28. HERIDA [Felipe/Ezequiel]

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Aún con la herida fresca y sangrante, siguió el partido. Poca sangre no iba a detenerlo, y tampoco le dolía. El referí pitó el final del partido, fue allí que el ardor se hizo presente.

—¿Estás bien?— Julián alzó la ceja. Felipe negó y sonrió.

El color de la sangre se perdió debido a la calceta morada. No vio el raspón, entre la concentración y buscar estrategias, no se detuvo a ver lo que la barrida había causado. Bajó la calceta.

—Uy, eso se ve muy feo— Ezequiel se agachó para así ver de cerca el enorme raspón— Apóyate en mí, hay que limpiar la herida.

—Estoy bien. No hay de qué preocuparse. Cuando me bañe, se limpiará.

—Nada de eso— Ezequiel lo tomó de la mano— Dejá que me preocupe por vos.

Felipe asintió. Cada vez que Ezequiel se ponía así, protector, Felipe no podía negarse. Ezequiel le besó la mejilla. Gracias al beso se le olvidó el ardor.

Gracias por leer.

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