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Jeno sabía que los híbridos eran personas maravillosas. Eran como si todo lo bueno que había perdido la humanidad hubiese reencarnado en ellos.

O al menos así lo veía él.

Había trabajado como voluntario en distintos lugares por cierto tiempo, y al haber convivido más con ellos su creencia se hacía más verdadera. No entendía cómo podían existir personas que repudiaran a seres tan maravillosos como ellos.

Y cuando Jaemin llegó a su vida, todo fue aún más verdadero.

Por eso mismo, aquel día era un día especial. Un día en el que sus pequeñas acciones darían fruto y finalmente podría agradecerle un poco al cachorro por todo el color que le había dado a su vida, cumplir con la promesa que le había hecho.

Finalmente había encontrado lo que tanto había estado buscando.

Llevaba despierto desde muy temprano, todo para confirmar que los otros dos estaban listos y dispuestos para poner en marcha el plan. Ahora eran poco más de las ocho de la mañana, hora de despertar a Jaemin para comenzar con el itinerario de un día tan especial.

Su tercer aniversario.

Abrió la puerta de la habitación, encontrándose con una escena cotidiana: Jaemin dormido. No estaba en la mejor posición y solía babear un poquitín, pero para él, era lo mejor que podría ver cada mañana. Los efectos de estar enamorado, suponía.

Se acercó en silencio, sonriendo al escucharlo hablar entre sueños. Una de sus manos se posó en el hombro del castaño, moviendo con cuidado en un intento de despertarlo. Afortunadamente, no pasó mucho antes de que Jaemin abriese los ojos, sin poder evitar soltar un quejido por su sueño interrumpido.

—Hora de despertar, Nana— dijo en voz baja, su mano ahora dejando caricias en los cabellos revueltos.

—Cinco minutos más— lloriqueó el cachorro, hundiendo su rostro en la mullida almohada.

—Me sorprende que quieras seguir durmiendo considerando qué día es hoy— murmuró Jeno, asombrado, pues Jaemin era quien solía despertarle a él incluso cuando era, como él lo llamaba, su mesiversario.

—¿Qué día es hoy?— preguntó, su voz escuchándose ahogada por la almohada. Un par de segundos en silencio, y sus orejitas se alzaron al recordar algo, sentándose de sopetón en la cama—. ¡Perdóname por haberlo olvidado!

Jeno rió cuando el castaño se le lanzó, en busca de su perdón —aunque no había nada que perdonar, es sólo que a Jaemin le gustaba ser dramático—, sin poder evitar que sus brazos se movieran para rodearlo en un abrazo. —Ve a prepararte. Te tengo una sorpresa.

Y con la sola mención de la palabra "sorpresa", Jaemin se apresuró a hacer lo que le había pedido.

꒰◦◦───🐈───꒱

—¿Ya vas a decirme qué es?

Jeno rió por enésima vez en esa hora. Jaemin era muy impaciente, aunque después solía quejarse de que las sorpresas no debían decirse porque eran precisamente eso, sorpresas. Ya habían ido a desayunar al restaurante favorito de su cachorro, ido al albergue a saludar a quien él llamaba "su chica favorita", y también le había dado su regalo por otro maravilloso año a su lado. Sin embargo, lo que más nervioso lo tenía era la posible reacción por lo que harían ahora. Sabía que no sería mala, pero también podría reclamarle por haberlo hecho sin su consentimiento o algo así.

—No seas impaciente, cachorro— respondió con voz burlona, reprimiendo sus deseos de besar el puchero en los rodados labios del híbrido—. Falta poco.

Caminaron unas cuantas calles más, hasta detenerse frente a una modesta casa de dos plantas pintada de un bonito color celeste. Subieron al porche, y Jeno fue quien tocó el timbre que había junto a la puerta.

Cuando ésta se abrió, un sonriente pelirrojo los recibió con una sonrisa tras ella. —¡Jeno! Es bueno verte aquí— saludó el hombre, haciéndose a un lado para darles pase hacia el interior de la vivienda—. Hola a ti también, pequeño. Soy Taeyong. Es un placer conocerte.

Híbrido y humano entraron, tomando asiento en uno de los bonitos sofás color beige que había en la sala.

—¿Quieren algo mientras esperan? Ellos no saben que están aquí, así que...— dejó la frase en el aire, esperando una respuesta.

—No te preocupes, hyung. Así estamos bien— declinó Jeno con una sonrisa que demostraba lo emocionado que estaba. Jaemin, sin comprender qué hacían en la casa de ese desconocido —aunque lucía agradable— pelirrojo, se dedicó a admirar la decoración. No podía ignorar el hecho de que su nariz percibió un olor extrañamente familiar en el chico que se acaba de ir por las escaleras rumbo al segundo piso. A lo mejor eran ideas suyas.

Sin embargo, no pudo evitar que sus latidos comenzaran a acelerarse debido a la emoción al sentir ese olor más y más cerca. Quizás sus hermanos se encontraban por esos lados y podría encontrarlos.

—Feliz aniversario, Jaemin— susurró Jeno, antes de tomar su mano y acercarlo hacia las tres personas que bajaban las escaleras.

Y Jaemin no podía creerlo. Estaban ahí. Aún con la vista nublada por las lágrimas, podía verlos claramente, podía sentir el aroma familiar. Mina, Jaehyun. Estaban ahí. Eran reales. No estaba soñando. ¿O sí? Si así fuera, por favor, que nadie lo despierte.

—¿No vas a saludarnos?— preguntó burlón Jaehyun, abriendo sus brazos hacia el cachorro menor, la chica imitando su acción. Jaemin asintió, sorbiendo y lanzándose a los brazos de sus hermanos—. Ay, tan llorón como siempre— rió un poco, aunque él también quería llorar por el alivio que le daba ver al pequeño revoltoso otra vez.

—Cállate, ¿quieres?— replicó el menor con la voz ahogada, riendo—. Los extrañé. Demasiado— se apartó, viéndolos durante un rato más, sin creérselo—. Creí que nunca los volvería a ver.

—Ay, Jae, me vas a hacer llorar a mí también— replicó Mina, con voz suave—. Mejor ven y dame otro abrazo.

Jeno no tenía muy claro si a Jaemin le había gustado su regalo o no. Pero viéndolo así, llorando mas con esa sonrisa que le decía lo feliz que se encontraba en ese momento, sabía que había hecho lo correcto.

♡˖꒰💌꒱

para alguien que preguntó que qué había pasado con los hermanos de jaemin, pues ty los tiene a su cuidado. no me gusta eso de andar matando a la gente...

o bueno, quién sabe.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora