero él lo sabía, podría notar cuando cualquier cosa, por más pequeña que fuese, le afectaba. Y no quería que pasara por una experiencia tan fea solamente por ser lo que era. Suficiente había tenido con las veces que le devolvieron al albergue.

No podía permitirlo.

Todo rastro de burla desapareció de las facciones del alto, siendo reemplazadas por una mirada comprensiva y acompañadas por un par de palmaditas en la espalda. —Todo saldrá bien. Ya verás.

El pelinegro suspiró. —Eso espero— dijo, algo desanimado—. Quiero creer que mi padre ha podido cambiar algo de eso, pero si ha seguido viéndose con la madre de Yeri...

—¿Yeri?— repitió Hyunjin, interrumpiéndolo.

—Sí— asintió—. Es una chica con la que pretendían que me casara. Ya sabes... Cosas de familias adineradas.

—¡¿Eres rico?!— chilló el castaño, levantándose del sofá debido a la sorpresa. Mark asintió, extrañado—. Bueno... No parece.

—¿Debería tomar eso como una ofensa?— el pelinegro negó, decidiendo ignorar la reacción del menor—. El punto es, la posibilidad de que mi madre diga algo que pueda lastimar a Donghyuck es algo que no soportaría.

Hyunjin asintió, haciendo una mueca. —¿Y qué hay de tu padre?

—Ah, él es de mente abierta— sonrió—. Así que no habrá ningún problema.

—Oh...— exclamó, sin saber qué más podría decir—. ¿Y qué harás si te encuentras con la chica?

Mark fingió un escalofrío. —Espero que no pase. Sería muy incómodo. Las cosas no terminaron del todo bien...— murmuró, recordando esos tiempos—. Siendo sincero, era una pesada. Tenía que huir constantemente de ella y esconderme en la casa de...— su voz fue bajando gradualmente, tragando una vez el recuerdo llegó a su memoria. No llores.

Hyunjin se mostró confundido ante el repentino cambio en el tono y la expresión del canadiense. —¿De? ¿Hay algo más?

Mark volvió a tragar, inhalando hondo para intentar calmarse, quizá lograr que su voz no saliera tan temblorosa. —Es... algo de lo que no puedo hablar tan fácilmente. No quiero hablar de ello.

Hyunjin hizo una mueca. Le habría dejado ser, pero se notaba realmente mal. —Sin presiones. Aunque hablar puede hacerte bien. Ya sabes, sacarlo. Yo escucharé gustoso— animó con voz suave, pasando un brazo por los hombros del pelinegro. Mark asintió. Quizá hablar realmente le haría bien.

Aunque no quisiera del todo recordar.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora