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Cuando desperté, él ya no estaba. Me levanté confundida, me había dormido con Mauro abrazándome y me había despertado sin él.
Supuse que había ido quizás a la cocina, aunque se me hacía extraño porque sabía que dormía más incluso que yo.
Salí de mi habitación y fui a buscarle. Cuando llegué a la cocina no estaba él, estaba mi madre desayunando tranquila una taza de café y dos tostadas.
- Buen día.- me saludó.
- ¿Y Mauro?
- No sé, ¿No está en su habitación?- me acordé entonces de que ella no sabía que había dormido conmigo.
- Ah, sí, no fui a ver.
Sonrió con dulzura y volví hacia atrás, mirando antes en el salón. No estaba por allá y lo único que me quedaba era que hubiese volvió a su habitación por la noche.
Fui, pero nada, no había nada de él. Suspiré y me rendí, no estaba en casa. Volví a mi habitación y agarré mi celular para bajar con él a desayunar.
Me hice una taza de café con un bol de cereales y me fui al salón a desayunar.
Me senté y le di un sorbo a la taza antes de encender mi teléfono. Entonces, vi un mensaje de Mauro.
Mauro😉
Me tuve que ir pero saluda a tus viejos de mi parte😉
- Angélica.
- Buen día, pa.- me sonrió sentase en su sillón, bebiendo café. En esta familia siempre se tomaba más café que mate.
- ¿Y Mauro? No lo vi en la habitación de Santino.
- Se fue, supongo que tenía algo que hacer.
- Los famosos y sus quilombos.
Sonreí levemente y él desvió su mirada al televisor, encendiendolo. Yo terminé de desayunar a su lado y fui a mi habitación para agarrar mi campera. Era hora de volver a casa porque tenía que ir aunque sea a una clase de la facultad.
- Me voy ya, que sino llegó tarde.
- Venite cuando quieras
- Sí, que tenés que explicarnos que pasó con Carlos.
- Ya lo dije ayer, terminamos y ya. Pero cierto, la próxima comida familiar avisen con días de anticipación, hay que prepararse.
- Chao, nena.
- Chao.
Me despedí tras ver qué me ignoraban y salí de la casa, caminando hacia mí casa porque no tenía ni para el colectivo.
Ya allá, agarré rápido las cosas y sí que llamé un taxi para ir a la facultad, si iba andando entonces sí que no llegaba.
No había contestado al mensaje de Mauro, preferí dejarlo así y enfocarme en llegar a las clases para evitar perderme lo máximo posible.
Cuando llegué y pagué al conductor, me di cuenta de que estaba a punto de hacer. Si era valiente, había venido y eso significaba tenerle justo en la siguiente clase que tenía. Sólo faltaban minutos para empezar y yo no tenía ni un cigarro para relajarme.
Respiré hondo y entré en la facultad, esperando apoyada en una de las paredes a que se pasase la hora para empezar la única de las tres clases que me quedaban tras perderme las otras.
Suspiré cuando la gente salió de la sala donde tenía que ir y fui a paso lento, imaginándome la situación en mi cabeza. Me senté en mi lugar de siempre y saqué las cosas mientras mis compañeros comenzaban a entrar.
- No estuviste en las demás.- dijo una mina con la que solía hablar.
- Sí, me quedé dormida.
- Que raro, tu pibe si vino.
Fruncí el ceño y entendí. Carlos sí había venido aunque no me lo esperase. Suspiré y lo esperé mirando mi libro.
En unos segundos, ya había entrado y cerrado la puerta el profesor, así que quién no vino ahora se quedó fuera. Comenzó a la clase y no quise darme la vuelta aunque fuera disimulado para verle.
Terminó y fui rápido a la siguiente sala, ignorando a los demás para rezar toda la clase que terminase pronto. Hasta que llegó la última.
La hora fue lenta, recibí un mensaje en la mitad, pero no lo vi por si acaso el profesor se molestaba. Y por fin terminó.
Resoplé, agarré la mochila y me la colgué del hombro. Salí de la clase y cuando estaba cerca de la parada del colectivo alguien me agarró del brazo, tirando suavemente de mí hasta acabar chocandome contra el cuerpo de Carlos.
- Carlos.
- Angie.
- Tengo que irme, el colectivo está por llegar.
- Necesitamos hablar.
- Ahora querés hablar.
- Perdón por la otra noche, bebí.
- Eso esperaba, posta, porque no me creía que fueses vos el que me decía que me quería cagar a piñas.
- Fui un pelotudo.
- ¿Sólo?
- Angie, por favor, yo...yo no puedo vivir sin vos.
- ¿Y qué querés? ¿Qué volvamos para que vuelvas con tus quilombos de siempre?
- Angie.
- Dale, Carlos, dejá de joder. Me di cuenta de todo y no digo que yo fuera buena, creo que fui peor que vos en la relación, pero al menos luché de verdad por ello o lo intenté, vos me tuviste y pensaste que ya era para siempre.
- Sí, la flashe, lo sé, pero yo también me doy cuenta de que hice mal y lo quiero arreglar.
- ¿Cómo? ¿Pidiendo perdón? Porque si  es eso dale, lo acepto con tal de que me dejes irme ya.
- Con otra oportunidad.
- A vos nada te doy.
- Angie.
- Fuiste otro gato más, me diste buenos momentos pero de nada me sirven al final si no pudistes mantenerlos.
- Angie, por favor.
Su cara de pena y su agarre no me pudo contener y me solté, caminando molesta hacia donde los demás esperaban el colectivo. Le vi alejarse, yendo al parking donde tendría su auto, donde solía llevarme a dónde le pedía. Al principio sólo le quería por eso, pero no podía evitar decir que sí sentí algo por él aunque al principio sólo estuve por pena y recaí varias veces en Mauro como una maldita adicta.
Me senté en el asiento del colectivo y saqué el celular de la mochila, queriendo ver mis redes cuando me acordé del mensaje a mitad de clase.
Mauro😉
¿Querés comer conmigo?
Miré confundida la pantalla. No sabía a qué venía eso, pero rápido me hizo olvidar de todos los problemas con Carlos. Creo que era su especialidad.

Dale.
¿Dónde?

Pensé que no ibas a contestar.
Vení a mi casa.
Soy famoso.
Decile a tu nana por si se le olvida.

Lo dudo.
Seguro que si te ve otra vez te pide una foto para algún nieto de sus amigas.

Bueno.
Por la familia lo que sea.
Puse los ojos en blanco aunque no me viese, pero yo también sabía que estaba sonriendo divertido como siempre hacía en estas situaciones.
Dejé el teléfono y di gracias a Dios de que era la misma línea, porque no tenía más plata para ir en otro colectivo.
Minutos después, cuando podría estar ya comiendo en mi casa, llegué cerca de donde él vivía. Me bajé y fui a dónde yo recordaba que era. Entonces recé para no equivocarme al tocar la puerta, odiaba fallar en público, me daba demasiada vergüenza.
- Pensé que me había equivocado.- sonreí al verle, él me sonrió de vuelta.- ¿Qué hacés despierto a estas horas? Yo pensaba que te despertabas tarde.
- Lo hago, pero hoy tenía que ir a grabar porque por la tarde no podían. Perdón por irme así de la casa de tus viejos.
- Todo piola.
Sonrió de nuevo y se hizo a un lado para dejarme pasar, como siempre, bajo su mirada. Cerró la puerta y caminó junto a mi hacia el salón, sentándome en el sofá mientras veía la comida que había pedido.
- ¿Cande te dijo?
- Alguna vez, pero no elegí por vos eh.
- Ah perdón, el famoso.- levantó las manos y él rió levemente, agarrando el porro que había dejado para volver a fumar.
- Yo soy famoso, pero sigo siendo el mismo pibe.
- Eso ya lo sé, me di cuenta ayer a la noche.
- Les gusté eh.
- Le gustas a todos.- cuando lo dije, me di cuenta de lo que había dicho al segundo. Levanté mi mirada de la pizza a él, que me sonreía mientras echaba el humo por su boca.- Bueno, no todos, tenés haters, que no se te suba.
Sonrió más y decidí entonces comenzar a comer. Mejor tener la boca llena de pizza que decir más boludeces, pensé.
Él me comenzó a hablar, segundos después de un silencio, sobre su música como si nos viéramos de hace mucho tiempo. Yo no pude evitar sacar mi lado fan y acabé por simplemente saber cómo se hacían sus canciones. No tan fácil como pensaba.
Luego me siguió contando de sus viajes, el próximo a España, a un par de conciertos donde grabaría su nueva canción para año nuevo. Y finalmente, todo derivó a mí aburrida vida donde lo más importante en días fue mi ruptura con Carlos.
- ¿No lo vas a perdonar?
- ¿A ese pelotudo? Olvídate.
- Vos también le engañaste.
- Fue distinto.
- ¿Así?
- Fue de joda, él quiso de verdad. Me dijo que fue porque me extrañaba, ¿Y tanto le costó ir a buscarme y arreglar lo que sea que pasase?
- Bueno, no siempre fue de joda.
- Sólo te quedas con eso de lo que dije eh.- sonrió y comí el último pedazo de pizza que me quedaba.- Lo que te interesa eh.
- Me conoces.
- No tanto.
- Podrías conocerme más, y yo a vos.
- ¿Querés ser mi amigo después de haber tenido sexo?
- Dale, sos mayor, ¿No?
- Está bien, está bien, sí, dale, así veo más a tu hermana.- me miró confuso y yo sonreí.- Y a vos, gil.
Sonrió y seguimos comiendo, luego se ofreció a volver a ser mi narcotraficante y darme un par de cigarros antes de despedirnos. Parece que al final íbamos a ser amigos.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora