Íbamos en dos autos, el de Santino y el de Juan. Hoy que no laburaba no podíamos ir a aquel boliche, así que después de mucho tiempo cambiábamos de lugar.
Yo iba junto a Nicolás, Claudia y Santino, escuchando música a todo volumen mientras me terminaba la botella de ron que habían traído.
La dejé en mis piernas y minutos después, me tropecé con ella al salir del auto cuando llegamos al boliche donde bailariamos esta noche.
Prometimos que hoy que Juan venía íbamos a quedarnos hasta el after aunque alguno encontrase a alguien con quien irse antes de vernos, lo cual a alguno como Santino molestó, ya que él venía a buscar a alguien con quién dormir esa noche.
Después de una larga espera, pudimos entrar en aquel boliche lleno de gente por las horas a las que íbamos.
Fuimos directamente a la barra para comenzar a beber aunque ya habíamos empezado en mi casa, pero acá había más ambiente.
Raramente se me veía con mi hermano mayor en algún boliche, siempre intentaba no encontrarme a ninguno.
Mientras pensaba en ello me llegó un mensaje y al segundo una llamada al celular que guardaba en mi bolso negro que llevaba y que comenzó a vibrar por las notificaciones.
Acepté la llamada para encontrarme a Carlos preguntando si quería ir con sus amigos al boliche, pero yo ya estaba en uno. Terminamos la llamada y miré sin poder evitarlo el mensaje. No era nada malo, era Candela preguntábamos si hoy había salido.
Parece que hoy todos se habían acordado de mí para ir de fiesta. Le hablé y guardé de nuevo el teléfono sin esperar a que me respondiese.
Seguí bebiendo junto a Matías antes de ser los primeros en salir a bailar, uniéndose después a nosotros Claudia. Nicolás se quedó con Diana en la barra y Juan se fue con Santino a dar una vuelta por el boliche, desapareciendo de mi vista.
Gracias al colegio conocí a Juan y a partir de ahí, aunque yo siempre estaba más unida a la familia Lombardo y era difícil verme lejos de ellos, fuimos amigos y Santino también.
Seguí bebiendo y bailando con Matías mientras Claudia se iba directa al baño porque ya sentía que se caía de tanto escabiar. Le afectaba demasiado.
Volvimos a la barra para beber con más fuerza y luego Matías desapareció, así que volví a bailar con Nicolás y Diana, ajena a todo lo demás.
Cuando ya comenzaba a marearme, me fui al baño a intentar relajarme allá para no acabar vomitando. Mientras, Juan había vuelto sin Santino de su paseo y ahora bailaba con los demás y Claudia, que minutos después se había unido a nosotros.
Miré mi celular mientras descansaba en el baño y vi los mensajes que me siguió mandando Candela. Al parecer ellos también habían salido y cuando se le ocurrió verme Mauro fue el primero que le dijo que me llamase para ir con ellos. Le dije que ya había salido y volví afuera.
Fui a la barra, pedí otro vaso y bebiendo me uní a mis amigos que poco a poco iban desapareciendo hasta acabar bailando solo con Juan.
Ignoraba donde estaba mi hermano mayor y mis otros amigos, solo sabía que el primero seguramente estaba con alguna piba por ahí.
Cuando Juan se quedó sin nada en suvcaso y vio que Claudia volvía tambaleándose a la barra, me dejó bailar sola para ir a por más alcohol.
Yo siempre pensaba que estaba cerca de ellos, pero al final parecía que la gente me engullía y al mezclarse todo con el alcohol creía que ya no les volvería a ver más.
De repente, sentí unas manos en mi cintura, detrás de mí mientras bailaba una de las canciones que retumbaban en el boliche.
A falta de pareja y perdida, terminé de dar el trago sonriendo y comencé a bailar para quien fuese el que estaba detrás de mí.
Sus manos me acercaban más a él y bailaba conmigo como si nada. Por un momento, era el alcohol quien se movía y no yo.
Hasta que, cansada de no saber si a lo mejor tenía un pervertido detrás de mí, me giré para encontrarme con algo inesperado.
- Vos.
- Hola.- sonrió y yo le miré confundida.
- ¿Qué hacés acá?
- Fui de joda con mis amigos, te vi bailar y me acerqué.
- ¿Y Cande?
- Por ahí, bailando supongo.
- Y vos aprovechándote de una borracha, ¿No te da vergüenza?- pregunté con ironía, haciéndole sonreír más que antes.
No me había dado cuenta que sus manos seguían en mi cintura y la distancia del baile no se había roto. Así que, tenía mis manos en su pecho para ser eso lo único que me separaba de él.
- Bueno, a vos siempre te encuentro borracha, es difícil no aprovecharse de vos.
- Que lindo eh, no has cambiado nada.- ahora rió, haciéndome sonreír a mí.- Bueno, ¿Y qué querés? ¿Seguimos bailando?
- Podemos bailar en otro lugar.
Levanté mis cejas viendo su mirada. Nunca le había visto mirarme así, quizás también porque hacía tiempo que no nos veíamos.
Pero, tras otro trago, sonreí y levanté mis hombros indiferente a lo que decidiese aunque la verdad era que sin el alcohol yo ya estaría huyendo por toda la ciudad con un ataque de pánico de tenerle tan cerca.
Una de sus manos pasaron por mi cintura hasta agarrar mi mano y tirar de ella para alejarme de la gente.
Me llevó lejos de ellos, cerca de la zona VIP pero sin llegar a entrar. Ahí, sacó un porro de su riñonera y lo encendió.
- Vos no querés, ¿No?
Negué con la cabeza y sonrió antes de echar el humo de la primera calada. No sabía que sentir ante tal escena y lo que estaba ocurriendo, aunque también era por el alcohol.
Sin soltar mi mano habló con un hombre al oído antes de seguir tirando de mí hacia afuera del boliche.
En la puerta soltó mi mano e instintivamente, al encontrarme completamente perdida, le seguí hacia fuera.
Pensé que todos estarían mirándole, es decir, no era muy tarde y aparecía el mismísimo Duki por la puerta del boliche. Pero no, había poca gente fuera y la que había o esperaba a algún auto o vomitaba o simplemente hablaban entre ellos sin verle.
Miró hacia atrás para verme caminar lentamente con la mirada perdida. Al darse cuenta de que estaba ausente aunque caminaba, volvió a mí para agarrar mi mano y tirar de nuevo de ella.
De repente, un auto paró y subimos a lo que creo que era un taxi. No me dio tiempo a decir nada aunque no supiese tampoco que decir, él ya había dicho mi dirección.
Al llegar me ayudó a bajar y esperó a que abriese la puerta para entrar conmigo. Ahí, dejé de entender mi existencia en esta noche y en general.
- ¿Y qué hacés acá dentro?
- Fiarme si llegas viva a la cama.
- ¿Con vos?- sonrió y negó con la cabeza.
- Sólo vos.
- Ah, bueno.
No sabía que responder ni que hacer, simplemente comencé a subir las escaleras con él detrás hasta llegar a la puerta de mi habitación. Yo entré, él se quedó apoyado en el marco.
- ¿Todo bien ya?
- Lo estaba antes.
- Parecía que estabas perdida.
- Bueno, lo estaba también pero estoy bien, quiero decir, el alcohol se me ha ido casi.
- Entonces me voy.
- Esperá.
- ¿Qué?- estaba a punto de girarse para irse, pero me miró de nuevo y sonreí nerviosa.
No sabía que hacía, nunca fui así con alguien. Pero era Mauro, lo conocía desde hace mucho tiempo y aunque no me gustase como antes algún sentimiento seguía quedando.
Caminé con aquella sonrisa hasta quedar en frente de él y ya allá carraspeé mi garganta para asegurar que me salía la voz.
- Me da miedo dormir sola.- confesé.
- ¿Y querés que llame a alguien?
- O que te quedes vos.
Levantó sus cejas, sonrió y dio una calada a su casi terminado porro. Echó el humo lentamente sin dejar de mirar mis ojos, intimidandome más.
- ¿Qué dijiste?
- No, nada, estoy sola con vos y además, ¿No querías seguir bailando?
No estaba sólo en frente de él, estaba a pocos centímetros y aquello era algo nuevo para mí. De adolescente siempre pensé cómo sería, ahora estaba demasiado cerca para ser verdad.
- Si es sólo un baile...
Susurró y su mirada bajó de repente hacia mis labios, haciendo que todo mi sistema fallase tal y como pensaba que haría.
Segundos después, soltó el porro y sus manos fueron de nuevo a mi cintura a la vez que me besaba.
Parecía un sueño, pero aquello tan sólo comenzaba. Su ritmo subió en pocos segundos de lento a rápido, llevándome donde quería, exactamente a la cama.
Caímos en el colchón y sus manos comenzaron a hacerse paso debajo de mi ropa mientras yo, aún sin saber bien cómo reaccionar pero con ayuda del alcohol, tiraba de su campera hacia fuera para quitársela.
- ¿Estás segura?- susurró de repente, haciendo parar sus caricias y las mías.
- No he estado tan segura de algo en mi vida.
Susurré como él, pero con más necesidad. Sonrió y volvió a besarme. Toda la defensa que me había hecho estos años con los chicos cayó a sus pies, como todo mi ser.
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...