14.

1.3K 53 0
                                    

- Me parece impresionante.
- ¿El qué?
- Bueno, que estés en una carrera y salgas más de joda que yo.
- A vos no te quiere nadie, ¿Con quién vas a ir de joda?
- Que linda que sos, hermanita.
- De nada, va todo en la sangre.
Sonreí sin apartar mi mirada del televisor. Habían pasado días desde que quedé con Carlos y después de aquello nos vimos más afuera de la facultad.
Ahora estaba con Santino jugando a la Play en mi casa mientras José, nuestro hermano mayor, bebía un mate sin hacer mucho caso a nuestra conversación.
Él era moreno, alto, de pelo y ojos negros y ejercitado. Era el que más pasaba desapercibido entre nosotros porque realmente era el más distante.
Siempre se veía con sus amigos más que con la familia a no ser que fuese necesario. No formaba ningún quilombo, ni siquiera peleaba con Miguel cuando se metía demasiado en su rol de hermano mayor. Digamos, que era el sumiso de los cuatro y por eso era el preferido de mis viejos.
- Yo me voy ya eh.- avisó.
- ¿Y qué querés? ¿Te hago una ola?
- Uh, mirá cómo se pone, cómo está perdiendo.
Reí sin parar de jugar contra mi hermano mayor y este chasqueó su lengua intentando meterme un gol con Messi, aunque al final se lo atajé.
- Que pelotudo que sos.
- Gracias hermano, vos siempre tan amable
- Bueno, chao.
- Chao.
Nos despedimos de él y se fue, dejándonos a los dos jugar a solas. Ahora sabía que se venían sus preguntas de estúpido hermano mayor
- ¿Qué onda ese pibe?
- ¿Qué pibe? Hay muchos pibes en el mundo, vos sos un pibe.
- Ja, ja, me refiero a tu amigo.
- ¿Carlos?
- No lo sé, idiota, no me sé su nombre.
- Nada, un amigo de la facultad.
- Amigo eh.
- Sí, gil, amigo. Vos tenés amigas también, ¿No?
- Algunas con derecho.
- Bueno, ¿Y qué querés?
- ¿Es con derecho?- preguntó sonriendome.
- ¡Santino!
- Dale, contame, soy completamente confiable a no ser que tenga que ver con drogas.
- Nada, no somos nada, gil.
- Ah, ¿Pero te gusta?
- Es mi amigo, ¿Querés jugar ya?
- Eso no es una respuesta, puede ser tu amigo y gustarte eh.
- Uh Santino, como me hinchas las pelotas, pelotudo.
- Está bien, está bien, no hace falta que digas nada, yo te conozco desde que eras un bebé.
Sonrió divertido y siguió jugando aún sabiendo que iba a perder. Había decidido llamarle esta mañana porque por fin no tenía exámenes no trabajos y podía descansar por unos días.
Él apareció con José y se quedaron acá toda la mañana aunque al final parecía que sólo Santino se quedaría a comer conmigo. Problema mío.
Terminamos de jugar y él preparó la mesa mientras yo repartía la comida en los platos. ¿La verdad? Lo cocinó ayer Juan cuando vino a cenar conmigo y yo lo guardé para hoy. No era buena cocinando.
- ¿Y puedo ir con vos?
- ¿A dónde?
- Al boliche.
- No, gil.
- Dale...me aburro.
- Mis amigos no lo saben.
- Tus amigos me aman.
- Ya, sobre todo Diana eh.
Sonreí y él puso los ojos en blanco. Odiaba que le recordase que fue pareja de Diana por un tiempo hasta que se cansaron los dos del otro y acabaron como amigos.
Santino no soportaba que ella fumase tanto y ella no soportaba que él le tirase los cigarros y su marihuana.
Y aunque acabaron como amigos, aún a él le molesta recordárselo porque sabía que realmente le gustó y le molestó dejarlo.
Seguimos comiendo mientras hablábamos de temas que estuviesen alejados del amor y al terminar, mientas él se quedó a dormir la siesta en el sofá, yo llamé a Juan.
- ¿Qué pasó?
- ¿Hoy laburas?
- Ya te dije, hoy me libro por suerte.
- ¿Qué hiciste?
- Horas extras.
- Sos listo eh.
- Ya, bueno, me lo merecía.
- ¿Venís esta noche entonces?
- Obvio que sí, por fin podré ir de joda con mis amigos y no quedarme en la puerta.
- Ché, ¿Y sabés si mi hermano puede ir?
- ¿Santino o otro de los tres que tenés?
- Santino, obviamente
- Santino está más que aceptado en el grupo, no le llamamos por vos.
- Gracias eh.
- De nada, bueno, yo me voy a descansar.
- Está bien, chao.
- Chao.
Terminé la llamada y al minuto vi como Juan hablaba en el grupo para decir que mi hermano iba con nosotros. Dejé el celular y bajé a dormir con mi hermano en el sofá, quitando sus pies de el para sentarme yo y quedarnos los dos con las piernas colgando fuera.
Hasta que, alguien que se despertó antes, se aburría y me tuvo que despertar a mí.
- Santino.
- ¿Qué?
- ¿Trajiste el auto?
- No, ¿Por qué?
- Porque tenés que ir a tu casa.
- ¿Por qué?
- Porque venís conmigo hoy al boliche.
- ¿Sí?- sonrió y asentí antes de que me abrazase.- Bueno, entonces me voy.
- ¿Ya?
- Uh, enana, hoy vas a ver lo que tu hermano es capaz.
Puse los ojos en blanco, él rió y se fue corriendo de la casa. Yo me quedé sola, viendo una película hasta que consideré la hora oportuna para arreglarme, sabiendo que antes cenaría de vuelta con mi hermano.
Subí, me duché y me cambié por un buzo crop top rojo y unos pantalones cortos ajustados a mí cintura. Terminé de arreglarme dejándome el pelo suelto y maquillándome antes de que llamasen a mí puerta.
Cuando abrí, estaban allá mis amigos con un par de botellas de alcohol que se beberían acá antes de irse al boliche. Minutos después, mientras me ponía los tacones que me trajo Claudia de menos altura que los míos, llamaron de nuevo a la puerta.
Al otro lado estaba mi hermano, que me saludó alegre y pasó para saludar de la misma forma a los demás. Menuda noche nos espera.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora