86. AGUJA [Julián/Martín]

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*me gusta un chingo escribir y leer sobre soulmates. Así que, de seguro escribiré de eso más adelante. Vi este prompt hace mucho, cuando pasaba todo mi día en Tumblr.

Prompt: "Los compañeros de alma pueden sentir el dolor del otro"

Una tarde, mientras reía y bebía con sus amigos, Julián sintió los piquetes de aguja en su hombro. El vaso cayó de sus manos, y el ruido del cristal despertó la preocupación de sus amigos. Dolía como una perra.

Durante su vida, había sentido dolor, proveniente de su compañero de alma, cinco veces en total. Y ninguna de esas veces se comparaba a esa. No iba a ser la última. El dolor en su hombro pasó a todo su brazo, a su cuello y al pectoral. Era horriblemente doloroso. Julián llegó a entrar en pánico porque era obvio que se trataba de agujas, y en conclusión, de tatuajes.

Julián, en el aspecto de encontrar a su otra mitad, siempre fue un soñador. Sus amigos se reían de él, porque disfrutaba la literatura y las obras del séptimo arte referentes a los compañeros de alma, y él clamaba que su historia de amor sería así.

O, así había sido hasta que sintió el dolor proveniente de la aguja. Julián le temía a las agujas, por eso se alimentaba sano y practicaba deporte, para así evitar los hospitales. Pero, la persona destinada para él era alguna clase de masoquista. Aún después de días, Julián sintió la sensación de dolor en su piel.

Cuando Martín llegó a los halcones, con solo verlo lo supo, y no fue por los tatuajes, nada más lo sintió, su interior reconoció al colombiano. El encuentro, Julián lo había imaginado diferente, romántico, una memoria que le gustaría platicar de lo linda que iba a hacer. Pero no. Al verlo, Julián sintió su tripa retorcerse, y así, sin importarle que estaba a punto de interrumpir un partido y de que Félix lo haría limpiar las duchas con su lengua (literal), Julián bajó de las gradas y caminó con pasos largos para plantarse frente a su desgraciado compañero de alma.

-¡La concha de tu madre!- Julián volteó el rostro sorprendido de una bofetada-¿Hijo de puta, sabés que es sentir cientos de agujas de mierda entrar en tu carne cuando tenés miedo, un puto pánico a las agujas, y no solo una vez, varios días y en diferentes lugares?

Su flamante lenguaje dejó boquiabierto al público. No era partidario de la violencia, sin embargo, se sintió bien. Julián se tranquilizó, su sufrimiento había sido vengado por lo que el peso en su interior desapareció.

-Te perdono, pero nada más porque sos bonito. ¡Suerte!- Julián regresó a su lugar en las gradas.

*Gracias por leer c: Gracias a mi compita Weirdo por ayudarme con las maldiciones.

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