- ¿Pinta una cosita?
- ¿Qué?- levanté mi mirada del teléfono y él sonrió.
- Los pibes van a salir.
- Bueno, andá vos, si sigo sin estudiar voy a acabar suspendiendo.
- Una noche solo.
- Mauro, sé que es difícil, pero podés vivir sin mí.
- Que atrevida.
Dijo entre pequeñas y leves carcajadas, volviendo sus ojos de nuevo a su celular antes de que yo hiciera lo mismo.
Estábamos en su casa esta vez, sentados cada uno en un lado de su sofá acabando con nuestras piernas entrelazadas, los dos con los teléfonos sin decir nada y con la música que él ponía de fondo.
Yo, hablaba con Juan cuando me dijo de ir de fiesta justo cuando le acababa de decir a mi mejor amigo que no iría con ellos. Él, seguramente estaría ahora mismo diciendo que sí iría de fiesta tras estar todo el día grabando hasta tener un tiempo para quedarse conmigo acá.
Con todo lo que tenía que hacer, acabábamos viéndonos a la noche, quedándonos uno de los dos a dormir en la casa del otro. Con lo que yo tenía que estudiar, acababa despertándome temprano para hacerlo porque por la tarde me veía con mi familia o mis amigos y no tenía tiempo para todo.
El problema ocurría cuando Mauro siempre decidía romper mis planes, como hoy, que me llamó para pedirme que fuera a su casa por algo urgente cuando en realidad era que por fin tenía tiempo para mí sin que fuera de noche.
- ¿Seguís acá?
- ¿Qué?- levanté de nuevo mi mirada para verle sonriendo.
- Que si seguís acá.
- Sí, sí, es que estaba hablando con Juan.
- Te has quedado mirándome sin decir ni hacer nada.- afirmó sin dejar de sonreír.- Sé que soy lindo, pero tampoco me mires así.
- Que atrevido.- dije, repitiendo lo mismo que él antes.
- Dale, vení.
- Así que al final vas.
- Y con vos.
- Te dije que no podía, hoy que no me quedo a dormir quiero estudiar por la noche.
- Te vas a volver loca al final.
- Ya me volviste vos.
Sonreí divertida viendo cómo sus ojos, que hacia unos segundos estaban mirando la pantalla del celular, volvían de nuevo a mí para luego dejar que apareciese una amplia sonrisa en su cara.
Rápido, dejó el teléfono para, con torpeza, acercarse a mí. Yo, que le miraba mientras quitaba sus piernas para luego complicarse el camino con más mías, acabé escondiendo mi risa en sus besos.
Cuando, poco a poco me acomodaba para dejarle quedarse encima, pasando a la vez mis brazos alrededor de su cuello para acercarle, su teléfono decidió interrumpirnos. Pero, él decidió seguir, ignorando la llamada. Sonreí entre el beso y sentí como lentamente, me iba subiendo el buzo que se había dejado el otro día en mi casa y hoy me había puesto. Aún así, parecía que quien llamaba lo hacía por algo urgente, porque volvió a llamar.
Se separó de mí para fruncir el ceño con sus ojos fijos en los míos a pocos centímetros, haciendo que sintiese. Chasqueó después su lengua y molesto, agarró su teléfono para contestar la llamada.
Bajo mi mirada, mientras me sentaba y dejaba de estar tumbada como antes, parecía que tan sólo era uno de sus amigos queriendo saber si al final iba a la fiesta porque hacía mucho tiempo que no iba a ninguna con él. La verdad es que pocas noches a faltado a quedarse a dormir conmigo, sólo algunas donde cenaba para luego irse.
- ¿Quién era?
- Nada, de la joda de hoy.
- Pues se hace tarde, deberías prepararte.
- Sabés que no tardo nada.- sonrió y se volvió a acercar a mí.- Igual vos sí.
- Yo no voy.
- Sí.
- No.
- Dale.
- Mauro.
- Y mañana te dejo estudiar, lo juro.
- ¿Lo juras?- asintió y me hizo un puchero para que me fuese más difícil negarme. Me conocía demasiado.- Está bien, pelotudo.
Sonrió al instante antes de besarme para volverme a tumbar en el sofá, esta vez subiéndome el buzo sin esperas.
Yo tampoco me quise hacer esperar y cuando él ya estaba por quitármelo, ya había comenzado a subirle el suyo. Entonces, utilizó una de sus manos para sostenerse y no caer completamente encima de mí y la otra comenzó a pasar por todo mi cuerpo hasta que le entorpeció el sostén.
Yo enredé mis dedos en su pelo hasta que sentí como me quedaba completamente desnuda de arriba y su mano fue a mis pechos. Mordí su labio inferior, separándome del beso un segundo antes de volver, y decidí adelantarme al bajarle antes los pantalones cortos deportivos que solía llevar.
Él esperó hasta que me deshice de ellos para desabrochar mi pantalón vaquero y quitarlos con torpeza, besándome una vez para que no me riese. Luego, se le comenzaba a hacer complicado solo tener una mano en mí, así que comencé a intentar girarnos hasta acabar ahora yo sentada en su cadera.
Con sus dos manos ahora en mí, sonrió mirándome acercarme de nuevo para seguir besándonos antes de que mis labios dejasen los suyos para comenzar a bajar al cuello a la vez que bajaba despacio sus boxer, dejándolos a sus pies.
Cuando nuestros labios se volvieron a encontrar, me abrazó alrededor de mi espalda y se levantó para quedar sentados, yo aún encima de él. Se colocó dejando su espalda en el respaldo del sofá y yo apoyé mis rodillas entendiendo qué quería hacer más fácil así.
Sus manos bajaron de los laterales de mi cuello por mi espalda hasta mis caderas para terminar por desnudarme. Cuando pensé que ahora él se colocaría encima, parecía que no era ese exactamente su plan.
Sonreí entre el beso y me volví a sentar como antes, sin mis rodillas flexionadas, para sentirle lentamente, ahogando los primeros gemidos en sus labios como solía hacer.
Movía mis caderas lentamente con sus manos pasando por todo mi cuerpo hasta acabar tomando mi cara con ellas en los laterales de mi cuello. Yo, mientras, tenía una de las mías en su pecho desnudo y otra en su nuca, acariciando su pelo a la vez que le acercaba a mí, aumentando el ritmo.
Dejó de estar así para pasar a tener sus brazos alrededor de mi espalda, teniendo una mano en el final de esta para tener la otra en el principio, acercándome también a él cuando la temperatura ya estaba demasiado elevada.
Suspiré a la vez que dejaba de besarme para echar mi cabeza hacia atrás, buscando oxígeno sin dejar de moverme. Aún así, él decidió tener sus labios ahora en mi cuello, mordiendolo y besándolo cuando no apretaba sus dedos en mí, aguantando así sus gemidos.
Volví a sus labios para besarnos a la vez que aumentaba el ritmo hasta que ya se hacia insufrible, inaguantable. De nuevo, tuve que separarme de él para buscar aire cuando sentía que no podía aguantar más. Entonces, mi mano dejó de estar en su pecho para pasar a estar junto a la otra a la vez que mis piernas comenzaban a temblar sin dejar de moverme tan rápido o más que antes. Segundos después, él también resopló, echando su cabeza hacia atrás a la vez que apretaba sus manos en mí piel, en mi espalda levemente arqueada mientras jadeaba buscando aire.
Suspiré, sonriendo para volver a verle, abriendo mis ojos tras cerrarlos hacía unos segundos. Él también suspiró, mirándome después en silencio sin decir nada hasta acabar por besarme más lentamente que antes, sin tanta necesidad.
- Creo que ahora sí deberíamos ir a vestirnos.- susurró aún buscando aire.
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...