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- Llegamos tarde.
- Voy lo más rápido que puedo.
- No sé cómo no llegabas tarde con tus amigos.
- Porque a ellos les doy más importancia que a vos.
- Bueno, entonces llamo a un Uber y listo.
- No, ya estoy, de verdad.
- Te espero abajo.
Y oí sus pasos alejarse de la puerta del baño. Resoplé volviendo a intentar por quinta vez hacerme la línea del ojo y esta vez, por suerte, lo hice mejor que antes.
Terminé de maquillarme y fui a mi habitación rápido, agarrando mi bolso y guardando ahí mis cosas antes de colgarmelo en mis hombros. Me bajé un poco más la falda ceñida que llevaba, me di un último vistazo en el espejo y bajé lo más rápido que los tacones me dejaban.
- Lista.
- Al fin.- soltó la calada de su última calada al cigarro y sonrió abriendo la puerta.- Fachera eh.
- Hay que estar a la altura.
Le guiñé un ojo pasando por su lado y rió antes de llevar su mano en un rápido movimiento a mis nalgas. Me giré mirándole con una ceja levantada y volvió a reír, caminando ya fuera de la casa con la puerta cerrada tras e sí.
Me agarró de la mano y caminamos juntos hasta el auto que mi hermano me había dejado para llevar a Mauro. Ya que podía conducir y lo único que me faltaba era un auto no hacia falta gastarse más plata en taxis o Ubers.
Subimos y puse la llave de contacto mientras que él bajaba la ventanilla para seguir fumando. Salí del aparcamiento y ya en la carretera decidió poner algo de música además de su mano en mi muslo.
Intenté no pensar mucho en eso para manejar bien o sino acabaríamos accidentados en algún lugar porque, por supuesto, no era la primera vez que manejaba el auto de mi hermano y acababa estampada en alguna farola.
Llegamos por fin a Colta, donde habíamos quedado con los demás o más bien él lo había hecho. Mañana se iba a los conciertos donde yo no podía ir, así que quiso irse a lo grande por más que yo le dije que era mejor dormir y mañana irse bien. Otra muestra más de lo distintos que eran nuestros mundos.
Bajamos del auto y me esperó apoyado a este a que acabase de cerrar todo. Cuando le di la vuelta, comenzó a andar a mi lado, pasando su brazo por mis hombros mientras íbamos a la puerta.
Ya allá, tiró el cigarro gastado y entramos por fin, llevándome ahora él a la zona VIP. Me solté de su agarré para dejarle con las personas que conocía e irme a buscar algo de beber.
De vuelta ya con mi vaso, le dejé hablando con los pibes mientras que abría su riñonera para luego hacerme un cigarro con su tabaco teniendo uno de sus amigos mi vaso para que me fuese más fácil.
Terminé, lo dejé en mis labios y me devolvió el vaso. Prendí el cigarro, le di una calada y después un trago a mi vaso oyendo la conversación que tenían.
Cuando la música comenzaba a sonar más fuerte y era más bailable, además de que mi vaso ya estaba casi vacío, me llevé a Mauro a bailar, acabando con su cuerpo pegado al mío por mi espalda como cuando jugábamos a baloncesto aquella tarde, sólo que esta vez sus manos no iban al balón sino a mi cadera, besando mi cuello mientras que yo bailaba sonriendo como una boba.
Me di la vuelta para besarle y entonces sus manos pasaron por mi cadera hacia atrás, acabando por abrazarme. Así, caminamos con torpeza hasta acabar riendo sin soltarme.
Me llevó como pudo de vuelta con sus amigos, hablando con ellos conmigo abrazada así. Yo, mientras, fumaba y me terminaba el vaso y el cigarro.
Cuando me quedé sin más para fumar compartí su cigarro hasta quedarmelo y dejé que él se prendiese un porro.
Unos minutos más tardes, acabé por separarme para llenar mi vaso de más alcohol y luego me fui con los que conocía para hablar un tiempo con ellos. Y así toda la noche, rellenando mi vaso, fumando, hablando con ellos y besándome con Mauro, incluso aunque estuviese Candela no nos dejábamos el uno al otro.
Pero, las horas también pasaban y entre bailes, tragos y demás decidimos irnos para seguir la fiesta en el after. No estaba para conducir, así que dejé allá el auto y me fui en otro, esta vez sin Mauro pero sí con Alejo allá.
Con él hablé todo el camino, riendo y bebiendo hasta llegar a una casa. Salió primero, luego yo, esperándome para ir juntos y seguir hablando.
Por suerte, no estaba muy escabiada, así que no me hacía falta que me ayudaste a caminar aunque sí que también había puesto su brazo alrededor de mis hombros como una amiga más.
Entramos en la casa y seguimos bebiendo, acabando sentada en el sofá con mi cabeza apoyada en su hombro esperando a los demás mientras que él se fumaba un porro más grande incluso del que había visto antes a Mauro fumar.
Minutos después, cuando me reía de una de sus boludeces, la puerta se volvió a abrir para acabar por aparecer Mauro.
Me sonrió al verme y me separé de Alejo para que le fuese más fácil besarme, acabando por sentarse junto a nosotros. Entre ellos dos, con Alejo fumando a mi izquierda y Mauro prendiéndose otro antes de dejar su brazo en el respaldo detrás de mí, yo seguía bebiendo. Sólo dejaba el vaso para hacerme otro cigarro, hasta que ya me llegaba a dar asco el tabaco.
Cuando fue llegando más gente, para hacer espacio, me levanté para sentarme en las piernas de Mauro, pero mirándole. Sonrió con sus ojos achinados por la droga y pasé mis brazos alrededor de mi cuello, besándole después a la vez que acariciaba su pelo.
Cuando me separé para darle el último trago a mi vaso, él dio una calada a su porro, soltando el humo lentamente sin dejar de mirarme y con su otra mano en mi cadera como de costumbre. Después, volví a sus labios una vez más y así hasta cansarnos el uno de otro, entonces sólo le dejaba algún beso en el cuello mientras hablábamos y reíamos como estúpidos.
Cuando nos vimos sin más fuerzas, a la vez que ya estaba a punto de madrugar y teníamos que irnos, uno de los pibes de allá se ofreció a llevarnos a casa.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora