- Angie.
Me moví lentamente, sintiendo como me dolía el cuello, pero aún así no me quería despertar.
- La concha de tu hermana, Angie, despertate.
Reconocí la voz, era Candela. Eso me hizo recordar que estaba en su casa y me había dormido en su sofá, pero preferí no abrir los ojos y seguir durmiendo.
- ¿Pueden despertarse ya? Dale, Mauro, vos tenés que irte.
¿Mauro? ¿Él se quedó conmigo? Llené mis pulmones de aire para luego sacarlos de golpe por la nariz, cruzandome de brazos al sentir el frío de la mañana. Ahí recordé que sólo estaba en pantalón corto deportivo y un buzo grande de Carlos, tapada con la capucha para evitar que se me viese todo mi pelo despeinado en el moño que me hice antes de irme de casa de él para venir acá.
Entonces, comenzó a moverme para que me despertara por fin, lo que hizo que resoplase cansada.
- Uh, ya fue, me hincharon las bolas, me voy, tienen lo que quieran en la cocina.
Y dejó de moverme, oyendo como caminaba para alejarse. No me apetecía quedarme a solas con Mauro, pero tampoco despertarme, así que opte por decidir que nada más me despertase me iría a mí casa rápido para evitar desayunar con él, aunque por lo que Candela me decía él dormía bastante y se solía saltar esa parte de la mañana, así que seguro que no había problema.
Seguí durmiendo, ignorando la luz que entraba por las ventanas de toda la casa tapándome los ojos con la capucha. Acabé por subir mis rodillas y abrazarme a ellas para dejar de sentir el mínimo de frío.
Pero, llegó un momento que el dolor de cuello se hizo insoportable, como la luz, y acabé por despertarme.
Abrí lentamente los ojos, volviendo la imagen nítida por cada pestañeo. Entonces me di cuenta que no estaba apoyada en un cojín, sino en el hombro de Mauro, que seguía dormido con su mano apoyada en mi pierna como si nada y el mando del televisor en la suya, agarrada por su otra mano.
Resoplé y me alejé de él poco a poco, sentándome mejor en el sofá. Moví mi cuello para que dejase de dolerme y me levanté mientras me quitaba la capucha del buzo, haciéndome de vuelta el moño antes de volver a dejarmela.
Tenía fé en que no se despertaría conmigo acá, así que decidí quedarme a desayunar. Fui a su cocina y abrí sus cajones buscando cualquier cosa.
Acabé con sólo hacerme un café y unos cereales que encontré, desayunando allá.
Como buena amiga, cuando terminé comencé a lavar lo que ensucié y luego volví al salón para agarrar mi teléfono antes de irme. Pero, cuando llegué, él no estaba.
- Buen día.
Apareció de repente con sus ojos entrecerrados, la capucha de su buzo también puesta y sus colgantes aún sobresaliendo por el.
- Pensé que te quedarías dormido.
- Podías haber hecho algo con la luz.
- Bueno, soy lista pero no tanto como para apagar el sol.
- ¿Y Cande?
- Se fue, no nos despertabamos y se fue, sin más.
- Y estamos solos.
- Y yo me tengo que ir a mi casa.
- Y ya no estaremos solos.
Puse los ojos en blanco y él me dedicó la primera sonrisa del día, viendo cómo iba hacia el sofá a buscar mi teléfono, pero no encontré el mío, sino el suyo.
- Tomá.
Me dijo y al levantar mi mirada me di cuenta que él tenía el mío. Le miré confundida, pero lo agarré y miré los mensajes que tenía de Carlos preguntando donde estaba.
- Controlador el pibe eh.
- ¿Lo leíste?
- No tenés contraseña, pelotuda.
- ¿Y? ¿Qué hacés leyendo mis cosas, gil?
- Te llamó, me despertó e iba a dartelo pero colgó antes y ya pues me salieron los mensajes.
- Y te lo llevaste al baño.
- Bueno, pensé que vos tenías el mío.
- Uh dios...- chasqueé la lengua y contesté sus mensajes, ignorando a Mauro, que se acercó a por su teléfono.
- Aún así, sigue siendo controlador.
- Sólo se preocupaba, no sabía si había vuelto a casa.
- Vas a ser muy mala abogada.- sonrió otra vez a la vez que agarraba sus cosas sin dejar de mirarme.- Aunque no te preocupes, es difícil defender a ese pibe.
- Callate ya, boludo.
Rió y también parecía contestar mensajes. Ahí me di cuenta que el sol que me despertó ahora era lluvia.
- ¿Vos cómo te vas?- le pregunté.
- Viene mi viejo a por mí para irnos ahora.
- ¿Me pueden llevar?
- Igual tu novio se molesta al verte con otro pibe.
- Sos Duki, me vendería por estar con vos.
- Que gil.
Sonreí porque él era así de pelotudo cuando se trataba de algún famoso que le gustaba. Aún así, sabía que no me vendería, obviamente.
A los minutos, Mauro se levantó del sofá donde estábamos sentados cada uno mirando su teléfono, y caminó a la entrada.
- ¿Venís o no?- preguntó sin esperar.
Me levanté rápido y fui detrás de él, corriendo para no mojarme mientras me maldecía por venir sólo con un buzo.
- Tomá.
Me dio una campera que parecía suya y que estaba en el auto cuando entramos, yo en la parte de atrás saludando a su viejo.
A partir de ahí, el camino fue su viejo y yo hablando mientras Mauro fumaba y hablaba por teléfono. Cuando llegamos, ya había dejado de llover tanto y podía ir andando hasta la puerta, aunque seguía haciendo el mismo frío
Así que, cuando salí y caminé a mí puerta, Mauro fue detrás seguramente para que luego le diese la campera. Abrí mi puerta, pasé adentro, me giré a verle y me fui quitando la campera bajo su mirada.
- Te la podés quitar eh.
- ¿Y para qué quiero otra campera que no es mía?
- Bueno, por si pensás volver a salir así cuando hace frío.- fruncí el ceño y él rió- Dale, era una joda, ayer ni te importaba el frío.
- Yo pensé que te irías a dormir a otra habitación.
- Te pusiste en mi hombro y si me movía, te acabarías despertando, así que me acabé durmiendo allá.
- Que buen pibe que sos eh.
- Ese papel es para otros, yo prefiero ser el que agarra el teléfono cuando te aburrís.- puse los ojos en blanco y como de costumbre, él rió.- Dale, chao, pelotuda.
- Chao.
Cerré la puerta mientras volvía a su auto y fui directa a mí habitación. Ignoré los mensajes de mi teléfono, dejándolo en mi mesilla para tumbarme a dormir lo que no había dormido, dejándome su campera puesta.
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...