El día había llegado. Y más rápido de lo que podría haber deseado.
Cuando pudo darse cuenta, la luz empezaba a filtrarse por las cortinas de la única ventana que había en la habitación (y la tenía por ser la que estaba al final del pasillo, pues obviamente no sería el único cuarto sabiendo lo ostentoso que era el resto del departamento), y él se encontraba despierto incluso antes de que los primeros rayos del sol apareciesen.
Sabía que eso se debía a su inminente nerviosismo, pues lo que harían esa misma tarde sería un paso grande en su relación, de igual o mayor magnitud que cuando conoció al hermano de Donghyuck, aunque ninguno de los dos siquiera imaginó que eso ocurriría tan pronto. Es más, el híbrido ni siquiera sabía si su hermano seguía con vida, aunque eso no significaba que iba a rendirse en su búsqueda. No, señor. Jungwoo era una persona agradable, y no fue difícil que le cayera bien al instante, pese a las amenazas disimuladas que le dio en cuanto al bienestar de a quien él llamaba "su pequeño bebé".
Pero también sabía que con sus padres sería una historia muy distinta.
El simple hecho de que Donghyuck fuese un hombre despertaría la molestia y el lado venenoso que los pensamientos retrógradas de la que una vez fue su mejor amiga (a.k.a la madre de Yeri) habían implantado en su progenitora. Y eso era lo que más temía. La sinceridad y el ser directo a la hora de hablar era algo que había heredado de ella, y sabía que eso salía a flote aún más cuando se encontraba molesto o algo no le parecía correcto. Después de todo, se conocía a sí mismo, y su padre alguna vez dijo que su carácter era idéntico al de su madre.
No quería pensar en lo que sucedería cuando le dijera que su novio era un híbrido.
Porque sabía que, a pesar de que a veces fuera bueno ocultando sus emociones, Donghyuck era bastante sensible. Y no se molestaba en ocultárselo.
Por eso, si evitar que Donghyuck fuese atacado por el veneno de su madre significaba tener que alejarse definitivamente de ella, o al menos hasta que recapacite, en verdad no le parecía un gran sacrificio.
Porque amar no estaba mal. Y eso era algo que ella debía entender.
꒰◦◦───🐈───꒱
Cuando despertó, Donghyuck definitivamente no esperaba encontrarse solo en la espaciosa cama. En verdad, ¿por qué tenía que ser tan grande? La que estaba en el departamento en Seúl era perfecta para ellos dos, aunque de igual manera el espacio quedaba libre porque, o dormían tan cerca que respiraban el mismo aire, o Donghyuck dormía sobre su dueño, ya sea en su forma animal o humana. Y a Mark no parecía molestarle.
Te estás desviando del tema.
Ah, sí. No se esperaba despertar solo. Él esperaba ver el rostro pacífico del canadiense y despertarlo como el buen novio que quería ser: con un montón de besitos. O bueno, no sabía si los buenos novios hacían eso, pero a él le encantaría. Al observarlo en los dramas que solía mirar con Baekhyun el gesto le pareció de lo más bonito, y ahora que podía hacerlo, no pensaba desaprovechar la oportunidad cada que se le presentara.
Se sentó sobre el colchón y estiró sus músculos, buscando desperezarse. Luego de haberse quedado más o menos unos cinco minutos viendo a un punto incierto de la pared pintada en un bonito gris claro, decidió ir en busca de su hombre.
No me gustó cómo sonó eso.
Sacudió la cabeza, su mirada por alguna razón enfocándose en el bonito brazalete que llevaba puesto en su muñeca derecha. Una sonrisa se asomó inevitablemente. ¿Debería agradecerle a Chan por el bonito gesto? Si es así, ¿cómo?
Quizá pasar un día junto a él sería una buena opción. Después de todo, aún se mostraba algo arisco ante el mayor porque le gustaba molestarlo. La expresión de derrota acompañada del puchero que solía poner le parecía muy bonita. Pero no es como si estuviera diciendo que él fuera bonito. Claro que no.
Mentiroso.
Bien, sí. Chan era de las personas más bonitas que tuvo el privilegio de conocer.
Te estás desviando otra vez.
Se encaminó hacia la cocina, donde sabía estaría su novio debido al aroma que ingresó por sus fosas nasales al salir de la habitación. Mark había mejorado en la cocina durante los últimos meses. Aún no era un experto, pero podía hacer algo decente sin arruinarlo o correr el riesgo de quemar el departamento. Sus pies se detuvieron cuando llegó al umbral de la puerta, tragando duro y sintiendo cómo sus mejillas ardían por lo que sus ojos veían.
Mark estaba de espaldas a él, concentrado en lo que sea que estuviese haciendo en la estufa, la melodiosa voz llegando a sus oídos con la letra de una canción que no conocía. Nada fuera de lo normal. O así habría sido, si el maldito desgraciado se hubiera molestado en ponerse una jodida camisa.
Este hombre... ¿Tan difícil era? Colocarse una prenda así no era nada del otro mundo. ¿Por qué no pudo simplemente pensar en su jodida salud mental y lo locas que estuvieron sus hormonas y ponérsela? No podía apartar la vista de su espalda, notando como los músculos se contraían con cada movimiento que hacía. Era un desconsiderado, un provocador, un maldito que se aprovechaba de que él era-
—¿Te gusta lo que ves?
Oh, mierda. ¿Cuándo tiempo se había quedado mirándolo? Al parecer lo suficiente, pues ahora tenía al canadiense frente a la mesa con el desayuno servido, sonriéndole socarrón apoyando sus manos en el borde de la madera, marcando los músculos de sus brazos. Por todos los cielos. Chasqueó la lengua, desviando la mirada y maldiciendo mentalmente al sentir sus mofletes más ardientes que nunca. Seguro parecía un tomate en esos momentos.
—¿Puedes ponerte algo? Estamos a treinta grados bajo cero— masculló con los dientes apretados, tragando nervioso mas sin alejarse cuando Mark decidió que sería una buena idea ir y acercarlo a su cuerpo con ayuda del brazo que rodeó su cintura. Apoyó las manos en la piel tersa, haciendo un intento flojo de alejarlo, más por costumbre que por querer alejarse realmente.
—¿Seguro? Porque con lo rojo que estás puedo asegurar que el clima no está ni un poco frío— se burló el pelinegro, su sonrisa agrandándose al escuchar el bufido que soltó Donghyuck—. Además, tú puedes hacer que entre en calor, ¿no? Entonces no tengo por qué preocuparme por eso.
Donghyuck abrió y cerró la boca repetidas veces, boqueando como un pez fuera del agua ante la clara insinuación del canadiense, sus mejillas enrojeciendo aún más si es que era posible. —Eres un pervertido— se quejó con voz aguda, dejándose hacer cuando Mark le giró para abrazarle por la espalda.
—¿De qué hablas?— preguntó en otro, inocente, apretando un poco más el agarre en la cintura del otro para reducir aún más el espacio entre ellos—. Yo me refería a cuando dormimos juntos o vienes y te pones mimoso. ¿En qué estabas pensando?
Donghyuck balbuceó un par de cosas ininteligibles, enterneciendo al mayor. —Bobo.
Mark rió, dejando un beso en la mejilla del más pequeño antes de encaminarse hacia la mesa. —Anda, que hoy tenemos algo que hacer antes de volver a Seúl.
Y cada vez faltaba menos para eso.
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cat || markhyuck
FanficMark no sabía que realmente necesitaba compañía, hasta que conoció a Donghyuck.