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—¡Lee Donghyuck!

Mark suspiró, cerrando los ojos en un mísero intento por calmarse. Otra vez, su minino había desaparecido. Y por la misma razón.

Por suerte, esa vez le costó menos encontrarlo, corriendo hacia el departamento de Hyunjin inmediatamente después de que este le enviara un mensaje avisándole que su gatito estaba ahí.

Tocó la puerta un par de veces, siendo recibido por la expresión interrogante de Hyunjin.

—Veterinario— fue lo único que dijo, y Hyunjin exclamó un "oh", ahora comprendiendo la razón por la cual Donghyuck se encontraba en su departamento a las seis de la mañana. Jeongin le había abierto la puerta porque él estaba en el baño, preparándose para ir a su jornada laboral habitual. Era sábado, y sólo tendría que ir al consultorio hasta mediodía, por lo que Jeongin podía quedarse en casa.

—¿Te parece si nos vamos juntos?— cuestionó el más alto, secándose el cabello con la toalla que llevaba en el cuello. Fue en ese momento en el que se percató de que llevaba la camisa sin abotonar—. Sólo hago un par de cosas y listo.

Mark asintió, pasando su mirada por todo el salón. —Pero antes quiero saber donde— se interrumpió, alzando una ceja al encontrar lo que estaba buscando con la mirada bien fija en la poca piel que el castaño mostraba debido a los botones abiertos de la camisa—. Olvídalo, ahí está.

—¿Eh?— el castaño se giró para verlo, ya con la camisa bien puesta, sin entender. Mark señaló al minino, quien había soltado un bufido descontento, regresando a la habitación donde se encontraba Jeongin—. Ah, eso. Estuvo observándome así desde que salí del baño.

Mark rodó los ojos, notando el tono y la sonrisa burlona del castaño. —¿Dónde está Jeongin? ¿Donghyuck no perturbó su sueño?

Hyunjin negó, encaminándose hacia la cocina luego de haber llamado al cánido. —No. Innie suele despertar a la misma hora que yo para despedirse, si va a quedarse, o para prepararse para ir conmigo— se encogió de hombros, sirviendo dos platos más que los acostumbrados—. Siéntate.

El canadiense lo miró, dudoso. —No quiero molestar más y— se detuvo al ver la mirada que le dedicaba el más alto, esa que no permitía discusión alguna. Suspiró, sentándose en la mesa, siendo acompañados por los dos híbridos luego de unos pocos segundos.

El desayuno transcurrió entre cortos comentarios, y los soniditos gustosos que emitía Donghyuck porque era la mejor comida que había probado sin haberla preparado él, recibiendo un agradecimiento por el más alto y una mirada ofendida de parte del canadiense.

¡Él sabía cocinar! Que a veces no lo hacía del todo bien era otro asunto... Pero podía, y el esfuerzo es lo que vale, ¿no?

Al terminar, Mark decidió ayudarle a Hyunjin a lavar los platos sucios porque, bueno, ¿qué más podía hacer? Él le había invitado a desayunar, ayudar era lo mínimo que podría hacer. Aunque al principio Hyunjin se negó, alegando que ellos eran sus invitados, al final terminó accediendo, cuando Mark le había dicho que se le estaba haciendo tarde.

Cuando llegaron al consultorio, Kun les recibió con una sonrisa, mientras que Woojin, quien había llegado más temprano ese día, les dedicó una mirada extrañada.

—Es temprano para ti, Mark— comentó al verles entrar. Hyunjin siempre solía llegar a esa hora, mientras que Mark se aparecía pasadas las ocho. Eran apenas las siete de la mañana, por eso le parecía extraño.

—Donghyuck decidió huir de mí hoy— respondió. Woojin no emitió más sonido que una risita, asintiendo.

La revisión fue como siempre. Él sentado frente a la especie de camilla a la que subían a los animales, mientras Donghyuck se dejaba hacer gustoso cualquier cosa que Kun dijera. Mark creía que al único que no obedecía de esa manera era a él.

Sin embargo, se extrañó al escuchar a Kun pedirle que cambiara a su forma humana.

—Haechan, cambia para mí, ¿sí?— pidió con voz dulce. El felino hizo lo pedido, mostrando su confusión en todo su esplendor a través de su mirada—. Sabes lo que es una ecografía, ¿cierto?

Donghyuck asintió, vacilante. —Me hicieron una cuando llegué al albergue.

Kun sonrió, guiando al minino a una camilla más grande. Al lado había un aparato para realizar ese tipo de exámenes. —Perfecto. También sabes qué hacer, ¿verdad?

El híbrido asintió, acostándose sobre la pulcra sábana y alzando un poco la camiseta. Un escalofrío le recorrió al sentir el frío gel esparcirse sobre su abdomen.

—Ven aquí— le dijo a Mark. El canadiense se acercó, entre curioso y asustado.

Lo único que se escuchó durante unos minutos fue la voz de Kun indicándole a Mark un par de cosas. Donghyuck, desde su lugar, evitaba moverse a pesar de la incómoda presión que el aparatito ejercía en su barriga.

Kun hizo una mueca que no pasó desapercibida para ninguno, ni siquiera para sus dos ayudantes. —Lo sabía— murmuró bajito, causando que ni Mark ni Donghyuck pudiesen escucharlo—. Bien, eso es todo, gatito. Puedes bajar.

Donghyuck acató, acomodando la camiseta luego de haber limpiado el gel. —¿Puedo ir allá?

Kun asintió, no sin antes darle su merecido premio al felino. —Por supuesto. Tengo que hablar un par de cosas con tu dueño, de todas formas.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora