191. DETECTIVE + DESAYUNO [Lorenzo/Gabo]

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* hola friendos. Tengo que aprovechar la inspiración, antes de que se vaya. Inspirada por la siguiente imagen

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Ahhh, se me olvidó recortarla. Bueno, ya ni modo.

Gabo había terminado su entrenamiento como cocinero. Debía de fingir ser uno para así lograr encontrar evidencia en contra de la familia más importante de Buenos Aires, misma que no era convencional ni mucho menos tradicional, al menos no en el aspecto de un hombre y una mujer. Diego Guevara era uno de los empresarios más importantes de las últimas dos décadas. En cambio, Francisco Velázquez había carvado su nombre en la historia del fútbol como uno de los mejores delanteros. Para los que no conocían la historia de ambos personajes, era una unión inusual, debido a la naturaleza con respecto al carácter de cada uno. Sin embargo, el matrimonio tenía historia mucho antes de que consiguieran la fama, ya que habían sido compañeros en el IAD, pero, Diego no pudo comenzar una carrera en el futbol debido a una lesión. 

Luego, de repente, apareció Lorenzo. Había tantos rumores como para obtener una teoría que pudiese ser correcta. Algunos títulos rezaban que era el fruto de un amorío por parte de Diego, y luego el autor del amorío cambió cuando llegó Zoé, seis años después. Otros rumores rezaban que los niños venían de un vientre de alquiler, o uno más absurdo, que eran adoptados, pues ambos niños compartían características con Diego y Francisco. Gabo no sabía qué creer, y en realidad, no le importaba. Había visto algunas fotos de los hermanos, antes de graduarse de la academia de policía. No se mantenía al pendiente de la vida de personas que no conocía y que además no le importaba. El jefe le entregó el expediente. El cabecilla del imperio Guevara ahora era Lorenzo. Diego se había retirado cuando Francisco lo hizo, y parecían estar disfrutando la vida que conllevaba amasar dinero por varios años, y claro, sus dos retoños ya no eran unos niños que necesitaran cuidados. 

Gabo necesitaba una razón válida para ir de encubierto, pero entendía que solo era una orden de arriba, y si él no iba, escogerían a otro. El jefe dijo: Tanta "bondad" no puede provenir de negocios limpios, debe ser para desviar la atención. Él se refería a las obras que hacía la familia. Francisco dirigía una de las mejores academias de fútbol, y ofrecía tantas becas como le era posible. Mientras tanto, las empresas del imperio Guevara apoyaban escuelas y proyectos culturales. Gabo no podía erigir una opinión. Claro que había escuchado el famoso apellido. Incluso, tuvo el placer de conocer a Francisco en una de las academias. 

Gabo se pasó una mano por el pelo. Lo había cortado para su nueva misión. Ya debía presentarse a partir de mañana porque el trabajo ya era suyo. Martín ya le había entregado los micrófonos, las cámaras, todo aquello que necesitaba para recabar la información necesaria. 

—Mucha suerte, Gabo— Felipe, su amigo, le apretó el hombro y lo sostuvo en un fuerte abrazo.

Sus compañeros reaccionaron como si estuviera a punto de irse a la guerra. Un taxi ya lo estaba esperando, con sus maletas en la cajuela, porque debía mudarse a la casa de los Guevara. Se había despedido de su abuela en la mañana. Ella ya estaba enterada de lo que debía hacer. Gabo, por el momento, se encontraba vacacionando en Brasil y Mariano, su nueva identidad, sería el chef personal de Lorenzo Guevara.

Historias cortas y otras no tan cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora