13. LECCIÓN [Lorenzo/Gabo]

955 46 5
                                    

Nota: basado en la siguiente imágen, y siempre quise hacer un nerd Lorenzo (me maman los fics de nerd)

Nota: basado en la siguiente imágen, y siempre quise hacer un nerd Lorenzo (me maman los fics de nerd)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Dispensen la calidad de imágen"
Advertencia: Gabo ooc (poquito), Lorenzo ooc

Gabo revisó la hora en la pantalla. Lorenzo no llegaba y era inusual de su parte. El chico de lentes, las ocasiones anteriores, había llegado puntual. Lo conoció gracias a Francisco, pues sus calificaciones no eran las mejores y antes de que Isabel lo mandara a llamar, Francisco, escrito en un papel rectangular amarillo, le pasó el número de la persona que lo salvaría de abandonar el equipo. Estaba a punto de salirse de su piel por toda la emoción de haber sacado todas las preguntas correctas y se olvidaría de los besos en las mejillas, era lo que habían acordado.

—Creí que no querías la ayuda de alguien más— Ricky razonó. Sí, en un principio así era.

—Bueno, Lorenzo no me recuerda a cada segundo lo estúpido que soy como Martín.

Cometió el error de pedirle ayuda al colombiano y se arrepentió desde los primeros minutos.

—Lorenzo me explica todo cuántas veces sea necesario. Pero, hoy llega tarde. Tal vez la práctica de volleyball se alargó— si Lorenzo no tenía el tiempo de ir, él le hubiera avisado. Lorenzo participaba en el equipo de volleyball de las Águilas, por lo que cuando debía quedarse a practicar por más tiempo o el entrenador quería hablar con el equipo antes de un juego, Lorenzo le avisaba.

Gabo viajó al pasado, cuando conoció a Lorenzo, y es que, el chico vivía en su mente a cada momento. 

El chico se sentó, a las 4:30 en punto. Gabo tenía la tablet en la mesa. Incluso sentado, Lorenzo le llevaba la delantera en estatura. Era lo típico, su altura tampoco era la promedio. Lorenzo se presentó, sonriendo tímido. Gabo le regresó la sonrisa, y algo caliente se posó en su pecho. Durante las dos horas que estuvieron allí, Gabo entendió más de química y matemáticas de lo que había entendido en su vida. Lorenzo le tenía paciencia y le explicaba el concepto dos o tres veces, sin alzar su voz o quejarse, como cierto colombiano. También notó que Lorenzo se acomodaba los lentes de montura gruesa cada minuto, era un tic.

No supo porqué, pero si lo pensaba a profundidad tenía sentido, Lorenzo comenzó a gustarle. Era bastante tierno cuando se acomodaba los lentes o los limpiaba, o cualquier actividad que hiciera, se veía lindo. Le gustaba escuchar su voz calmada y ver sus uñas cortas, que de seguro se mordía, admirar sus ojos pequeños que se veían grandes debido a los lentes. Si seguía, no entendería la nueva lección en la clase de Biología.

Gabo no era fanático de aprovecharse de los demás, pero, siempre había una excepción, y esa excepción se llamaba Lorenzo. 

Gabo ya estaba entendiendo la forma correcta de resolver una ecuación de segundo grado. Lorenzo le ponía una carita feliz si contestaba casi todos los ejercicios correctamente. Y era el detalle más tierno que alguien había hecho por él. Lorenzo lo alentaba así, con pequeños detalles que para otros pasarían inadvertidos.

—Tengo una idea— Gabo enunció, una tarde sentados en la biblioteca.

—¿Sobre qué?— Lorenzo se rascó la barbilla mientras Gabo sonreía de lado, admirando el gesto. Quería apretar las mejillas de Lorenzo y besarlo, y también, gustarle.

—Podrías darme un incentivo cada vez que haga los ejercicios bien y saque buena nota en los exámenes. 

—¿A qué te refieres con un incentivo?— Lorenzo alzó una de las cejas delgadas.

—Un beso.

Lorenzo volteó el cuello tan rápido que Gabo estaba seguro de que escuchó un crujido.

—¿En la mejilla?

—Si, podemos empezar por allí.

Funcionó, en ambos sentidos. Puso toda su concentración en lo que Lorenzo decía y lo aplicaba correctamente, aunque, tuvo unos cuantos errores, pero Lorenzo era fácil de engañar y convencer. Lorenzo se rascó el cuello. Estuvo a punto de decirle que no, pero Lorenzo puso sus labios en sus mejillas repentinamente. Las mejillas del mexicano eran retratos realistas de lava ardiendo. No se refería a eso, más bien Gabo quería besarlo a él, pero estaba satisfecho. 

Las siguientes tutorías fueron así. Besos que sabían a trofeos.

—Ya está aquí— Dedé le movió el hombro.

Gabo sonrió. Le haría saber que los incentivos habían funcionado, y por fin, la experiencia de besar los labios rosas, la podía sentir tan cerca.

Gracias por leer ^^

Historias cortas y otras no tan cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora