35.

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Me miré en el espejo sin saber si ir o no. Ya estaba vestida y tenía mis cosas en la entrada esperando. Hace unos segundos había mirado la hora en mi teléfono y vi que pronto Carlos llegaría para irnos juntos, pero yo no quería ir y menos verle.
No había olvidado lo que pasó, aunque eso fue lo único que me aconsejó Juan, pero aún no me creía lo que pasó en aquel after. Sin llegar a creermelo, era difícil olvidarlo.
Le dije a Carlos que viniese a por mí para ir juntos a la facultad hoy, así nos veíamos antes, pero ahora que ya sólo quedaban minutos para eso, me quedé mirándome en el espejo pensando si él se merecía saberlo o no. Tenía claro que sí se lo decía, terminaría la relación a no ser que fuera demasiado inocente.
No lo dejaría por Mauro, no, pero si a mí me engañan recién empezada una relación no podría fiarme de esa persona, por lo tanto si le decía me dejaría en casa y tendría que ir en el colectivo, tarde además.
Pero si no le decía, nuestra relación se formaría encima de una gran mentira que sería difícil de olvidar. De repente, oí la puerta que me avisaba que Carlos ya había llegado para irnos.
Suspiré, agarré mis cosas y caminé lentamente hacia fuera de mi habitación para ir a la entrada. De nuevo, me consolé diciendo que con los días me creería lo que pasó y lo olvidaría, por lo tanto si llegaba a quererme bastante a Carlos podría olvidarme definitivamente de eso y nuestra relación podría llegar a ser buena, estable.
Abrí la puerta, él me sonrió y antes de que se diera la vuelta para caminar al auto le agarré la mano y tiré de él hacia mí para besarle. Había que empezar desde ya a olvidarme de lo ocurrido y tan sólo pensar en Mauro cuando vea algo que me recordase a mí infancia o por su hermana.
Si Candela lo supiera...Mis pensamientos se llenaron de su reacción imaginaria y decidí borrar todo con la radio del auto. La encendí y subí el volumen lo suficiente para olvidarme de todo por unos segundos, por suerte a Carlos no le molestaba y le gustaba tener la música en alto y más en el auto.
Llegamos a la facultad, nos despedimos con besos y abrazos antes de que cada uno fuese a la clase que le tocase y horas después nos encontramos en la que teníamos en común. Nos sentamos juntos y a veces me escribía en los apuntes con su lápiz para hablarme y evitar que el profesor nos echara o cualquier cosa. Todo eso me recordaba demasiado a mí época en el instituto.
Terminaron por fin las clases y volví en su auto cómo esta mañana, aunque esta vez decidí ir a su casa a comer para quedarme más tiempo con él. Sólo así me acostumbraria finalmente a esta relación y no me diría a mí misma que acepté estar con él por pena.
Comimos con lo que pedimos a domicilio junto a Pedro, que luego se fue para dejarnos solos pero acabamos con él jugando a la play y yo con mi cabeza en sus piernas, mirando el celular hasta acabar durmiendo viendo cómo jugaba.
Cuando me desperté, miré de vuelta el celular y tenía un mensaje de Candela. Me decía de ir a su casa, que tenía tiempo hoy y ya había visto a sus amigas, así que me extrañaba.
- Carlos.
- ¿Mmm?- había dejado de jugar para estar ahora él con su celular.
- ¿Me llevas a casa de Candela?
- ¿Candela?- dejó de mirar su teléfono para mirarme confundido a mí.
- Mi amiga de la infancia.
- ¿La hermana de Duki?
- Sí, la hermana de Duki.- puse mis ojos en blanco y él sonrió.
- Sí, dale, obvio.
- ¿Por qué es la hermana de Duki o por qué sos mi novio y querés ayudarme?
- Por las dos.
Suspiré y él rió antes de acercarse a mí a besarme. Después, nos levantamos y yo agarré mis cosas para irnos a su auto. Decidimos dejar mi mochila en mi casa y luego me llevaría a casa de Candela. Fue ahí cuando me di cuenta que él podría estar allá y entonces pensé en decirle que no, pero al darme cuenta, ya estábamos en camino a su casa y decirle a Carlos que al final no iríamos sin poder darle una buena escusa, se me haría demasiado complicado, así que acepté que quizás tendría que aguantar su mirada de nuevo.
Llegamos a su casa y cuando me bajé, Carlos también lo hizo. Paré de andar hacia su puerta y le miré.
- ¿Qué hacés?
- Conocerla.
- ¿Es joda?
- Dale, nunca conocí a una famosa.
- Carlos.
- Por favor.- sonrió inocentemente y de repente la puerta se abrió.
- Angie.- Candela me miró, sonriendo, y luego me miró a él.- Y vos eras Carlos.
- El mismo.
- Dale, subite al auto ya.- caminé hacia él para abrazarle antes de ir hacia Candela.
- ¿No está el duko por acá?- no me lo podía creer y posiblemente ese sentimiento al oírle hablar se vio en mi cara de confundida mientras levantaba una ceja, oyendo como Candela, en cambio, se reía.
- No, no, no está, se fue hace una banda de tiempo, pero cuando le dije que venían me mandó saludos para los dos.
- ¿Me conoce?- preguntó Carlos.
- Eh...bueno sí, hablamos un par de veces y le conté de vos.
- ¿Así? Mirá, al final si me conoce un famoso.
- Uh, por dios Carlos, andate ya.
- Como mandes, pero mandale saludos también de mi parte.
- Ya...como vos digas.
Él se fue sonriendo y yo seguí a Candela hacia dentro de su casa pensando en aquello. Que lindo que era que después de que engañase a mi novio con él mandó saludos para mí y sobretodo, también para él. Creo que ya estaba comenzando a conocer a este Mauro.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora