96. INSOLENTE [Ezequiel/Felipe]

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*ya dije que me encanta escribir sobre esto jah

Eran un par de estúpidos. De eso no había duda.

La mentira le salió al natural. Pero, su propósito siempre había sido el apoyar a Ezequiel. Sabía que la relación entre su amigo y su padre no se acercaba ni un poquito a lo cordial, si es que siquiera existía relación entre ellos. Felipe había pasado horas escuchando razones por las cuáles el señor Correa era un mal padre. La principal, el padre de Ezequiel quería que siguiera el linaje de hombre de negocios y se casara con una hija de alguno de sus socios. Era tan cliché que Felipe no podía quitarse la tentación de burlarse. Y lo hacía.

—¿Quién es nuestro invitado?— el señor Correa preguntó. Felipe rodó los ojos. Ya se habían conocido y no lo recordaba, así que lo aprovechó. Iba a vengar a su amigo por los malos comentarios que había recibido por parte de su papá. Y también, a probar un poquito de lo que siempre había deseado con Ezequiel.

—Yo soy Felipe, el novio de Ezequiel. Mucho gusto, Eze me ha hablado mucho de usted.

La cara de Ezequiel siempre la iba a recordar, ni hablar de la del cabecilla de la familia Correa. Nunca imaginó que una persona podía llegar a insultar a otra llamándola insolente, pero al parecer, hasta para insultar el señor Correa era elegante. Su presencia ya no era grata en la casa de Ezequiel, pero, podía inmiscuirse por la ventana. Ludmila de seguro sería su cómplice.

Luego de los gritos, salieron de la casa tomados de las manos, y no se soltaron hasta llegar al hogar de Felipe. Este sintió de inmediato la falta de calor proveniente de Ezequiel cuando él dejó libre su mano.

—Eso fue lo mejor que he presenciado en mi vida— Ezequiel lo abrazó— Gracias. Nunca lo había visto tan enojado, ni cuando me perforé la oreja.

—De nada— Felipe se alejó del abrazo y se echó en su cama.

Haría muchas cosas por Ezequiel, y se dejaría hacer muchas cosas por él. Caso contrario con su amigo, pues él no sentía lo mismo.

—La próxima vez, deberíamos besarnos frente a él.

—¿Querés matarlo?— Felipe preguntó.

—No. Por supuesto que no. A pesar de todo, es mi papá— Ezequiel encogió los hombros.

El silencio que siguió fue incómodo, algo inusual entre ellos. De pronto, Felipe estaba consciente de lo cerca que estaba Ezequiel. Tal vez, no había sido buena idea, porque si seguían así, Felipe iba a terminar confesándose.

—Ahora somos novios— Ezequiel susurró. El aliento golpeó su oreja y Felipe se estremeció.

—De mentiras— Felipe respondió— Somos amigos, ¿no?

Pero, ¿qué importaba? Tenía los labios de Ezequiel sobre los suyos, y no era el único que estaba ocultando sus sentimientos.

—Somos más que eso.

*siempre he creído que Ezequiel tiene mala relación con su papá...

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