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- ¿Vos sos pelotudo?
- ¿Qué? ¿Qué hay de malo?
- ¿Le vas a poner a mi sobrino un nombre yankee?
- Yo también se lo dije, ni modo.
- Ché, ¿En qué bando estás vos?
- Bueno, nenes, callen y coman.
- Vos sí que tenés que callarte.
- Bueno, déjalo, él al menos tiene un buen nombre, yo a mi sobrino con el que le vas a poner le voy a tener que hablar en inglés.
- Pero...¿Necesitás ayuda mental?
- Miguel.- mi viejo levantó unos segundos los ojos de su comida, mientras, yo sentía mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi pantalón.
- ¿Qué? No sé, a veces pienso que tenés que ser adoptado siendo tan boludo.
- ¿No habíamos quedado que esa era Angie?
Levanté mi dedo de la medio hacia donde Santino estaba sentado, sacando con la otra mano el celular del bolsillo para ver que los mensajes eran de Mauro. Estaba a punto de venir porque por fin me había hecho salir de casa, él y al que le acababa de sacar el dedo.
- Bueno, decí lo que quieras, pero se va a llamar así.
- William...vos realmente no pensas cuando decís esas cosas.
- Callate.
- Bueno, listo, no se va a llamar así, Miguel.
- Está bien, está bien, pero me duele esta traición.
Luna puso los ojos en blanco y yo sonreí mientras que a mi lado José reía. Había extrañado estas cenas familiares.
- Bueno, esto lo llevo yo, que me tengo que ir pronto.
- Mirá, la que estudiaba.
- Estudié antes de venir, gil, ¿Qué flashas?
- Angélica.
Puse los ojos en blanco mientras que mis dos hermanos mayores reían porque mi viejo siempre hacía eso. Agarré mi plato y el de José y lo llevé a la cocina a la vez que mi madre y Santino se levantaban para ayudar.
De nuevo, Mauro me mandaba otro mensaje para decirme que ya estaba por llegar de verdad por si seguíamos cenando.
- Ché, decile que te dé un descanso.
- ¿Te parece poco estos días?
- Bueno, comparado con tus notas...
-  ¿Qué notas?- preguntó mi madre, interrumpiendo en la conversación entre Santino y yo.
- Nada, ma, todo está bien.
- ¿Seguro?- asentí y ella sonrió antes de volver con los demás.
- Me hace gracia como le decís a todos que bien menos a mí.
- Porque a vos te chupa un huevo.
- Esa boca.
- Linda, ¿Verdad?
Puso los ojos en blanco, reí y volvimos juntos al salón para terminar de llevar las cosas a la cocina y luego sentarme unos minutos con ellos para terminar de hablar sobre el nombre de nuestro sobrino. Realmente Miguel era malo para elegir nombres.
- Bueno, yo ya me voy.
Me despedí de todos uno a uno y luego salí de la casa para encontrarme a Mauro junto a un amigo más en un auto que nunca había visto. Abrí la puerta y subí a la parte de atrás.
- Hola.
- ¿Todo pretty?
- Lo mejor que se puede.
Sonrió sabiendo cómo era mi familia y el amigo comenzó a manejar mientras nos conocimos un poco hasta que decidí evadirme y sólo mirar por la ventanilla como solía hacer.
Hasta que llegamos a la Adolfina, donde íbamos ha estar un tiempo para luego irnos a Colta y seguramente terminase durmiendo con Mauro.
Salí del auto después de ellos y ya con los dos fuera me acerqué a quitarle el cigarro. Me miró extrañado, pero sonrió después de ver cómo fui a besarle.
- No podía antes.
Sonreí a pocos centímetros de él e hizo lo mismo antes de volver a besarme. Luego, le di una calada al cigarro y se lo devolví, entrando por fin en la casa tras abrirnos la puerta Zzk.
Cerré la puerta tras ser la última en entrar y luego les seguí hasta donde estaban todos los ordenadores con Coscu ahí. Perfecto, nadie me avisó de que estaba en un directo, ni siquiera mi cuenta de Twitch quiso avisarme. Lo mejor para ser desconocida.
Me escabullí como pude y fui a dónde estaban el amigo de Mauro y Zzk, hablando con ellos hasta que él se dignó a aparecer tras saludar a Coscu y a toda la Coscu Army.
- Ché, no me dijiste que estaba en directo.
- Bueno, que sé yo, tampoco es tan malo.
Levanté mis hombros indiferente y él sonrió antes de besarme, luego se sentó en una de las sillas que había y comenzó a hacerse lo que parecía un porro. Me senté a su lado y saqué el teléfono para hablar con mis amigos mientras oía a Coscu de fondo y a los demás hablando.
- ¿Sabés que Coscu tiene razón?
- ¿En qué?
- A veces te parecés a Justin Bieber.- rió y negó con la cabeza.
- Todo es la nariz, vos sabés.
Sonreí y se volvió a acercar para besarme. Entonces, me levanté de la silla donde estaba para sentarme en sus piernas, así estábamos más cerca y más cómodos.
Mientras él hablaba con los demás, yo liaba los cigarros con el tabaco que él tenía y después le hice un porro más.
- Toda una profesional vos.
- Demasiados años de práctica de adolescente.
- En todo eh.
Puse los ojos en blanco y él rió. Estuvimos un tiempo más allá hasta que Coscu terminó el directo y fue a terminar de arreglarse, saliendo todos hacia Colta.
En el auto quedé sentada entre zzk y Coscu, conociéndolos un poco más como antes hice con el otro amigo. Al bajar del auto, Mauro pasó su brazo alrededor de mis hombros como solía hacer y me dio en el encendedor a mí para que fuese yo quien le prendiese el porro. Después, cuando dio su primera calada, me pasó uno de los cigarros que había liado y me lo prendí yo misma, guardando el encendedor en el bolsillo trasero del pantalón corto vaquero que llevaba.
Entramos y fuimos a la zona VIP directamente, saludando a los que conocíamos, aunque por supuesto ellos más que yo.
Luego, Mauro me dejó con Coscu y estuve hablando con él hasta que volvió a aparecer con un vaso en la mano que después quiso compartir conmigo. Por suerte no tenía mucho alcohol lo que fuera que se había servido.
Me alejé de él para ir ha hablar con los demás, mayormente con los que conocía de otras veces. Hasta que estuvimos todos, entonces busqué mi propia bebida y me volví a encender un cigarro, bailando junto a las demás minas que había por allá.
Cuando fui a descansar después de casi tropezarme, dejé mi vaso para no tomar más, pero era difícil teniendo a Mauro al lado
- ¿Todo bien?- preguntó pasándome su vaso. Tomé y no era como antes, esto sí me iba a hacer reaccionar.
- Sí, sí, ¿Vos?
Sonrió asintiendo con la cabeza y se acercó a besarme. Estuvimos así un tiempo, alejándonos un poco de los demás hasta que comenzamos a bailar, riendo y bebiendo de su vaso, notando poco a poco el alcohol adueñarse de mí.
Al tercer cigarro de la noche, me di cuenta de lo mal que estaba cuando agradecí que Mauro me estuviese agarrando por la cintura mientras me llevaba con sus amigos de vuelta.
Aún así, seguí bebiendo y fumando como si nada hasta que realmente ya no podía caminar sin ayuda. Mauro, tampoco estaba completamente bien, aunque lo suyo era más por los porros que por el alcohol.
Me llevó de la mano hacia un auto junto a otros amigos y se sentó conmigo en la parte de atrás junto a otro de sus amigos. Cuando estábamos todos dentro, uno de ellos comenzó a manejar y entonces mi cabeza se evadió de todo al bajar la ventanilla. Agarré el último cigarro y esta vez más tranquila, fumé despacio, calmada, sin oír nada más que a los demás reír de fondo y hablar. Mientras, mi mano seguía unida a la suya encima de mi pierna, con los dedos entrelazados.
Llegamos por fin a la casa de Mauro, saliendo los dos con torpeza. Nos despedimos de sus amigos y entramos los dos moviéndonos lentos, hablándome aunque no le entendediese bien.
Sin decir nada, cansada, fui directa a su habitación y me dejé caer en la cama boca arriba. Me quité los tacones al sobresalirme los pies y resoplé sintiendo como la habitación no paraba de dar vueltas.
Segundos después, Mauro también apareció tambaleándose. Aún así, al verme me sonrió y yo hice lo mismo, moviéndome lentamente para que se pudiese tumbar a mi lado.
- No vuelvo a beber más.- susurré, haciéndole reír.- ¿Qué?
- Las mentiras son malas.
- Bueno, estas no.- sonreí y le miré mientras que él tenía sus ojos en el techo, sonriendo también.- Mauro.
- ¿Qué?- preguntó de vuelta, acentuando su voz ronca.
- ¿Vos me vas a mentir?- entonces sí me miró, sonriendo pero no por la marihuana, podía notarlo porque lo conocía.
- Que mal te hace beber.
- De todas las respuestas, esa es la peor.- sonreí y él rió, negando con la cabeza.
- Yo no, ¿Vos?- preguntó volviendo a mirarme y yo negué con la cabeza.- Entonces listo, ¿Alguna pregunta más?
- ¿Podés apagar la luz?- pregunté girandome hasta quedar de lado.
Sonrió y se levantó para hacer lo que hizo. Después, volví a sentir su cuerpo tumbarse en la cama, a mi lado. Guiándome por eso, me acerqué como pude y fui besándole hasta descubrir donde estaban sus labios. Noté como se giraba para estar también de lado y una de sus manos fue a mi cintura para acercarme más a él mientras que la otra prefirió quedarse entre el cuello y la mejilla.
Lentamente, los labios frenaban el ritmo hasta que se quedaron quietos, sólo rozándose levemente al igual que las puntas de nuestras narices en la mejilla del otro. Sonreí levemente sintiendo como me iba durmiendo así, sabiendo que después de tanto tiempo parecía que había encontrado al bueno, que por fin podía sentir que quería de verdad a alguien.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora