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- Bueno, al menos no tardaste tanto como otras veces.
Fulminé con la mirada a Juan y él rió mirándome sentado en el sofá. Habían pasado días desde aquello, no muchos, pero al siguiente día desaparecí cuando aún ninguno de los dos se había despertado y después, sólo Candela me hablaba, no recibí ningún mensaje de Mauro estos días.
- Dale, vamos a llegar tarde.
- Espero que José sepa dónde dijo.
- Es de mis hermanos el que más sabe de jodas, así que confía en él que sabe.
- Como mande la señorita.
Puse los ojos en blanco y por fin se levantó para ir juntos hacia su auto, aparcado cerca de mi casa. Teníamos que ir a por Matías y a por mis dos hermanos, Santino y José.
Él había quedado con sus amigos en un boliche y Santino lo averiguó, así que me lo dijo a mí y finalmente los tres hermanos decidimos ir juntos, uniendo el grupo de mis amigos con el de José, ya que Santino hoy no tenía ningún plan con los suyos.
Saludé a Matías minutos después, cuando había entrado en el auto y Juan manejó rápido a la casa de mis hermanos mayores.
Estaban esperando en la puerta cuando llegamos, José hablando con el teléfono y Santino simplemente mirando hacia el frente con las manos en sus pantalones, esperando.
Subieron, nos saludamos y en el corto viaje a dónde nos dijo José, estuvieron hablando con Matías mientras que yo tarareaba las canciones de la radio y Juan sólo se concentraba en manejar bien.
Cuando aparcó, bajamos y en la entrada nos encontramos con los que faltaban, que ya se habían conocido al parecer. Entramos en el boliche y todos fuimos a la barra, pero no tardamos mucho en alejarnos.
José desapareció, Santino se fue a bailar con una de las minas amigas de nuestro hermano y yo me quedé en la barra con sus otros amigos, bebiendo y viendo de lejos a los míos bailar también.
Después de un par de tragos, me atreví a ir también a bailar, aunque ya no estaban todos mis amigos allá. Juan también había desaparecido y Diana con él, Nicolás se fue con Matías al baño y sólo quedaron allá Santino y Claudia. Pero, aunque estaba cerca de ellos, yo fui a bailar con uno de los amigos de mi hermano, el más gracioso y que me retó a quien bailaba mejor.
Con el vaso en la mano, escuchando la música a todo volumen y riendo mientras bailaba intentando no tropezarme mucho con los tacones, tenía confianza en que iba a ganar.
Después de varias canciones y tragos, mi vaso se vació y por suerte llegaron otros pibes que me dejaron beber del suyo, bailando con ellos y Nicolás, que había vuelto solo.
Uno de ellos, sin dejar de bailar, me pasó su cigarro y fumando y bebiendo comenzaba a sentir como el boliche daba vueltas lentamente y las luces comenzaban a cegarme, volviendo mi visión algo borrosa. Pero, yo seguí bailando como si nada, acabando por quedarme con las pibas, amigas de José, y con Claudia y Diana, que también había vuelto después de un tiempo.
Cuando sentí que ya no daba más de mí, Santino fue conmigo a la barra para seguir bebiendo allá, descansando un tiempo.
- Creo que voy a vomitar.
- El baño está lleno.
- Entonces afuera.
Dije y de un trago se bebió todo su vaso, dejándolo en la barra para agarrar mi mano y llevarme fuera. En el camino, apareció Diana, que decidió ir con nosotros porque ella también quería respirar algo más que el humo y el alcohol del boliche.
Ya fuera, fui al mejor lugar que encontré y no aguanté más, devolviendo todo mientras Santino me agarraba el pelo porque Diana tampoco estaba en buenas condiciones para ayudar.
- ¿Estás bien?
- O el cigarro estaba malo, o creo que fumé algún porro.
- Angie.
- ¡Esa es mi nena!- Santino desvió su mirada molesta a Diana y ella borró su sonrisa de amiga orgullosa.- Perdón.
- ¿No viste que no era un cigarro?
- Que sé yo, sólo quería bailar y allá dentro no veía bien.
- Bueno, dale, volvamos adentro.
- ¿Qué me querés matar?
- No, pero te voy a conseguir un vaso de agua y luego volvemos a salir, ¿Sí? Cuando estés mejor, si lo estás, volvemos a la joda, sino llamo a un taxi y te llevo a casa.
- Me parece correctísimo.
Puso los ojos en blanco y sonreí. Agarró mi mano y comenzó a tirar de mí con Diana siguiéndonos. Cuando entramos, miraba el boliche con las luces que no paraban de cegarme. Pero le pude ver bien en la zona VIP, riendo mientras bailaba. De él, llevé la mirada hacia atrás, para ver qué Diana había desaparecido. Frené a Santino y este también miró.
- ¿Y Diana?
- No sé.
- ¿Entró?
- Sí.
- La concha de la lora, vamos a buscarla antes de que acabé por ahí.
Sonreí viendo como mi hermano aún se preocupaba por ella, pero la sonrisa se fue cuando me tiró rápido para buscarla llevándome de la mano como una nena.
Me tropezaba con mis propios pasos, pero seguía caminando hasta que Santino frenó de repente, haciéndome chocar con su espalda porque estaba tan confundida en aquel lugar que no vi que se había parado.
Lo siguiente que sentí, fue su mano soltándome y al mirarle, sin poder decir nada, se alejó como si nada.
- Angie.- mi mirada se desvió a quien me llamó, encontrándome con él.- ¿Me reconoces o bebiste demasiado?
- Bebí, fumé...todo mal.
- Dale, vamos allá.
Me agarró de la mano y me llevó, más lento que mi hermano, hacia la zona VIP. Me dejaron pasar con él, obviamente, luego me llevó hasta un asiento donde me dejó para ir a hablar con un amigo suyo.
Cuando volvió, con la cabeza echada levemente hacia atrás y la mirada borrosa le vi llegar, reconociéndolo por la campera. Más cerca, pude ver como me había traído un vaso de agua.
- ¿Tomaste algo?
- Ya te dije.
- ¿Nada más?
- Bueno, igual fumé otra cosa que ni idea.
- Angie.
- Me lo dieron, no lo vi y fumé.- dije rápido y con dificultad.- ¿Y mi hermano?
- Llamalo, nos encontramos cuando iba a salir ya y me pidió que te cuide.
Asentí lentamente y busqué con torpeza en mi bolso. Agarré el teléfono y le llamé. No recibí ninguna llamada, pero un segundo después, había un mensaje suyo en mis notificaciones.
Santino.😜😜
Encontré a Diana.
No encuentro a los demás así que la llevo a casa.
Decile a Mauro que llame a un taxi para vos.
No sé ni cómo has podido llamarme.
Resoplé y guardé de nuevo el teléfono, levantando la mirada para verle de nuevo acercándose a mí.
- ¿Qué?
- Se fue.
- ¿Se fue?
- A llevar una amiga mía, Diana, ¿La conocés? Re piola, la conocí hace años pero la nena es de confianza, siempre anda fu...
- Angie.- me interrumpió.- ¿Y tus otros amigos?
- No los encontró antes de irse, así que ni idea. Dijo que llamasen a un taxi para mí.
- Y de nuevo, tengo que cuidarte.
- Perdón.
Sonreí lo más inocente que pude y él suspiró, alejándose de nuevo. Supongo que se fue a hablar con alguien, mientras que apareció una mina que a lo mejor él conocía, por como me hablaba de él mientras parecía cuidarme.
- Dale, vámonos de acá.
Dijo de repente Mauro, apareciendo de la nada. Me agarró de la mano y ayudó a levantarme, llevándome hacia afuera del boliche mientras me despedía de aquella mina.
Sin saber cómo y de quién era, entramos en un auto y alguien que parecía conocerle comenzó a manejar a la dirección que Mauro le había dicho, mi casa.
Llegamos y él se bajó para ayudarme a caminar hacia la puerta. La abrí con torpeza y sin decir nada, siguió ayudándome porque hasta yo estaba segura de que acabaría cayéndome por las escaleras.
Me llevó hasta mi habitación, sabiéndose perfectamente el camino. Allá me senté en la cama, resoplando mientras echaba mi pelo hacia atrás bajo su mirada, ya soltándome.
- ¿Todo bien?
- Ya pensaba que te ibas a quedar.- sonrió y negó con la cabeza.- Supongo que tú amigo te espera.
- La próxima vez, mirá a ver qué fumas.
- Perdón, ¿Sí? Ahora me vas a hacer sentir mal.
- Está bien, está bien.
Levantó levemente sus manos y yo volví a resoplar, dejándome caer a la cama para ver el techo girar igual que antes en el boliche.
- ¿Vas a estar bien?
- Igual si te quedas mejor.
- Angie.
- Vos preguntaste.- sonreí sin mirarle, pero notando sus ojos en mí.- Igual podés marcharte.
- Está bien, si pasa algo llámame o a el boludo de tu hermano.- asentí lentamente y le oí moverse.
- Pero vas a volver a perder.
Dije, terminando mi anterior frase. Oí como se paraba y luego volvía a mí, apareciendo su cara delante de mí.
- ¿El qué?- preguntó sonriendo.
- Una más de tus metas, saber que se siente estar con una chica buena.
Sonrió un poco más y cuando iba a negar con su cabeza, seguramente para luego dejarme, me atreví a besarle, dejándome llevar por el alcohol y las ganas que siempre me hacía crecer cuando le veía.
Me siguió el beso sin miedo, apoyándose para no caerse de golpe en la cama.
Pasé mis manos de sus mejillas, teniendo su cara entre ellas, a su nuca para luego hundir mis dedos en su pelo a la vez que él se colocaba mejor, poniendo una de sus manos en el lateral de mi cuello, entre él y mi mejilla.
- Angie.
- ¿Qué?- sonreí al mirarle, por suerte no estaba la luz apagada y podía verle bien.
- Éstas escabiada
- ¿Y qué? Ni que fuera la primera vez.- sonrió para luego volver a mis labios aunque menos tiempo del que pensaba.- ¿Qué?
- También fumaste.
- Bueno, dale, yo sé lo que hago si es lo que querés preguntarme.
Chasqueó su lengua y yo sonreí, siendo ahora yo quien le besase con la intención de hacer que dejase de pensar. Pero, se separó rápido.
- Me tengo que ir, además, mi amigo está afuera esperando.
- ¿Me estás cargando?- su mirada bajó y subió de mis labios a mis ojos en un milisegundo.- Mauro.
- Quizás otro día, ¿Sí?
Fruncí el ceño y él desvió su mirada a la vez que se alejaba completamente de mí, levantándose de la cama para luego caminar hacia la salida.
- Mauro.- chasqueó su lengua y se dio la vuelta.- Está bien, no hacemos nada, ¿Pero podés quedarte?
- ¿Con vos?
- Ni que fuera la primera vez que dormís conmigo con ropa.
- Ya, ya...pero tengo a mi amigo esperando.
- Decile que se vaya, ¿O preferís irte de joda?
Sonrió, negando con la cabeza y desviando su mirada hacia cualquier punto de la casa hasta decidir sacar su celular y supongo que le mandó un mensaje a su amigo, porque luego volvió a la cama quitándose la campera.
- Nada de nada dijiste.
- Parece mentira que seas vos quién te niegues.
Rió a la vez que se acomodaba y yo sonreí mirándole ya con la luz apagada, sólo iluminado por su teléfono. Me coloqué a su lado, quitándome rápido los tacones y acomodandome al igual que él. Me miró aún iluminado por su celular y sonreí.
- Buenas noches, pelotudo.
- Buenas noches, borracha.
Reí levemente, negando con la cabeza lentamente antes de cerrar mis ojos con él como última imagen.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora