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Mark descubrió que Haechan era en realidad muy cariñoso.

Lo sabía. Siempre que volvía de la universidad, o cualquier otro lugar al que tuvo que ir por equis razón, el animalito se mantenía siempre cerca de él.

Pero ahora diferente.

Ahora el moreno lo recibía generalmente con un abrazo, colgándose de él siempre que podía. También parecía que su regazo era el lugar favorito para sentarse, especialmente cuando comían. Le gustaba que le alimentara, cosa que no se negaba en complacer. Habían veces en las que debía luchar con el para que lo soltase al despertar, siendo que no debía llegar tarde a sus clases.

Como esa mañana.

Despertó sintiéndose extrañamente descansado. Según veía, eran cerca de las ocho de la mañana. No le preocupaba. Era sábado, no tenía que ir a clases, y su turno empezaba hasta en la tarde.

Bostezó, intentando estirar sus músculos. Mas fracasó, siendo impedido por un par de brazos rodeándole con fuerza.

Frunció el ceño, mirando hacia su costado. Se encontró con el tranquilo rostro de su minino, la respiración acompasada del mismo haciéndole saber que estaba profundamente dormido.

Siempre ocurría lo mismo. Haechan acostumbraba dormir en su cama desde el primer momento en que se acercaron. Sólo que ahora tenía la costumbre de cambiar a mitad de la noche sin que él se diera cuenta, sino hasta por la mañana, cuando se veía obligado a perturbar su sueño por tener que levantarse temprano para ir a la universidad.

—Haechan. — llamó suavemente, moviendo de la misma manera el hombro del moreno. Por suerte, esta vez llevaba puesto algo. —Haechan.

El aludido se quejó, apretando el agarre de sus brazos y frotando su nariz en el cuello de Mark, una de sus piernas enredándose en la cadera del mayor. No mostraba señales de querer despertar pronto.

Mark suspiró, quedándose quieto por un momento. ¿Por qué tenía que ser así todos los días? Hasta se sentía mal por tener que alejar al felino de esa forma. Pero no tenía opción, realmente.

—Hyuck. — susurró, tomando con cuidado la muñeca del minino y apartando su brazo suavemente. Otro quejido, y cuando alzó la mirada, se encontró con los somnolientos ojos del castaño. —Hora de levantarse.

—Cinco minutos más. — lloriqueó, volviendo a poner su brazo a su alrededor. Antes de que Mark pudiera evitarlo, el gatito ya se había dormido de nuevo.

Observó el reloj, percatándose de que apenas y serían las siete. Tenía toda la mañana para hacer lo que quisiera, y el ronroneo de su minino era lo más parecido a una canción de cuna.

Otro bostezo escapó de sus labios. Rodeó la cintura del moreno con sus brazos, decidiendo que un par de horas de sueño no le harían mal a nadie. Cayó dormido en menos de lo que canta un gallo.

•°•°•° 🐈 °•°•°•

Mark abrió sus ojos, lentamente acostumbrándose a la iluminación que entraba por la ventana de la habitación. ¿Por qué las cortinas estaban abiertas?

Se levantó de golpe, percatándose de que Haechan no estaba a su lado en la cama. Corrió las sábanas, casi tropezando con ellas al salir de la cama, preocupado por donde estaría su minino.

Se lo encontró en el comedor, comiendo lo que parecían ser waffles. Se acercó lentamente, extrañado, su estómago gruñendo al sentir el delicioso olor que inundaba el lugar.

—¿Tú hiciste esto? — preguntó una vez estuvo cerca, sentándose frente al moreno. Habían omelettes y waffles en la mesa, junto a lo que parecía ser chocolatada, junto a una taza de café. Lucía delicioso, y lo hacían sentirse hambriento.

Donghyuck asintió, levantándose únicamente para ir y sentarse en las piernas de su dueño. —Sip. — afirmó, haciéndole una seña para que comenzara a comer. —Disfruta.

—¿Cómo?

—Wendy me enseñó en su tiempo libre. — respondió. —Mi cuidadora. — aclaró al ver la mirada que le dedicaba el canadiense. —Y Baekhyun me enseñó otro poco mientras estaba en lo de Chanyeol. ¿Sabe bien?

Mark asintió, tomando una porción y llevándola a los carnosos labios del moreno, quien la aceptó gustoso. Terminaron de desayunar así, entre charlas y Mark compartiendo su comida con Donghyuck.

Era extraño. Mark no era un gran entusiasta del contacto físico. Al menos no como Jaemin o Jeno. Tanto así, que llegaba al punto de mantener distancia cuando alguien quería acercarse a siquiera abrazarlo.

Pero con Donghyuck era diferente. Es más, era él quien daba el primer paso la mayoría de las veces.

Con Donghyuck se sentía bien, cómodo. Y una pequeña parte de su mente temía que el sentimiento que había dejado hacía tiempo estaba volviendo a aparecer.

cat || markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora