193. VIAJE [Lorenzo/Gabo]

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*continuación del anterior.

Envió la fotografía al grupo que compartía con Martina y Valentino. A pesar de que veía a Valentino como un hermano, él era uno de sus mejores amigos. Incluso si su hermano iba sentado atrás, con Julián y Alfa, él mandó la foto al grupo, con el siguiente mensaje.

L👑Renzo:

¿Qué carajos hago?

La respuesta de Martina no se hizo esperar. 

🌻Martina🌻

Robaselo. Oh, espera. Ya lo hiciste. Ugh, ahora tengo ganas de leer una historia así, gracias Lorenzo 😒 Tendré que escribirla yo 

Esa manía de Martina de ver a dos chicos e imaginarse una loca historia de amor, jamás la entendería. Lorenzo envió un sticker, y dió por finalizada la conversación. Al menos, por el momento, porque Martina lo llamaría al llegar a su destino y le pediría detalles.

Lorenzo puso los ojos en blanco. No sería capaz de hacerle algo así a su hermanita. No quería moverse, ya que no quería interrumpir el sueño de Gabo o el de su hermana. Por parte de Valentino no hubo respuesta, pero sabía que él los estaba mirando. En los días que Gabo asistió a su casa, se habían acercado. Lorenzo no quería en un inicio, pero era imposible ignorar a Gabo. 

El brazo de Gabo se enredó en el suyo, y el rostro del chico quedó hundido en su cuello. La respiración le causó un escalofrío. Dudó de si Gabo estaba inconsciente o lo hizo a propósito. El olor a champú llenó sus fosas nasales.

Una hora después, Zoé se estiró. Ella observó a Gabo con una cara completamente enamorada. Lorenzo sintió culpa. No sabía cómo podría reaccionar ella cuando supiera. Gabo le comentó que le había dicho que solo podían ser amigos, pero al parecer, su hermana aún no lo comprendía. 

—¿Esto es obra el consejo?— Zoé le preguntó, su expresión de disgusto.

Lorenzo negó entre risas, y la cabeza de Gabo se movió pero él no se despertó. Zoé cruzó los brazos, deseando estar en el lugar de Lorenzo. Le dirigió una sonrisa socarrona, porque una oportunidad de burlarse de su hermana no podía ignorarla, era su deber como hermano mayor.

Los dedos de Gabo rozaron los suyos. Su estado de alerta no llamó la atención de Zoé. Lorenzo se mordió los labios cuando la mano de Gabo descansó sobre su palma y parecía como si estuvieran tomados de las manos. Gabo lo estaba poniendo en el ojo del huracán. 

—Tu amigo duerme mucho, ¿no?— Lorenzo dijo, la palma de Gabo aún seguía sobre su mano y su rostro hundido en su cuello.

—Podemos cambiar de lugar, o, ¿querés que lo despierte?— Zoé estaba a punto de estirar su mano, Lorenzo la detuvo.

—Está bien, no importa.

Unos minutos después, Zoé decidió que quería tener una foto de un Gabo durmiente. Lástima que sería con él, porque no había forma de que Lorenzo no apareciera.

El rico aroma a frutos rojos lo acompañó hasta que Gabo despertó. Se habían detenido en un restaurante de carretera. Lorenzo estaba hambriento, además de los calambres en sus brazos. Al abrir los ojos, Gabo se sorprendió por la posición en la que estaba, y el sonrojo evidenció que no lo había hecho a propósito.

—Lo siento— Gabo se alejó, pero Lorenzo alzó los hombros.

—Lo que resta de viaje, puedes ser mi almohada— Lorenzo le apretó el hombro, dejando a Gabo con un millón de pensamientos.

☆☆☆☆☆

—Muy bien. Alfa y Alejandro, ustedes compartirán una habitación. Valentino y Julián, ustedes estarán juntos. Y, Gabo y Lorenzo también. Zoé, tendrás tu propia habitación.

Si Zoé pudiera rodar los ojos completamente, lo habría hecho.

—Eres tonta si creíste que nuestros padres te dejarían dormir con Gabo— Lorenzo le susurró.

—Ya lo sé. Pero, no es como si quisiera hacer algo malo.

—Aún no quieren ser abuelos— Alfa dijo, y eso causó que Lorenzo riera a carcajadas. 

Zoé lo fulminó con la mirada, pero Alfa era inquebrantable. Él solo alzó los hombros y se retiró con Alejandro. Gabo regresó del baño.

—Vamos compañero, debemos ir a nuestra habitación— Lorenzo pasó un brazo sobre los hombros de un confundido Gabo.

Zoé cruzó los brazos, enojada. Su plan no iba como esperaba.

—¿Vamos a dormir juntos?— el leve temblor en los labios del enano le pareció singular.

—Posiblemente. A menos que hayan dos camas.

Era divertido ponerlo nervioso. Le gustaría saber cuál sería su reacción cuando supiera que él ya lo sabía. ¿La piel se volvería roja por un sonrojo o comenzaría a tartamudear? Esperaba que no se desmayara.

—¿Quieres que durmamos juntos?— Lorenzo le preguntó cerca de la oreja.

Gabo se mordió el labio y agachó la mirada. Descubrió que las orejas de Gabo también adoptaban un sonrojo. Qué tierno. Lorenzo le revolvió el cabello y se alejó de él. Le daría espacio para revisar. Subieron las escaleras. El ruido provenía de las habitaciones ya ocupadas por sus hermanos. Al ser los últimos, les dejaron la habitación más pequeña.

—Qué mal, hay dos camas— Lorenzo expresó. 

La habitación podría no ser tan espaciosa como las demás o como la principal en la que estarían sus padres, pero Lorenzo no tenía duda de que era la mejor. La ventana daba una vista al mar que parecía una obra de arte. Además, las escaleras de madera llevaban a un pequeño balcón sobre el techo. No tenía ninguna duda de que la vista desde allí por las noches sería alucinante.

Gabo seguía parado, observando todo. Parecía un niño pequeño descubriendo el mundo a pasos gigantes. La inocencia en sus ojos causó que el corazón de Lorenzo se saltara un latido. Por supuesto que sabía la historia de Gabo, Zoé no paraba de hablar de él. Lorenzo se encargaría de que Gabo disfrutara de estas vacaciones, porque de alguna manera, quería seguir viendo esa inocencia.

*Gracias por leer ^^

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