🍉; O2O.

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—Estamos hablando de Woojin.

Chan suspiró, volviendo a sentarse. Mark tenía razón, y no tenía ningún argumento para refutar. Woojin era maravilloso y encantaba a cualquiera. Eso lo tenía bien comprobado.

Después de todo, tenían bastante tiempo estando juntos. Y el pelinegro le encantaba más cada día.

Estaba completamente enamorado de él.

—A veces me sorprende que me eligiera a mí, ¿sabes? — habló en voz baja, pretendiendo que sólo Mark le escuchara. A Woojin no le gustaba que dijera ese tipo de cosas, pero no podía evitar que los pensamientos, cuestionamientos y dudas invadieran su mente.

Mark alzó una ceja, ahora sí sorprendido por lo que el rubio había dicho. —¿Qué?

Chan asintió, todavía viendo a su amor jugando alegremente con el felino. —Sé que no soy la gran cosa. Nada con una belleza fuera de este mundo o algo así.

Ahora sí, Mark estaba a punto de pegarle, importándole poco que se trate de uno de sus hyungs más queridos. —¿Qué?

—¿Qué? — preguntó el australiano de vuelta, ahora mirándolo.

—¿Estás hablando en serio? — cuestionó, la incredulidad era palpable en su voz. Chan asintió, sin comprender. —Hyung, si hay alguien que no tiene una belleza fuera de este mundo aquí, ese soy yo. Es decir, ¡mírate! — exclamó, señalando al mayor. —Si Woojin hyung no fuese tu novio, definitivamente iría por ti.

Chan rió, un poco avergonzado por los repentinos halagos que el canadiense le estaba regalando. Soltó otra risita, al ver a los otros dos. —Hablaste muy alto, creo que ahora sí quiere matarme. — susurró, un puchero instalándose en sus labios al recordar su relación con el minino.

¡No lo entendía! Había hecho de todo para que Haechan se le acercara, pero nada parecía funcionar. En cambio, el gatito castaño había congeniado con su novio desde el primer instante.

Mark observó al par, encontrándose que ambos lo estaban viendo, el humano con una ceja arqueada, y podía apostar todo lo que tenía a que su minino estaba haciendo el mismo gesto.

—No le des más razones para odiarme, por favor. — lloriqueó Chan, retomando su labor en el trabajo que estaban haciendo, la razón por la que se habían reunido.

—Él no te odia. — aseguró Mark.

Y no lo hacía. Simplemente, a Haechan le gustaba molestar a las personas. Y como Baekhyun todavía no había llegado de su repentino viaje junto a Chanyeol, el australiano le había parecido un buen candidato.

Es más, el mismo híbrido le había dicho que esos dos le cayeron demasiado bien. Y pudo notar que tenía un especie de favoritismo por el mayor de los tres, pero nada grave.

—¿Entonces?

El pelinegro suspiró, viendo el puchero en los bonitos labios de su hyung. Quizá ya fue suficiente de juegos. —Haechan.

Chan lo miró extrañado. —¿De verdad esperas que aparezca si le llamas así? Apenas y yo pude oírte y... oh, olvídalo, aquí está. — balbuceó impresionado al notar que el gatito ya estaba frente a ellos dos.

—Wow, parece que está bien entrenado. — comentó Woojin, bajando los brazos al apenas notar el espacio vacío que había dejado el minino entre ellos.

¿Acaso eso era posible?

Mark sonrió, palmeando el espacio vacío entre él y su compañero. —Arriba.

Woojin y Chan se miraron asombrados al ver que Haechan obedecía sin siquiera tardar un segundo. ¿Desde cuando los gatos eran tan obedientes?

—Ya fue suficiente de juegos, ¿no crees? — le dijo, el gatito lo miraba atentamente, al igual que los otros dos presentes. —Sólo míralo.

El minino giró levemente su cabeza para echarle un vistazo al rubio y luego regresarla a su dueño. Soltó lo que pudieron percibir como un bufido. Mark tenía razón. Ya había hecho suficiente con el australiano y Baekhyun regresaba esa tarde de todas formas.

El gatito dió un leve asentimiento que sólo Mark notó, provocándole una sonrisa. El canadiense se giró hacia Chan. —Cárgalo.

—¿Y si me asesina? — dudó, viendo con temor al inofensivo felino que se acicalaba con parsimonía. —No quiero morir joven.

Mark rodó los ojos. Su hyung podía ser muy dramático a veces. —De un rasguño no pasará. Anda, cárgalo. En realidad te quiere mucho.

Ante eso, el felino lo miró como si hubiera revelado un secreto del gobierno. Es decir, ¡ya lo exhibieron! Se suponía que él iba a pasar de largo de Chan. Pero no, Mark era un boca floja.

Estaba a punto de hacer algo, cualquier cosa, para reclamarle a su humano por haberle expuesto de esa forma, cuando sintió unas pequeñas y cálidas manos tomándolo.

Chan lo colocó en su regazo con todo el cuidado del mundo, temeroso de hacer algo que le desagradara al minino y, por consiguiente, él siendo herido por eso. Mas grande fue su sorpresa al ver al mismo poniéndose cómodo sobre él, aparentemente para dormir, haciéndolo sonreír al instante debido al sutil ronroneo que emitía al estar tan tranquilo. A Donghyuck le gustaba. Como había imaginado, el australiano era cálido y muy cómodo.

—¿Ves? — sonrió Mark, refiriéndose al comportamiento de su mascota. —Te adora.

Chan asintió sin borrar su sonrisa, mirando a su novio, quien lo veía de la misma manera. Su mano se dedicaba a dejar suaves caricias, a pesar de que el felino estaba aparentemente dormido. Se sentía realizado.

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esto no tiene mucho sentido que digamos, JAJA.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora