79. TRABAJO + DESASTRE [Ezequiel/Felipe]

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*ayer vi a un equipo de chicas afuera de un Oxxo y me vino esto, y les cambié el sexo a los chicos jah
Lorena->Lorenzo
Lucía-> Lucas
Andrea-> Dedé
Carla-> el pulpo

Marcador final: 2-0

Felipe abrazó a sus jugadoras. Habían hecho un gran trabajo. Carla les entregó las botellas de agua. Estaban a un paso de entrar a la semifinal, y por fin, quitarle el lugar al equipo de los halcones.

—Bien hecho, chicas. Bien jugado—Felipe las felicitó.

—Hay que festejar con pizza— Alejandra dijo.

—No, eso comimos la última vez.

Felipe se retiró. Las dejó discutir sobre el lugar al que irían a festejar.

[•••]

Escuchó las risas de sus jugadoras. Se detuvo al escuchar su nombre. 

—Yo si que estoy segura de que el entrenador Ezequiel está enamorado del entrenador de las Águilas.

Reconoció la voz de Ricky, y luego, Andrea dijo que ella pensaba lo mismo. Ezequiel cruzó los brazos. ¿Él, enamorado de Aragón? No, ni en sus peores pesadillas.

—¿Cómo va a ser posible si se odian? A menos que, ya saben, esa sea su manera de ocultar lo que en verdad siente— Gabriela aportó su opinión.

—¿Han visto la manera en la que lo ve? No me parece que lo odie— Rafaela se unió a la conversación.

No había nada detrás de su mirada. Puro placer al ver al otro entrenador enojado. No sentía nada por él, ¿o sí? No, ya estaban creyendo los chismes.

—No creo que deba importarnos la vida sentimental de nuestro entrenador— Valentina dijo, y Ezequiel estuvo de acuerdo.

—Solo son teorías. Pero, en verdad creo que nuestro entrenador lo tiene mal por el entrenador de las Águilas.

Ezequiel decidió que era el momento de hacer su aparición. Las chicas se separaron y volvieron a sus lugares. Se vieron entre ellas, preguntándose si habían sido escuchadas.

—¿Listas?

Todas asintieron. Ezequiel sonrió. Por involucrarse donde no debían, les iba a dar dos vueltas extra a la cancha. Félix estaría orgulloso.

[•••]

Maldita sea, Ezequiel maldijo en su interior. Las ideas de sus jugadoras se metieron en su cabeza como parásitos.

De pronto, estaba notando a Felipe. ¿Siempre había sido su sonrisa así de perfecta? No, ¿en qué estaba pensando? Su sonrisa era normal. Lo miró darle indicaciones a las halcones. Se veía serio, pero a la vez abierto a lo que las chicas podrían opinar.

Felipe le sopló al silbato, y las chicas se dispersaron. Cuando Felipe lo notó, rodó los ojos. Le encantaba verlo enojado. 

—¿Qué hacés vos acá? Nadie pidió a un boludo.

—Nah, ya veo que ese lugar lo ocupaste vos.

Felipe cruzó los brazos. Cuando se lamió los labios, Ezequiel siguió el movimiento de la lengua roja. ¿A qué sabían esos labios? 

—¿Qué querés?

Ezequiel copió la acción de Felipe, cruzó los brazos. ¿Qué haría sin la enemistad con Felipe en su vida? Las peleas con él eran lo mejor de su día.

—Van a remodelar la cancha de los Halcones. Isabel ya habló con el director, y podemos usar su cancha todo el tiempo que sea necesario.

—No puedo creerlo. ¿Tengo que ver tu horrible cara a diario? Qué castigo más grande. 

—Aww, yo sé que esperas con ansías el verme cada día.

Ah, ya entendía porqué sus jugadoras llegaron a esa conclusión. Sus comentarios no eran bruscos como los de Felipe. Si los hacía sonar así, Felipe se enojaba más.

—No quiero problemas, Correa. Asegúrate de quedarte en tu lado.

—Si, capitán.

Ezequiel sonrió. De verdad, ver al entrenador enojado lo hacía feliz.

[•••]

Tanto Felipe cómo Ezequiel pensaron que entrenar juntos terminaría en desastre. Sin embargo, las chicas hablaban como si no fuesen de equipos contrarios.

—Creo que nosotros somos el mal ejemplo— Felipe comentó.

Ezequiel asintió. Era vidente el orgullo de ambos.

[•••]

—Tengo un plan para juntarlos— Lorena alzó la ceja.

—Escuchamos.

Las chicas de los dos equipos asintieron, el plan en marcha.

[•••]

Felipe se preguntó por qué Ezequiel querría verlo en un restaurante. Y no, Felipe no estaba usando su mejor atuendo para ver a Ezequiel fuera de su currículum como entrenador. Ni tampoco se había presentado porque tenía sentimientos por Ezequiel. Y eso era una completa mentira, porque sí, de alguna manera, ese entrenador altanero le causaba estragos a su pobre corazón. Felipe era un experto en guardar su expresión calmada cuando Ezequiel hacía comentarios aludiendo al hecho de que Felipe sentía algo más que no era exactamente el disgusto que ambos compartían. Y, aunque el disgusto no era del todo falso, tampoco era tan grande como clamaba. Esa podría ser la razón, Ezequiel se percató y regresaba sus sentimientos.

Vio a Ezequiel sentado, luciendo como alguien de la realeza. Quién iba a pensar todo aquello que se ocultaba debajo del conjunto deportivo. Suspiró. 

—Llegas tarde. Un mal comienzo de tu parte, ¿no? Pues tú me invitaste.

Felipe unió las cejas.

—No. Vos me invitaste. 

—Claro, ¿y por qué haría eso? 

Y luego, la claridad llegó a Ezequiel. Felipe por su parte, se sintió un imbécil al creer que Ezequiel querría invitarlo a salir y también, desilusionado.

—Dale, si no fuiste vos y tampoco yo. De seguro a ti se te ocurrió esta bromita. Entonces, me voy. 

—Ey, no fui yo— Ezequiel lo detuvo— Pero, ya que estás aquí, quédate.

Felipe dudó, sin embargo, no iba a perder nada si se quedaba.

[•••]

Reunieron a todo el equipo en los vestidores. Apenas si cabían. De alguna forma, ellas sabían que estaban en problemas.

—¿Alguna vez han visto "The parent trap"?

—Muy buena, me la he visto tres veces— Lucía dijo. Era la única que no estaba en la misma página. Valentina le explicó en voz baja.

—No tengo duda de que todas estuvieron involucradas, ¿o me equivoco?

—Uf, las vacaciones que va a tomar Florencio.

Las chicas gruñeron. Como hablaron al mismo tiempo, Ezequiel no escuchó los murmullos. Felipe les pidió que guardaran silencio.

—Vayan a la cancha— las chicas se levantaron, sin rechistar, e hicieron su camino al pasto— Deberiamos agradecerles— Felipe dijo. Ezequiel le besó la sien y negó.

—Hay que dejarlas seguir teniendo diversión a nuestra costa. Se darán cuenta, ya lo verás.

—No creas que voy a ablandarme. Está vez, les vamos a ganar— Felipe cruzó los brazos.

—Ni yo— Ezequiel le dio un beso en la nariz.

*Gracias por leer ( ͡°ᴥ ͡° ʋ)

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