Desperté por la luz de la ventana. Abrí los ojos lentamente y me di cuenta que no era la mía al segundo. Me giré lentamente, ignorando el leve dolor de cabeza que tenía.
Tenía la ropa de ayer y creo que era la casa de Candela. De repente, los recuerdos de la noche anterior aparecieron con algunas lagunas de memoria como solía ocurrirme.
Me levanté y yendo hacia la cocina a buscar alguna pastilla para el dolor fui organizando todo lo que sucedió ayer.
Fui con Carlos al boliche, después aparecieron Nicolás y Diana y él desapareció. Me quedé con mis amigos hasta quedar aturdida del alcohol y tropezarme, encontrándome con Mauro y después su hermana. Me dio sus llaves y supongo que por eso estaba acá.
¿Pero qué hacía acá y no en mi casa?
Suspiré y me tomé la pastilla con el vaso lleno de agua que me serví. Fui de nuevo a la habitación y allá agarré mi celular para ver todos los mensajes que tenía.
Primero, Carlos preguntándome repetidamente donde estaba. Segundo, Nicolás diciendo que me perdieron y que no sabían donde estaba. Y por último, mi hermano Miguel.
Miguel😑
La concha de tu madre Angie.
¿Dónde mierda estás?
Te dije que era hoy, gil.
Daleeee.
Despertate por dios.
Miré la hora y me di cuenta que era casi la hora para ir a la casa de mis padres, donde habíamos quedado para ir a comer juntos después de mucho tiempo por el aniversario de boda de mis viejos. Mierda.
Busqué mis cosas rápido, pero un sonido fuera me sobresaltó. Salí de la habitación y sonó la puerta de nuevo. Fui a ver y acabé encontrándome a los hermanos.
- Buen día, amiga.- me sonrió y abrazó para luego pasar a su casa.- Bueno, al menos no rompió nada.
- ¿Saben dónde están mis cosas? Me tengo que ir ya.
- Las perdiste.- respondió Mauro. ¿Qué?
- ¿Cómo que las perdí?
- Te encontraste conmigo, te pregunté y te diste cuenta que perdiste todo menos tu celular.
- ¿Me estás cargando?
- Me da que vas a tener que llamar para la llave de tu casa eh.
- Uh no...ahora que hago...
- ¿A dónde tenés que ir?- preguntó Candela mientras yo ponía mi mano en mi frente, sintiendo como mi cabeza estaba por explotar.
- A casa de mis viejos.
- Bueno, te llevamos, dale.
- Bueno, bien, menos porque parece que no he dormido nada.
- No has dormido mucho, la verdad.- miré a Mauro y sonrió. Me había olvidado de cómo era tenerle tan cerca.
- Necesito ropa.
- Dale, te busco yo, espera.
Candela fue a su habitación, desapareciendo, para dejarme a solas con su hermano. Estaba tan metida en mi problema que no me había dado cuenta que estaba delante del gran Mauro Lombardo.
- Ché, ¿Me tuviste que ayudar otra vez?
- Eso parece.- sonrió de nuevo y me llevó de vuelta a todo lo vivido.
- Uh, que paja.
- Un poco, pero bueno, hacia tiempo que no te veía.
- Ahora sos el Duko.
- ¿Así?
- ¿No? ¿Sigo borracha y estoy alucinando?- sonrió y negó con la cabeza, fumando su cigarro.
- Bueno, no sé, igual soy Mauro aunque sea famoso ahora.
- Ya, pero ahora tenés como...no sé, déjalo.
Dejó de mirar el suelo para subir su mirada a mí e intenté con todas mis fuerzas no salir corriendo por no saber expresarme y tener su mirada tan cerca de mí.
- ¿Te acordás de la noche de mi tobillo?- pregunté intentando calmar mis nervios cambiando de tema.
- Obvio.
- ¿No viste mi mensaje?
- ¿Tu mensaje?- me miró confundido y sacó su celular para buscar en sus mensajes.- No hay nada.
- Porque no tengo tu número, Instagram decía.
Me miró más confundido y se metió en la aplicación a buscar mientras su hermana aparecía. No tenía tiempo para ducharme, así que me encerré en su habitación, me cambié y me eché colonia, saliendo haciéndome un moño para evitar que se viera todo el pelo sudado y en general sucio.
- Bueno, ya estamos listo, dale te llevamos.
Salimos de la casa y delante había un auto con un pibe dentro. Subimos y yo, sentada entre los dos hermanos, le dije la dirección a aquel pibe para que comenzase a manejar con la radio a todo volumen.
No tardamos en llegar por lo rápido que iba, pero aún así miré la hora de mi celular con poca batería y llegaba diez minutos tardé. Mauro salió del auto para dejarme salir a mí y me despedí de Candela antes de pasar por los asientos y salir.
- Angie.
- ¿Qué?
- Ya te contesté.- respondió sonriendo.
Asentí sin saber que responder y seguí mi camino hacia la casa de mis viejos. Llamé a la puerta oyendo el auto irse y a los segundos mi hermano José estaba delante de mí.
- Llegás tarde.
- Tuve un quilombo, ¿Sí?
- Pasá, gil, estamos todos ya.
Me dejó pasar y cerró la puerta detrás de nosotros. Pasamos a la sala y en efecto estaba toda la gran mesa preparada y mis hermanos y mis viejos allá sentados, además de la mujer de Miguel.
- Perdón.
- No pasa nada, nena, sentate y comé.- mi viejo me sonrió y siguió comiendo el asado que habían hecho.
- Angélica.- miré a mi vieja mientras me sentaba y ella me sonrió.- Te vimos salir de un auto con Mauro Lombardo, ¿Volvieron a juntarse?
- ¿Qué? No, no, sólo fue algo...casual.
Sonreí levemente y comencé a comer ignorando la mirada de Miguel sobre mí y la risa de Santino que intentaba evitar sonreír como un nene.
Por suerte, cambiaron de tema y parecía que nadie notó mi cara de haber llegado con resaca y sin saber a dónde ir después porque no tenía casa.
Terminamos de comer y decidí entonces llamar al dueño de la casa donde vivía para hablarle de la llave perdida. De nuevo, parecía tener suerte al oír como me decía sin problemas cambiaría la cerradura y me daría una copia que me daría esta tarde. Bueno, al menos así me quedaba con mis viejos más tiempo.
- ¿Buena la joda ayer?- me giré y me encontré con Santino.
- ¿Se dieron cuenta?
- Sólo Miguel y yo.
- Uh, como le gusta hincharme las bolas al grandullón.- mi hermano sonrió y se acercó a mí, dejando de mirarme desde el marco de la puerta de la cocina.
- ¿Qué pasó?
- Perdí mis cosas, la plata y la llave de casa. Al menos no me llevé la documentación.
- ¿No te la llevaste? Ay dios, Angie.
- Ché, he dicho que al menos la tengo eh.
- Ya, bueno, ¿Y qué hacías con Mauro? Que yo sepa no se juntan, ¿Qué es eso de casual?
- Me encontré con él y me ayudó con su hermana. He dormido en casa de ella y nada me han traído hasta acá, todo bien.
- Como digas, enana.
- Me llevás solo dos años, gil.
Rió y se fue, volviendo a dejarme sola en la cocina. Suspiré y entonces me acordé. Dijo que me había respondido.
Miré a mi vieja entrar con Luna en la cocina, hablando mientras llevaban las cosas acá para lavarlas junto a José, pero fui rápida y miré que fue lo que dijo.
dukissj
Me dijiste que estaba re fachero.
Y que me extrañaste.
Yo también te extrañé.
¿Qué? ¿Le dije todo eso? Bueno, al menos no le dije que me gustó. Un momento...¿Él también me extrañó?
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...