33. SÚPLICA [Dante/Marco]

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—Entonces, de verdad te vas del equipo.

Marco abrió la puerta y Dante no tardó en reclamarle, porque lo que Dante dijo era un reclamo. Desde la puerta se podían ver las maletas ya hechas. Si, se iba.

—Pasa.

Dante no necesitaba invitación para entrar a su departamento (aunque, casi siempre pasaban el tiempo en el departamento de Dante), pero Marco sabía que él estaba molesto y si no le decía, él se quedaría en la puerta.

—¿Qué pasó con aquello de que el equipo era lo más importante para ti?— Dante cruzó los brazos. A él, la seriedad no le iba para nada— ¿Vas a dejarnos? ¿Por qué tienes qué irte? ¿Por qué no me dijiste?— eran demasiadas preguntas— No tienes que irte— Dante dijo, y sonó a súplica. Y no se refería al equipo nada más, también a su relación. "¿Vas a dejarme?", es lo que iba implícito.

—Algún día, tu también dejarás el equipo— fue una decisión que no dependió 100% en él y era verdad lo que dijo, Dante lo sabía. 

Había sido un esfuerzo enorme por parte de ambos el llevar el escudo de la Juventus por mucho tiempo pero Marco debía despedirse. 

—¿Qué hay de nosotros? Pensabas decirme hasta que estuvieras en otro maldito país, ¿no?— porque Marco no se iba a otro equipo de Italia, se iba a otro país, a otro continente. Marco quiso acercarse y acariciar la mejilla, explicarle todo aquello que no le había dicho, pero Dante se alejó, sus pasos lo llevaron a la puerta— Ya no hay nosotros. Debí imaginarlo. Ni siquiera me lo dijiste tú.

—No es lo que piensas, Dante. Podemos seguir…

—No. ¿Cómo va a funcionar si ni siquiera me dijiste que habías tomado esa decisión?

Entendía el dolor y la traición que Dante sentía, y se arrepentía profundamente el no haberle dicho con anterioridad.

—De seguro, me habrías cortado por medio de una llamada, cuando ya fuera obvio que se acabó.

—No es así, Dante. Solo, déjame explicarte.

Dante negó, los rizos se movieron con él. El hombre que amaba estaba tan herido que no aceptaba explicaciones y no era él, el Dante sonriente, y Marco entendía, había sido su culpa el que estuvieran en esa situación. 

—No, no quiero oírte— Dante se limpió el agua de sus mejillas— Supongo que esto es el adiós.

Dante salió, aún negando.

—¡Dante! ¡Dante, espera! ¡Dante!

El de rizos ya había entrado al ascensor. Marco debió seguirlo, explicarle aunque él no quisiera. Sin embargo, no lo hizo.

Gracias por leer ^^

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