- ¿Qué pasó?
- Tengo ganas de ver una película.
- ¿Sólo eso?
- ¿Y qué más querés?
- No sé, me dijiste que no te llamase, que estabas ocupada y cuando vi que me llamaste me preocupé.
- Te llamaba para verla contigo.
- Son las nueve de la noche, Cande, mañana tengo que ir a la facultad.
- Bueno, pero ves la película conmigo y te vas a casa.
- ¿Y cuál es?
- Una de Netflix, estoy segura que te gusta.
- Pero me voy eh, que siempre que estoy en tu casa de noche acabo por quedarme a dormir.
- Dale, sólo a ver la película.
- Está bien, arreglo las cosas por acá y voy.
- Listo, voy buscando pochoclos.
- Chao.
Y terminamos la llamada despidiendonos. Dejé el teléfono en la mesilla y cerré el libro que estaba estudiando cuando ella llamó. Por suerte, aún no había pedido nada para cenar.
Me levanté de la cama y fui al armario a cambiarme. El pijama que ya me había puesto se sustituyó por un simple buzo con pantalones deportivos anchos y unas simples zapatillas. No tenía ganas de vestirme mejor sólo para ir a una casa a cenar mientras vemos una película.
Salí de la habitación para ir a buscar las llaves de la puerta y plata para un taxi. Volví a la habitación mientras sacaba mi pequeña cadena de plata del buzo, poniéndome la capucha. Cuando iba a agarrar el teléfono, me llamaron.
- Mauro.
- Buenas noches, señorita, ¿Le importa si paso a por vos?
- ¿A por mí?
- Sí, estoy en el auto de un amigo.
- ¿Manejás vos?
- No manejo.
- Por eso lo decía.
- Bueno, estás en casa, ¿Verdad?
- Sí, pero no vas a poder venir a por mí, además de que no se a donde me querés llevar a estas horas.
- Pensaba quedarme en tu casa en realidad.- puse los ojos en blanco mientras le oía reír. Parece que siempre estábamos coordinados.- ¿Y por qué no puedo ir a por vos?
- Porque me voy a casa de tu hermana a cenar y ver una película.
- Un buen plan.
- Mauro.
Y terminó la llamada. Sabía a dónde iba, así que no tardé en llamar un taxi para ir rápido a casa de Candela.
Llegué después de unos largos minutos de espera y de camino. Pagué al conductor y bajé para ir rápido a llamar a su puerta.
- Tengo una amiga que es flash.
- Estás sola, ¿Verdad?
- Sí, obvio, ya sé que sos antisocial pero no me esperaba esto.
- Sí, perdón, es que...bueno, déjalo.
Sonrió y nos abrazamos para saludarnos antes de dejarme pasar. Por suerte, había llegado antes que él, porque sabía que iba a venir y prefería decirle a Candela que abría yo para echarlo de acá rápido. Sólo había venido a cenar con mi amiga viendo una película, no a estar también con su hermano con el que no puedo evitar volverme loca al verle.
Cuando salí de mis pensamientos, Candela me había dejado un bol lleno de pochoclos en las piernas mientras en la mesa había dos pizzas y dos vasos de fernet con Coca- Cola.
Comenzamos a hablar mientras la película comenzaba, cuando aún estaba enseñando los primeros créditos y el título. Después, nos callamos y comenzamos a comer mientras veíamos una película que por ahora me gustaba.
Por suerte, al estar solo con ella sin ninguno de mis hermanos, pude compartir su cigarro y finalmente nos quedamos sólo bebiendo y fumando, dejando los dos trozos de pizza que habían sobrado y el bol vacío.
- Angie.
- ¿Qué?
- Ya está por terminarse.
- ¿Y qué?- pregunté sin dejar de mirar la película.
- Que podríamos ver otra.
- Vos querés que yo me quedé acá a dormir.- afirmé, mirándola esta vez. Ella me sonrió y levantó sus hombros.- Si me quedo, tengo que irme temprano.
- No hay ningún problema.
- Bueno, dale, casi parece que venía para eso.
Rió sabiendo que me refería a la ropa cómoda que me había puesto. Seguimos viendo la película hasta que terminó, después, puso otra tal como dije.
Cuando sólo hacían cinco minutos que había comenzado, la puerta por fin sonó. Y como tenía planeado, le dije a Candela que iba a ver yo quién era.
- Ca...Angie.- sonrió.
- No.
- ¿No qué?
- No vas a pasar.
- ¿Es tu casa?
- Dale, es una noche con tu hermana, sin vos.
- Bueno, vos los has dicho, mi hermana.
- ¿Quién es?- preguntó Candela desde la sala.
- Te odio.
- Si mentís dicen que vas al infierno eh, cuidado.- sonrió aún más, dando una calada a su acabado cigarro que luego pisó una vez lo tiró al suelo.- Permiso.
Resoplé, al fin y al cabo parecía una nena no dejándole pasar. Me hice a un lado y él, sin quitar sus ojos de mí, pasó.
- Mauro.
- Venía a ver qué onda, pero ya veo que estás acompañada.- desvió su mirada de su hermana a mí, que le veía con una ceja levantada y los brazos cruzados.
- No, dale, quédate.
- ¿Qué?
- ¿Sólo me dejaron eso?
Preguntó mientras se sentaba donde antes estaba yo. Me quedé quieta en mi lugar, mirando con asombro como ahora éramos tres. Parece que he vuelto a mí adolescencia.
Sin nada que hacer, me senté a su lado, quedando separada de su hermana por él. Me crucé de brazos, dejando mi espalda en el respaldo del sofá a la vez que subía mis piernas para sentarme con estas cruzadas como los indios.
No estaba realmente molesta, es decir, era Mauro y al final, por mucho que lo negase, me había comenzado a gustar como antes. Quizás porque no pertenecemos al mismo mundo. Él famoso y yo estudiando en la universidad como una mina normal.
Pero, quería evitarlo lo máximo posible para intentar que así me dejase de gustar. Parecía que por ahora, era imposible.
Salí de mis pensamientos de repente, cuando noté como dejaba su mano en mi rodilla a la vez que se prendía un cigarro teniendo el encendedor en la otra.
Le miré, pero él me ignoró y siguió con sus ojos en el televisor. Dos horas después, terminó la película.
- Bueno...me parece que alguien se tiene que ir.- le volví a mirar después de tanto tiempo y ahora él sí llevó sus ojos a mí.
- Supongo.
- Lo siento, pero Angie se queda a dormir y acá sólo hay espacio para una invitada.
- Pueden dormir juntas igual.
- Mauro.- sonrió levemente sabiendo que me "molestaba" su presencia, aunque en realidad era todo lo contrario.
- En eso tiene razón.
- Yo me muevo mucho durmiendo.
- Eso ya lo sé, dale, así estamos los tres como hacía tiempo.
Mauro me miró, dejando de tener su atención en su hermana, que me intentaba convencer cuando, al final, siempre se hacía lo que yo no quería.
- Bueno, está bien.
- Listo, voy a ponerme el pijama.
Hasta ahora, no me había dado cuenta de que estaba vestida tan cómoda como yo. La única suerte de esto era que tenía que irme temprano de acá y al final, era solo quedarse a dormir en habitaciones separadas.
- Al final siempre ganas vos.
- No siempre.- dijo poniéndose otro cigarro entre sus labios que luego prendió.
- No, no siempre.
Dije con ironía, levantándome para ir a la cocina a dejar todo. Agarré mi vaso y en vez de dejarlo para lavar más tarde, lo llené de la poca Coca-cola que había. Después, volví para quedarme a solas otra vez con él.
- ¿Te gusta estar conmigo o sólo querés hincharme las bolas?- pregunté.
- Me gusta estar con vos, no sé ni para que preguntas.
- No sé, todo es complicado con vos.
- ¿Así?- levanté los hombros.
- Supongo que tanto tiempo sin vos que cuando volvés a aparecer sos famoso internacionalmente mientras que yo sólo soy una piba que estudia para conseguir laburar y ayudar a mi familia.
- Bueno, los dos laburamos para nuestra familia.
- Pero es difícil estar con un famoso.
- ¿En qué sentido?- preguntó sonriendo antes de dar una calada. Sabía a qué se refería.
- Bueno, si es en el sentido que creo que vos estás pensando no lo sé, nunca estuve con uno.- respondí rápido, nerviosa y con la garganta seca por su mirada tan fija en mí, luego le di un trago a mí vaso.
- ¿Viste? No siempre gano.
Y me atraganté cuando todas mis neuronas conectaron para darse cuenta de lo que acababa de decir. Tosí levemente y cuando levanté mi mirada del vaso, mis ojos fueron directos a los suyos. De repente, toda mi mente se había quedado en blanco.
- Ya estoy, dale, Angie, que luego tardas una banda en dormirte y me rompes las bolas a mí.
Dijo Candela, apareciendo para interrumpir lo que aún creía que había confundido con cualquier otra cosa que no fuese él diciéndome de querer estar en una relación conmigo. Creo que o el fernet me había subido o los cigarros que me fumé tenían algo más que me hicieron alucinar.
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...