7.

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Mi cabeza daba vueltas mientras miraba el techo blanco de mi habitación.
Hace unos minutos me había despertado lentamente hasta quedar así, boca arriba, recordando poco a poco lo que pasó ayer.
Nada más despertarme, mi tobillo comenzó a doler, lo cual me dijo que me caí. Después miré el celular y vi un mensaje de Juan que preguntaba por mí, así que supongo que sí me caí y me vio o ayudó.
Intenté recordar a él ayudándome pero no salía ninguna escena así en mi mente, lo cual me dijo que sí me vio caer pero no me llevó hasta acá.
Lo bueno de no beber mucho era que no te olvidabas de todo. Así que, decidí poner mejor mi cabeza levantándome de la cama.
Cuando apoyé el pie caí al suelo del dolor que no me esperaba. Lo que faltaba, un esguince.
Me apoyé en la pared y subí hasta caminar apoyada en esta. Tenía la ropa de ayer menos los zapatos, por suerte.
Bajé lentamente las escaleras y fui a la cocina para buscar una pastilla que tomarme con el café. Lo bebí luego volví a las escaleras, tenía que volver a subirlas porque tenía que ducharme y cambiarme de ropa, sólo olía a alcohol y era demasiado desagradable despertarte con ese olor.
Cuando estaba decidida a subir, sonó el timbre, lo que significaba ayuda para hacer mi primer desafío con el tobillo mal.
Fui hasta la puerta y la abrí, encontrándome a Juan allá.
- Tenés mala cara.
- Mi tobillo está mal, no yo.
- Vos un poco también.
Sonrió y pasó sin invitación. Le dije de subir las escaleras y accedió a ayudarme, volviendo a la sala mientras me duchaba apoyada en la pared y notando como mi dolor de cabeza se iba mientras que el del tobillo se suavizaba por la pastilla.
Bajé después en busca de mi amigo una vez ya estaba vestida con ropa limpia. Fui hasta el sofá y me dejé caer en él, suspirando.
- ¿Que hice ayer?
- Bueno, Claudia se emborrachó y por lo que me dijo Nicolás él la llevo a casa. Vos tropezaste en la calle y te torciste el tobillo y Matías y Diana se fueron a sus casas con compañía cada uno.
- Vaya, ¿Y vos me llevaste hasta acá?
- No, yo no fui.- me sonrió y le miré confundida.
- ¿Entonces quién? ¿Llamaste a mis hermanos?
- No contestaban.
- ¿Entonces?
- Bueno, un viejo amigo estaba por allá y te ayudó a levantarte cuando caíste, después se ofreció a llevarte aunque creo que no sabía bien quien eras ni vos él.
- ¿Quién, Juan?
- Un tal Mauro, ¿Lo conocés?
- Mauro...- mis ojos se abrieron en cuanto mis neuronas se conectaron y me enteré de toda la información recibida. Le miré sorprendida y sonrió más. - ¿Mauro Lombardo? ¿Duki?
- El mismo.
- Decime que no se acordaba de mí.
- No, por lo menos cuando se fue, y vos tampoco de él.
- ¿En serio?
- Eso parecía.
Dejé caerme en el respaldo del sofá con los ojos cerrados, oyendo la risa de mi amigo a mi lado.
Entonces los recuerdos comenzaron a salir con lagunas de por medio. Él en el taxi, pero todo estaba borroso. Después él y yo en mi casa, donde la imagen ya era algo más nítida, pero doble, y podía notar que sí que eran sus tatuajes. Me dijo que era él y yo me sosprendí, diciendo que bueno, no importaba ahora mismo porque me dolía el tobillo demasiado. Lo siguiente que recuerdo es él yéndose por la puerta riendo. ¿Qué pasó para que se riera?
- ¿Qué hice?
- ¿Te acordás ya?
- Más o menos, me faltan algunas cosas.
- Bueno, por ahora te llevaré al hospital, así sabemos que tenés en el tobillo.
- Que pelotuda que soy...
- Demasiado.
Resoplé y mi amigo me ayudó a levantarme, acompañándome hasta su auto para luego manejar al hospital.
- Por cierto, Santino llamó esta mañana cuando vio las llamadas.
- ¿Le dijiste que pasó?
- Le dije que yo te lleve a casa y que te torciste el tobillo. Omití el alcohol y Mauro de la conversación como podés ver.
- Ya...
Frenó y salió primero para luego ayudarme a mí a ir al hospital. Tras una larga espera y unas pruebas todo parecía un leve esguince que sin esfuerzo y mucha pomada podría cursarse sin falta de yeso.
Volvimos a casa y después me dejó sola. Entré y recibí un par de mensajes de Carlos, mi amigo de la facultad. Pero, cuando iba a leerlos, una llamada me interrumpió y la acepté sin querer ni leer quién era.
- Boluda, ¿Cómo no me decís que viste a mí hermano ayer?
- ¿Qué?- alejé el celular de mi oído para ver quién era. Candela.
- Mauro me lo dijo, que te caíste y te llevo a casa.
- Oh, sí, es un esguince.
- Y me dijo que no sabías quién era él.
- Ya... escabié demasiado.
- Bueno, él parecía divertirse contándolo eh.
- Decile que gracias eh, compartiendo cosas privadas por ahí.
- Es lo que tiene ser la amiga de su hermana, pelotuda.- suspiré tumbándome en el sofá.- Bueno, la próxima que salgas de joda me llamás eh.
- Ya y acabamos en algún hospital.
Rió y seguimos hablando un rato más hasta terminar la llamada. Pedí a domicilio para comer y contesté los mensajes de Carlos, contándole de mi tobillo.
Aún así, después de un par de horas después, mi mente seguía en aquellos borrosos recuerdos. ¿Qué pasó cuando no recordaba?
Agarré mi celular, me metí en Instagram y busqué su cuenta sin estar muy segura. Le puse para mandar un mensaje y como una pelotuda decidí preguntar.
dukissj

Soy Angie.
¿Me podés decir que pasó que no recuerdo?

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora