25.

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Agarré el paquete de cigarros y los guardé en el bolso que llevaría está noche.
Tras aquel examen, decidimos salir Candela y yo a celebrar que ya no tendría que estudiar más esa horrible asignatura por unos días. Así que, después de cenar en casa de mis viejos, me subí a un taxi y volví a mi casa para arreglarme.
Hacía tiempo que no salíamos juntas de joda, sobretodo por su laburo con su hermano y en general toda su familia. Aquello me hacía pensar en su hermano mayor y no Mauro, sino Nahuel.
Nunca fuimos muy unidos, por edades siempre estaba más cerca de Mauro que de él aunque sabía que era igual que su familia en cuanto a carácter.
Mientras llamaba a un taxi de vuelta para ir al boliche donde habíamos decidido ir esta noche Candela y yo, recordaba los viejos momentos con ellos.
Las veces que ella y yo nos escapabamos de nuestras casas para vernos en la calle hasta que alguno de nuestros viejos nos encontraban. O los cumpleaños.
También pensé en los recuerdos con Mauro. Como cuando nos quedamos encerrados en su habitación y Candela tuvo que ir corriendo hasta mi casa a buscar a mis hermanos porque nuestros viejos no estaban en ese momento. Aún recuerdo la cara de Santino cuando nos encontró durmiendo en la cama de Mauro, aunque yo ya me estaba despertando al oír los golpes que daban intentando abrir la puerta.
Sonreí mirando ya desde la ventanilla del taxi las luces de Buenos Aires de noche. En unos minutos ya había llegado a dónde dijimos.
La llamé al celular y la primera vez no contestó, pero la segunda ya me decía que acababa de bajar del taxi y ya me estaba buscando, así que tan sólo nos quedaba decir un lugar justo donde vernos.
Minutos después, esperándola, por fin apareció y pudimos irnos adentro del boliche después de abrazarnos como saludo.
Lo primero, agarrar las bebidas, lo segundo, beber un par de tragos y lo tercero, beber mientras bailábamos.
Siempre solíamos ir antes a los boliches, también porque yo sólo conocía a Juan y a Claudia por aquel entonces y él laburaba junto a su viejo todo el día arreglando autos, así que tenía poco tiempo para ir de joda. Después, quedó como vigilante y tuve menos tiempo todavía.
Así que, Candela era la responsable en llevarme de fiesta y sacarme de mi casa, donde me solía pasar el tiempo jugando a las cartas con Santino por no estudiar.
Bailábamos como hacía tiempo que no, haciendo boludeces y bebiendo sin parar. Si un vaso se quedaba vacío, compartíamos el otro hasta que ese también estaba a punto de acabarse, entonces íbamos a por más y seguíamos bailando hasta cansarnos.
- La concha de la lora, hacia tiempo que no bailaba tanto.- resoplé cuando nos alejabamos de la pista para descansar y ella rió.
- Yo no puedo decir lo mismo.
- Vos tenés a Mauro de hermano, ese pibe baila demasiado bien para no pasarse el día bailando.
- Y bueno, vos también bailás bien.
- Es distinto, yo bailo normal, él va a un nivel superior y si le intentas imitar parecés un pelotudo.
Ella rió, negó con la cabeza y bebió de su vaso antes de seguir hablando. Juntas, comenzamos a recordar nuestras pequeñas aventuras que fueron siendo peores según creciamos, hasta que nos aburrimos y volvimos a bailar.
- Ché, espérate.
- ¿Qué pasó?- pregunté torpemente porque sí, ya había bebido mucho.
- Vi a alguien, vos seguí bailando.
- Obvio, nena.
Rió y se alejó para ir a saludar a aquella persona mientras yo seguía bailando y bebiendo sin importarle que pasaría luego conmigo o si me acabaría perdiendo como siempre ocurría, con el gran error de no tener a Mauro cerca para llevarme de vuelta a casa sana y salva.
En un momento, tropecé conmigo misma y choqué con alguien, aunque por suerte no llegué a caerme al suelo. Me giré a pedir perdón, pero acabé sonriendo y riendo.
- ¡Vos acá!
- ¡Angie!- rió conmigo y me abrazó antes de beber.
- ¿Y Carlos?
- Por allá, ya sabés que baila poco.
- Que pelotudos.
Apoyada en el hombro de Pedro para no caerme, reimos hasta que su amigo se dio cuenta de mi presencia y fue a vernos.
- Angie.
- ¡Carlos!
- Uh, ya bebiste.
- Obvio, gil, estamos en un boliche.
- Dale, Carlos, bailá con ella, mirá que estaba sola.
- ¿Sola?
- Candela se fue a saludar a alguien.
- ¿Candela Lombardo?- preguntó y asentí antes de beber mi vaso casi acabado.- ¿Y está acá el Duko?
- No sé quién es ese pibe pero tiene nombre de ser fachero.
- Sí, bebiste.
Rió y yo negué con la cabeza, sonriendo antes de agarrar su mano para invitarle a bailar conmigo y Pedro, que también se unió.
Cuando mi vaso quedó vacío, decidí sin más agarrar el de Carlos y beber de él, dándome cuenta que ya sólo bailábamos él y yo.
- Ché, estás re fachero hoy eh.
- Será que me he traído esto.- dijo él enseñándome su muñeca. Sonreí al ver como tenía uno de mis coleteros en ella.
- Para una piba eh.
- No, es que sabía que te vería.
Me sonrió cerca mío para que al hablarme pudiese oírle sobre la musica.
Sonreí y sin parar de bailar, aturdida y borracha, mis ojos viajaron de los suyos a sus labios en un segundos antes de besarle sin aviso ni pensarlo antes.
Él no se negó, agarró mi cintura y nos mantuvimos así aunque yo sabía que estaba mal, pero estaba demasiado torpe para pararlo, así que él tomó el mando.
- Dale, Angie, así no.- susurró al separarse y sonreí.
- Okey, jefe.
Sonrió y seguimos bailando un par de minutos hasta que se cansó, como de costumbre, y se fue para dejarme sola allá cuando no sabía ya ni dónde estaba.
- ¡Angie!- me giré a ver si me llamaban a mí, encontrandome con Candela. Por fin podía respirar tranquila.- Uh, escabiaste.
- Puede ser.
- Dale, vámonos ya, creo que ya lo has celebrado lo suficiente.
- ¿Qué pasó? ¿Vino Mauro?
- No, pero mañana tenés que seguir viva eh.
- Difícil sin él.
Dije acompañándola a la salida del boliche, con torpeza, así que casi ni me oyó. Fuimos, nos subimos a un taxi y allá mi cabeza comenzó a dar vueltas a lo que había pasado. Me había besado con mi amigo, cuando ni siquiera me gustaba como para una relación. ¿Y si se hacía ilusiones?
- Angie, ¿Estás bien?- me preguntó Candela, sacándome de mis pensamientos. La miré y la culpabilidad de beber demasiado y hacer aquello, pudo conmigo.
- Me he besado con Carlos.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora