70. FAMA [Martín/Julián]

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*Creí que se había publicado desde hace rato, pero nel Wattpad lo puso en borrador.

Sintió las vibraciones a través del pantalón. De seguro, eran mensajes de Julián. Él tenía la manía de llenarlo de mensajes durante el día. No iba a negarlo, le gustaba la atención que Julián le daba. El teléfono siguió vibrando y Martín perdió la concentración.

Sacó el móvil y lo encendió. 17 nuevos mensajes. La mayoría eran imágenes. La galería de Martín constaba de imágenes de gatos con emoticonos de corazones y/o frases bonitas. No tenía ni idea de dónde las obtenía.

Martín se encontraba a la mitad del mensaje cuando la profesora se detuvo a su lado. 

—¿Puede leerlo en voz alta para que todos estemos en el mismo canal?

Martín quiso ocultar el teléfono, pero ya era tarde. Se levantó. Por el rabillo del ojo vio a Gabo y compañía expectantes. De seguro, le harían burla después. La profesora había visto el mensaje, no tenía escapatoria, no podría mentir y decir que era otro. 

—Sigo esperando— la profesora cruzó los brazos.

Martín se acomodó los lentes.

—Hola, bebé. Te extraño mucho. Con eso de los entrenamientos y los partidos, no hemos tenido tiempo juntos. Ya te quiero besar, aunque te molestes cuando estamos en tu habitación porque no quieres que tus amigos vean— no tuvo porque verlo para adivinar que Dedé y Ricky se estaban riendo. Gabo no, él lo entendía. A él le también le había pasado y Lorenzo era explícito. Otros también se reían de su desgracia. Y claro, el mensaje contenía faltas ortográficas y demasiados emojis— Espero que te vaya bien en el partido y que ganes. Te quiero— Martín terminó de leer. No fue consciente de la sonrisa. Cuando escuchó el 'aww' grupal, Martín regresó a su expresión aburrida, no quería perder su fama de malo.

—Gracias— la profesora le sonrió.

Martín comprendió que no debía sacar su celular en clase. 

(-_-_-_-)

Julián sonrió cuando vio a Martín fuera de su casa. 

—Ey, Mar. ¿Cuánto llevas aquí?

—Cállate y bésame.

Martín tenía la idea de reclamarle a Julián. Debía de mandarle mensajes en otro horario. No quería volver a exponer su privacidad así. Pero, habían pasado exactamente ocho días desde la última vez que había tenido a Julián frente a frente. Su enojo se disipó nada más ver los ojos azules, el cabello despeinado y los labios que ya extrañaba. Julián lo convirtió en un debilucho por él.

+Gracias por leer ʕっ•ᴥ•ʔっ

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