*por lo general, cuando escribo algo, siempre lo imagino de diferentes maneras, del 116, esta sería una versión
Un año.
Un horrible año sin Leo. 365 días, 8760 horas y 525600 segundos sin estar en la presencia del antiguo halcón. Era gracioso que la relación comenzó como sexo, simple intercambio de placer. Pero, no era una relación sin sentimientos, si Leo era al único al que llamaba cuando necesitaba liberar el estrés y la tensión. Y con Leo, todo era posible, algo rápido, algo lento, algo rudo, algo apasionado, algo sucio.
Entonces, cuando en un inicio terminaban, Leo se vestía y se marchaba, o Pedro era el que se retiraba. Hasta que, Pedro se detenía a ver las reacciones de Leo mientras empuñaba su hombría profundo en el cuerpo que conocía, y del cual, sus dedos tenían un mapa mental de lo que a Leo le gustaba. Por ejemplo, si Pedro se divertía besuqueando y chupando el cuello, Leo perdía la cabeza y Pedro le daba un clímax adelantado, pero, si Pedro se tomaba su tiempo, besan aquí y besando allá, Leo se volvía desesperado y demandante, vociferaba lo que quería a punto de quebrarse. De pronto, dormían juntos, enredados, y se levantaban juntos, había ocasiones en las que compartían la ducha. Pedro acompañaba a Leo al IAD, y si el tiempo era suficiente, almorzaban de camino.
Y, los sentimientos aparecieron. Leo se apoderó de su corazón y el bastardo lo sabía. Ya tenían ganado el territorio de lo sensual, porque, el sexo con Leo era maravilloso, y claro, como novios, mucho había cambiado, para bien, por supuesto.
Los días de escuchar a Leo por una línea telefónica, habían llegado a su fin.
Pedro se encontraba en la habitación de Leo. El padre de este le había permitido pasar. La madre de Leo estaba con él, pues debido a la transferencia de de trabajo, Leo aprovechó para irse a Colombia a estudiar un año allá.
Pedro pasó a la siguiente imágen. Gruñó. Leo y Ludmila se volvieron buenos amigos luego de que ella lo rechazó. No era celoso, pero con Leo, todo era posible. La siguiente, lo hizo sonreír. Leo se acababa de despertar, y su cabello lucía de la misma forma en la que quedaba luego de que se demostraban lo que sentían. Lo extrañaba tanto que sentía melancolía al ver las fotos.
Escuchó la puerta ser abierta. Pedro se levantó y abrazó a un agotado Leo.
—Te extrañé, boludo.
Leo se rió.
—Creí que en cuanto me vieras, me atacarías y no me dejarías dormir. Vine preparado.
—Solo quiero abrazarte, y dormir con vos. Mañana puedo dejarte sin aliento, pero ahora, solo quiero tenerte cerca.
—Me voy un año, y cuando regreso, te convertís en un romántico. Creo que debería irme seguido.
—¡No!— el agarre de Pedro se fortaleció— Si te vas, tenés que llevarme con vos.
Pedro le acarició la mejilla. Un año le había hecho maravillas a Leo, se veía más guapo, maduro. Pedro le besó el cuello y se estremeció. Le gustaría desnudarlo y escuchar sus sonidos, sin embargo, la sensación de tenerlo en sus brazos era más grande.
*Gracias por leer ^^
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Historias cortas y otras no tan cortas
FanfictionDrabbles/oneshots de diferentes parejas.