Contrario a las creencias de Jeongin, la mayoría (o al menos los que él pudo notar) estuvieron encantados por su —no tan— reciente presencia en el albergue. Fue bien recibido, y eso le hizo sentir aliviado, tanto a Donghyuck como a él.
Los meses pasaron, y su relación con el felino se volvía cada vez más estrecha, llegando al punto de considerarlo el hermano mayor que nunca tuvo. Donghyuck lo veía de igual manera, aunque a veces fuera un tanto sobreprotector. Eso hacía que su corazón se llenara de calidez, sintiéndose protegido, querido, incluso haciéndole olvidar momentáneamente la razón por la cual había llegado ahí.
El moreno lo incluyó en su círculo de amigos, y todos lo trataban como a un igual. Quizá con un poco más de cariño por ser el menor de los cinco, y con ciertos temas que a veces no le era permitido escuchar, pero nada que le molestara. Comprendía que todos tenían secretos o cosas que no podían hablar con cualquiera, y tampoco quería parecer un entrometido.
Aparte de Donghyuck, se llevaba bien con Dongpyo y Minhee, quienes eran mayores que él por unos cuantos meses de diferencia. Jugaban de vez en cuando, y dormían juntos cuando Donghyuck se lo permitía. No es que no le gustara dormir con el felino, al contrario, era de sus cosas favoritas en el mundo. Sólo es que a veces le gustaba pasar más tiempo con los otros dos. Quizás porque tenían la misma edad, quién sabe.
Por eso mismo, estuvo en extremo triste cuando ambos llegaron con la noticia de que habían sido adoptados. Estaba feliz por ellos, sí, pero no sería lo mismo. Los echaría mucho de menos, en especial porque sabía que existía la posibilidad de no verlos nunca más. Donghyuck se la pasó dándole mimos para que se sintiera mejor, cosa que le ayudó considerablemente. También le explicó que todos llegarían a eso algún día, lo que provocó que su curiosidad apareciera y le preguntara al mayor si ya había pasado por ello.
Se sintió triste cuando Donghyuck le contó todo, siendo que el anterior dueño les obligaba a mostrarse en su forma animal ante los "clientes". Los mismos se mostraban encantados, pero, al percatarse de que su mascota era más que eso, la mayoría regresaba para dejarlos de nuevo en el albergue.
Luego, por algún motivo que incluso Hyuck desconoce, el mismo tipo fue, según lo que Wendy le había dicho, arrestado. El albergue pasó a manos de alguien más y, desde ese día, todo cambió. Ninguno pasaba hambre ni recibían maltratos. Hasta habían dejado de desaparecer misteriosamente, como pasaba cuando el otro tipo estaba a cargo.
En fin, ahora su grupo se vio reducido a tres, quedando únicamente Donghyuck, Taehyun y él.
Quizás pensarán que no se llevaban bien con los demás híbridos del albergue, cosa que no es así. Simplemente, todos teníamos preferencias, también la libertad de escoger con quién quieres pasar el tiempo.
Y si tuviera que escoger, no cambiaría a su Sunnie por nada en el mundo.
Pero, contrario a sus pensamientos, fue inevitable cautivarse con el chico que un día apareció por el albergue, en busca de alguien para adoptar. Cuando sus ojos se encontraron, Jeongin juró sentir un zoológico entero en su estómago. No supo porqué, pero no pudo apartar su mirada del bello chico cuando, luego de haberle visto por un largo rato, le dedicó una sonrisa y salió del establecimiento.
Decidió ignorar el sentimiento de tristeza que se instauró en su pecho al verlo marcharse, alejando cualquier pensamiento de su cabecita, optando por prestarle atención a lo que Taehyun decía.
Todo transcurrió con normalidad, e incluso había llegado a olvidar que el chico había estado ahí alguna vez. O así fue hasta que, un par de días después, él regresó.
Se sintió terriblemente confundido cuando Wendy se acercó a ellos, diciéndole que alguien quería verle. Mas su confusión cambió a impresión al encontrarse con él, regalándole una amplia y brillante sonrisa que provocaba que sus ojos se achicaran, luciendo muy bonito, si le preguntaban a cualquiera que tuviese sentido común.
—Jeonginnie, él está aquí para llevarte a casa— Wendy dijo, con voz dulce y una sonrisa de oreja a oreja. Después de haber denegado la petición de varios comensales para adoptar a Jeongin al no pasar las pruebas que su jefe decidió hacer por la seguridad del cánido, finalmente habían encontrado al indicado, y eso la ponía feliz.
—¿Eh?— murmuró, sin comprender lo que la chica decía.
—Él es Hyunjin— habló, señalando al chico que le miraba, todavía sonriendo—. Tu nuevo dueño.
Jeongin comenzó a negar, teniendo muchos sentimientos encontrados, los cuales se contradecían entre sí. Por un lado, estaba esa parte de su ser que, por alguna razón, ansió ir con él la primera vez que lo vio. Por el otro, estaba la más grande y dominante, la que no quería dejar a su hyung atrás. Si ese chico se lo llevaba de ahí, tendría que decirle adiós al moreno por siempre. Y no quería eso.
No de nuevo.
—¿Qué pasará con Sunnie?— preguntó en un hilo de voz, triste. En todo el tiempo que había estado ahí, la idea de ser adoptado le pareció innecesaria; no necesitaba nada más que la compañía de Donghyuck. Por eso mismo no comprendía porqué también quería irse con el chico que lo había adoptado.
—Estaré bien, Innie— tres pares de ojos se posaron en el moreno, el cual se encontraba asomado por el umbral de la puerta. Sabía perfectamente que, si no interrumpía, Jeongin iba a negarse. Y no se perdonaría que el pequeño perdiera una oportunidad como esa solamente por él—. Ve.
Jeongin se acercó a él, completamente ajeno a la mirada del chico sobre él. —Pero-
Donghyuck lo cortó con un gesto, dándole una mirada que lo hizo retroceder. Ante la confusión en los ojitos del cánido por su actitud, su expresión se suavizó, y se acercó para acunar el rostro de su pequeño con sus manos.
—Estaré bien— repitió—. Y sé que quieres ir con él. No permitiré que te niegues sólo por no dejarme— explicó con voz dulce, acariciando las mejillas del menor—. No llores, ¿bien?— pidió al notar la humedad en los ojos de Jeongin—. Puedes ir si quieres. Voy a estar bien. He estado aquí por mucho tiempo, ¿no?
El chico miraba todo, conmovido, siendo incapaz de interrumpir la emotiva despedida de los dos híbridos.
Donghyuck apoyó su frente en la de Jeongin, mirándolo a los ojos, a nada de llorar. —Prometo que...— comenzó, con voz ahogada por el nudo que tenía en la garganta.
—...Voy a encontrarte— completó el cánido, abrazando al mayor.
Jeongin se fue, dejando a ambos hechos un mar de lágrimas. No había pasado lo mismo que con los otros dos, pero se sentía igual de triste como ese día.
Sin embargo, él se encargaría de cumplir esa promesa.
ESTÁS LEYENDO
cat || markhyuck
FanfictionMark no sabía que realmente necesitaba compañía, hasta que conoció a Donghyuck.
