- Dale, Carlos, llegamos tarde.
- Y bueno, no se va a mover de allá.
Resoplé y él rió subiéndose por fin al auto. Apoyé mis brazos cruzados en la ventanilla bajada y me asomé por allá, cansada por levantarme tan temprano.
- ¿Podés subir eso?
- ¿Por qué?- me giré a verle y estaba concentrado en poner la llave en el contacto.
- Dale, Angie, hace frío fuera.
- Uh, está bien, gil.
Me senté bien y subí la ventanilla antes de cruzarme de vuelta de brazos, mirando hacia el frente mientras él comenzaba a salir del aparcamiento.
- Te levantás malhumorada eh.
- Es mi carácter, nene, o lo comprás o lo dejas.
Le miré y él sonrió mirando a la carretera antes de clavar, por unos cortos segundos, sus ojos en mí.
- Lo compro sin pensarlo.
Aunque estaba enfadada como de costumbre, se me hacía difícil no sonreírle.
Habían pasado un par de días desde aquella noche en el boliche y ya que él conocía a alguno de mis amigos y yo a los suyos nos habíamos unido más. Al día siguiente pasé todo el día a su lado y ayer él se fue a mi casa todo el día.
Se podría decir que éramos más amigos de lo que al principio me imaginaba, pero era inevitable. Desde hace meses que no me sentía bien con un cordobés, ya que los últimos días con mi ex novio eran una tortura. Pero con él, aún siendo amigos, era distinto.
Candela desde que le conoció no paraba de preguntarme por él, como si fuese a decirlo algo distinto. Según ella, éramos pareja en secreto, aunque yo trataba de hacerle que ver que no. Por supuesto, no sabía nada de aquella noche con su hermano.
- ¿Qué pensás?
- Nada, ¿Cuánto queda?
- Acabamos de salir, ¿Te pensás que soy flash?
- Uh, wacho, que rompe bolas.
Resoplé apoyando mi brazo en la puerta y mi cabeza en la ventanilla, cerrando los ojos mientras le oía reír. Definitivamente, era un demonio recién despertada.
Ayer, mientras hablábamos de qué hacer hoy que no teniamos clase, decidimos salir todo el día a una tarde junto en un parque de atracciones.
Yo odiaba las alturas, pero a él le encantaban, así que estaba segura que me tocaría subirme a alguna atracción de ese tipo como me pasaba con mis amigos cuando nadie más quería.
Carlos subió un poco la música de la radio y en minutos ya me había dormido. Hasta que mi celular me despertó.
- ¿Sí?- contesté con mi voz de recién despertada, la que hizo reír a Carlos.
- ¿Angie? ¿Sos vos?
- Sí, ¿Qué pasó?
- Uh, wacha, me re asustaste con esa voz.
- No tengo agua cerca, ¿Vale?- por su voz me di cuenta que estaba hablando con Candela.- ¿Necesitás algo?
- Recién despertada eh.
- Sí, dale, contame ya que quiero volver a dormirme.
- Por ahí habíamos pensado en salir hoy de joda, ¿Te venís?
- ¿Hoy?
- Sí, ¿No qué hoy no tenías clase?
- Y sí, pero estoy fuera de casa.
- Pero si vos no madrugas para nada que no sea para la universidad, pelotuda.
- Hoy sí, bueno, dale, ¿A dónde querían ir?
- De fiesta, Angie, ya te dije. Mauro salía hoy y me preguntó si iba a ir con él y si ibas a ir vos también por si tenía que llevarte a casa de vuelta.- uh dios.
- Eh...no puedo.
- ¿Dónde estás ahora?
- En el auto de Carlos.
- ¿Carlos? ¿Qué pasó, durmieron juntos?
- No, nada que ver, vamos a un parque de atracciones.
- Oh, salida romántica.
- Déjate de joder, Cande, estoy demasiado dormida.
- Bueno, dale, contame cuando vuelvan como termina.
- Sí, ya, que se diviertan.
- Chao.
- Chao.
Terminé la llamada y dejé el celular en la mochila que tenía en mis pies. Sentí como Carlos me miraba de reojo en silencio hasta que se dio cuenta que volvía a dormirme ignorando su mirada. Si le decía algo se reiría por mi malhumor y estando así de dormida era lo último que quería oír.
Llegamos antes de la hora de comer, así que decidimos antes de todo buscar algo de comer. No había mucha gente, tampoco parecía que el tiempo hiciera algún favor al parque para llenarse.
Después de la comida, dimos una vuelta tranquilos, hablando de nuestras cosas ya que hoy no era día de ir de fiesta y menos al estar tan cansada.
Cuando ya parecía que era menos probable vomitar tras salir de una atracción, comenzamos a elegir a dónde ir empezando yo por alguna suave que no me hiciera marearme. Pero llegado su turno tan sólo quería morirme.
- Carlos, ¿Tenías que elegir la atracción con más altura?
- Para empezar fuertes.
- Te odio.
Rió y yo me aferré al seguro del asiento, viendo como él seguía riendo y sonriendo como si nada. Cuando la atracción comenzó, quería irme corriendo a mi casa de lo asustada que estaba.
- ¡Carlos te voy a cagar a piñas cuando vuelva a tocar el suelo!
Grité mientras bajábamos cuando subimos a una gran altura. Él rió y aunque le gritase aquello no pude evitar agarrar su mano del miedo que tenía a la vez que gritaba cerrando mis ojos. Hasta que por fin acabó la tortura.
- Angie, si seguís agarrándome la mano así me vas a romper los dedos.- abrí los ojos y me di cuenta de la fuerza que ejercía en su mano, sonriendo inocente a la vez que la soltaba.
- Por dios, decime qué la próxima no será tan mala.
Dije bajándome mientras él reía, pero no, por suerte no fueron como esa y todo el día fue más tranquilo.
Acabamos como empezamos, dando una pequeña vuelta por el parque antes de subirnos al auto y volver a casa, aunque yo acabé dormida en el asiento con su campera puesta al tener más frío que él.

ESTÁS LEYENDO
Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...