32.

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Oí como sonaba el teléfono mientras me duchaba y rápidamente salí, me enrollé una toalla alrededor de mi cuerpo y agarré el teléfono a ver quién llamaba.
- ¿Quién es?
- ¿Qué pasa? ¿No tienes a tu novio en el celular?
- Carlos, no nada, estaba duchándome.
- ¿Vas a algún lado?
- Con Candela a un boliche, ¿Por qué?
- Porque pensaba en decirte que fueras conmigo y los pibes esta noche, pero si ya tenés otros planes no pasa nada
- Igual nos vemos.
- Sino no importa, yo te quiero igual.
- Y yo, gil. Dale, ahora déjame ducharme.
- Chao.
- Chao.
Terminé la llamada y volví a la ducha para terminar lo que estaba haciendo antes de que me llamase. Después, volví a salir y me cambié con lo que había agarrado de mi armario.
Fui a mí habitación, me puse las botas que esta vez llevaría, ignorando los tacones por una noche, y bajé guardando mis cosas. Finalmente, llamé a un Uber y fui a la casa de Candela.
- Al fin.
- Bueno, dale, que llegamos tarde.
Dije terminando de abrazarla para hacerme un lado y esperar a que saliese, cerrando la puerta.
- ¿Llamamos a un taxi?
- No hace falta, caminamos un poco y ya nos lleva alguien.
La miré confundida pero la seguí hacia donde iba. En el camino me olvidé que no sabía a dónde iba y hablamos de nuestras cosas hasta que un claxon sonó.
- Te lo dije.
- ¿Alguien pidió un auto?
Marcianos rió desde el asiento con una mano en el volante y la otra sosteniendo un porro. C.R.O estaba de copiloto y atrás Mauro.
- ¿Vamos con ellos?
- No, ellos van al mismo lugar, pero nosotras no vamos a estar con ellos.
Miré a Mauro y él sonrió mientras se movía de asiento para dejar que su hermana pasase primero, ya que yo estaba aún sorprendida por esto. Era lo que menos me esperaba.
Aún así, subí y Marcianos puso rumbo a dónde habíamos decidido ir todos. Saqué el celular y miré un par de mensajes de Carlos, uno de ellos con él y sus amigos en la joda. Cuando me di cuenta, ya estábamos allá.
Salimos y fuimos juntos a la puerta hasta que entramos, ahí nos separamos tal y como dijo Candela.
Ellos se fueron hacia la zona VIP, nosotras fuimos a la barra a empezar a beber antes de motivarnos e ir a bailar.
Minutos después, mi vaso estaba vacío y a Candela le quedaba poco. Decidimos ir a por más y descansar a la vez, pero cuando estábamos en la barra mi celular vibró en mi bolso.
- ¿Pasó algo?
- ¿De verdad no vas a venir?
- Pensaba que estabas con tus amigos.- Candela sonrió sabiendo que hablaba con Carlos.
- Sí, pero te extraño.
- Bueno, dale, mañana pasamos el día juntos.
- ¿Qué? No te oigo.
- ¡Chao!
Grité más alto para que me oyese y terminé la llamada. Guardé el teléfono, agarré el vaso ya lleno y brindé a Candela antes de dar un gran trago que hizo reír a mí amiga.
- Imposible olvidarse de él si no para de llamar.
- Dale, vamos a bailar.
Siguió riendo mientras me agarraba de la mano y tiraba de mí hacia la pista para descontrolarnos más que antes.
Bebimos y bailamos como si fuese a cerrar el boliche, aunque horas después no nos quedó otra que seguir la joda en el after.
- ¿Las llevamos?
- Yo me quedé sin guita.- dijo Candela mirándome y yo subí los hombros.- Eso es un sí.
Abrieron la puerta del auto y al entrar tan sólo olía a marihuana, alcohol y tabaco durante todo el viaje hasta una casa donde ya había gente de joda.
- ¿Qué? ¿Ya no quieres entrar?
Preguntó Mauro mirando por la ventanilla, ya que no me había movido de mi asiento desde que llegamos y solo quedaba yo por salir. Puse los ojos en blanco y abrí la puerta para salir mientras el reía, fumando de su cigarro y comenzando a caminar.
Sonreí y fui hacia él para asustarle tirándome sin mucha fuerza en su espalda. Me agarró rápido como pudo, aguantando el cigarro entre sus labios y llevándome hasta la puerta así, riéndome mientras tambaleaba.
Me bajé y fui detrás de él, riendo los dos con él ya quitando su cigarro de su boca y mirando hacia mí mientras sonreía.
Ya en la casa, Candela se cruzó con nosotros para pasarme un vaso de algo que no sabía que era ni me importaba. Le di un gran trago y se lo dejé a Mauro, que me miraba fumando esperando, ya que él no tenía vaso.
Después, él me lo devolvió y nos dividimos. Él se fue a la cocina y yo a la sala donde estaban todos fumando y bebiendo con la música a todo volumen y cada uno haciendo una cosa distinta.
Había gente besándose, otros tumbados en la cama con síntomas de ir drogados de algo más que porros. Otros bailaban en algún rincón o se alejaban de la gente mientras que los demás bebían hablando y fumando.
Me senté donde vi algún lugar libre y bebí del vaso en silencio, oyendo lo que los demás tenían que decir hasta que Mauro se hizo un sitio a mi lado, riendo con la persona que le había acompañado de la cocina hasta acá.
Después, su atención fue hacia mí y nos miramos en silencio. Yo bebiendo de mi vaso, él encendiéndose otro cigarro.
- Así que me hiciste caso.
- ¿En qué?
- Ya me lo confirmó Cande, no hace falta que te hagas la boluda - sonrió y soltó su humo antes de beber directamente de una botella de lo que parecía Henessy.
- ¿Te referís a que tengo novio? ¿Y vos cuándo me dijiste que lo hiciera?
- Cuando te dije que si te aburrías podías verme.
- ¿Todo bien por acá?- apareció de repente Candela, interrumpiéndonos.
- Sólo nos ponemos al día.- dije yo sonriendo antes de beber de nuevo.
- Entonces hay mucho que contar.
- Mucho.- Mauro me imitó y Candela se fue para irse a hablar con alguien fuera del salón.
- ¿Y parece que estoy aburrida?
- Vos dirás.
Levanté las cejas, sonreí ante su desafío y bebí de nuevo antes de dejar el vaso en la mesa. Me levanté del sofá y me mantuve recta aunque el alcohol ya me había comenzado a afectar hace unos minutos.
Subí las escaleras de aquella casa y busqué despacio el baño. Abrí una de las puertas y no tuve éxito, pero a la segunda sí.
Cuando miré hacia atrás él hizo lo mismo sin parar de caminar hacia mí, buscando si alguien nos estaba viendo. Sonreí y cuando volvió a mirarme, a unos centímetros de mí, acabó por besarme, tirando de mí hacia atrás.
Cerré la puerta tras nosotros y mi espalda chocó en la pared. Él pasó sus manos de mi cara a mi cuello hasta buscar el borde del buzo crop top que llevaba para pasar hacia dentro.
Quité la distancia de nuestros cuerpos subiendo mis piernas a su cintura, dejando que se pegase más. Me hizo olvidar en unos segundos todo, incluso me olvidé que ya no podía hacer esto.
Me separé de él en cuanto Carlos apareció por mi cabeza, pero parecía que ya había activado algo en él que me hizo verle distinto. Con mis manos en su pelo, me miró con los ojos achinados y una leve sonrisa sin dejar de mirar mis labios.
Iba a hablarle, a decirle que no podía ser y que todo era fruto del alcohol. Pero cuando subió sus ojos y chocaron con los míos unos segundos antes de volver a dónde antes y lamer su labio inferior, de nuevo caí a sus pies haciéndome sentir la adolescente de unos años. A la mierda, todo era distinto con Mauro.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora